SECRETA BUENOS AIRES
Mirador. La Torre Mihanovich de Arroyo al 800, hoy Hotel Sofitel.
Por Eduardo Parise
Por la fuerza que tuvieron las corrientes de inmigrantes en el
país y en la Ciudad, alguna vez se dijo que los argentinos “descendemos
de los barcos”. Sin olvidar el gran aporte de los pueblos originarios,
se puede decir que eso tiene mucho de real. Recorrer la lista de
apellidos en cualquier lugar de la Argentina sirve de muestra. Claro que
algunos que resaltan más que otros porque salieron del anonimato. Entre
ellos, el de un hombre que había nacido en el entonces Imperio
Austrohúngaro (actual Croacia) en 1828 y murió en Buenos Aires en 1929.
Se llamó Nikola Mihanovic, pero se lo conoce como Nicolás Mihanovich.
Y
si de barcos se trata, se puede decir que Mihanovich fue un pionero.
Había llegado al Río de la Plata en 1860 como tripulante de un navío
inglés. Una década más tarde, y cuando como todo inmigrante ya pensaba
en volver a su tierra (había hecho fortuna con el transporte fluvial en
el Litoral argentino), un compatriota lo convenció para que se quedara
en Buenos Aires. No sólo se convirtió en un importante empresario
naviero (hacia 1910 su empresa llegó a tener 350 naves, entre barcos de
pasajeros, remolcadores, lanchas y cargueros), sino que también su
nombre dejaría impronta en la arquitectura de la Ciudad.
La
primera construcción que llevó su nombre está en Juan Domingo Perón, en
la vereda sur que abarca desde la avenida Leandro Alem hasta la calle 25
de Mayo, en el Bajo. La parte que más se destaca es la que mira hacia
Puerto Madero, donde una torre-faro todavía llama la atención en ese
paisaje urbano tan rico. Con un estilo ecléctico, el edificio tiene diez
pisos y una superficie de 9.000 metros cuadrados. Fue terminado en 1912
y su diseño estuvo a cargo del arquitecto José Marcovich. La
construcción la realizó la empresa Bonneu Ibero, Parodi y Figini. Allí
estuvo la sede de la Compañía Argentina de Navegación “Nicolás
Mihanovich” Limitada.
La otra obra que soñó Mihanovich fue
inaugurada en 1929, cuando el empresario ya había muerto. Está en Retiro
(Arroyo 841) y desde 2002 allí funciona el Hotel Sofitel de Buenos
Aires. Mihanovich encargó su construcción en 1925. Su intención era
tener un rascacielos que sirviera como edificio de renta. Aspiraba a que
fuera el más alto del Buenos Aires de entonces, para superar al Barolo
de la Avenida de Mayo. Y aunque la torre principal tiene 80 metros,
quedó como segundo, porque no lo autorizaron a superar esa altura.
El
imponente edificio tiene tres sectores: dos torres de siete plantas y
la gran torre de 20 pisos, rematada con un mirador y un faro. Dicen que
el empresario lo había pensado así, como un símbolo y para que fuera lo
primero que vieran los pasajeros que llegaban en sus barcos. Cuentan que
su diseño se asemeja al del histórico Mausoleo de Halicarnaso, una
monumental tumba hecha en mármol blanco, que fue una de las Siete
Maravillas del Mundo Antiguo.
El diseño de la construcción en
Retiro estuvo a cargo del estudio de arquitectura formado por Héctor
Calvo (1890-1936), Arnold Jacobs (1892-1974) y Rafael Giménez
(1891-1947), que tuvo una importante producción entre las décadas de
1920 y 1940. Sus trabajos, en especial los realizados en Buenos Aires,
todavía se lucen en distintos barrios porteños. Entre ellos se destaca
su colaboración en el diseño de la impactante sede central del Automóvil
Club Argentino (en Del Libertador y Tagle) o en el magnífico Edificio
Comega, (en Leandro Alem y Corrientes), el primer rascacielos de la
ciudad construido totalmente en hormigón. Mide 88 metros y también fue
el primero en tener aquí ascensores rápidos.
Pero esa es otra historia.
Fuente: clarin.com
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