EMPECINAMIENTO FUNDACIONAL




La segunda. Garay funda Buenos Aires donde hoy está Plaza de Mayo.

Por Miguel Jurado
Editor Adjunto Arq

El sábado pasado, después del partido con los muchachos, Gastón empezó con que la solución de los piquetes era trasladar la Capital. “¿Te das cuenta? si la Presidenta, los ministros y el Congreso no estuvieran acá, no tendría sentido cortar puentes y avenidas porteñas para protestar”, explicaba y volvía a contar el calvario del viernes pasado cuando los piquetes cortaron varios accesos a la ciudad. “Sí, tenés razón –se sumó el Manteca en lo que sería el comienzo de una memorable saga de desaciertos–, habría que mudarla a Viednam como quería Alfonsín”. “¡Viedma, animal, Viedma!”, lo corrigió Nacho con la ternura que lo caracteriza.
“Qué curioso –terció el Gallego–, vos decís eso de mudar el gobierno a otro lado y justo el viernes se cumplieron 25 años de ley que ordenaba el traslado de la Capital a Viedma. Y ojo que todavía está vigente”. Manteca recobró valor y volvió a la carga “Ves, ves. Acá viejo, nadie cumple las leyes. Si la ley dice que hay que mudar la Capital, hay que mudarla y ya”, sentenció. “Pará animalito de Dios, no es cuestión de cambiar la capital de un país porque a vos te molestan los piquetes”, le espetó Nacho, convirtiendo la discusión en su causa personal. “Es más –agregó el Gallego con ese tono doctoral que anticipa su clase de historia– varios proyectos represivos buscaron aislar a las autoridades nacionales de la protesta social. Sin ir más lejos, los milicos tenían la idea de hacer una ciudad gubernamental separada de Buenos Aires frente a Costanera Sur. Por eso que empezaron a rellenar lo que se convirtió en la Reserva Ecológica”. “Sí, sí, lo que digas, el asunto es que acá siempre tenemos excusas y mirá los brasileños, ellos dijeron vamos a hacer una capital y se mandaron Brasilia en medio de la selva”, saltó Gastón.
Tuve ganas de explicarle que Brasilia no está en el medio de la selva sino en el mato , que es otra cosa, pero no sabía por dónde empezar porque, además, la capital del Brasil fue una necesidad geopolítica desde que esa nación existe como tal. Una apuesta estratégica a colonizar el interior de un país sumamente costero. Y también nació como la solución a la rivalidad histórica entre San Pablo y Río de Janeiro. Es más, su existencia estuvo establecida de antemano en la propia constitución brasileña.
Para cuando había organizado mi discurso, el Gallego había empezado su clase magistral y tuve que meter violín en bolsa. “Las capitales no se inventan, nacen, crecen, ejercen su liderazgo con pertinaz determinación. Buenos Aires, por ejemplo: fijate la insistencia en fundar una ciudad en un lugar que no daba más que disgustos y, para colmo, no tenía riquezas naturales. Juan Díaz de Solís descubre el Río de la Plata en 1516 pero se lo almuerzan los guaraníes. Veinte años más tarde, Pedro de Mendoza, enfermo de sífilis, funda Buenos Aires y se muere de regreso a España. Ahora nadie sabe bien dónde fundó su puerto. Algunos dicen que en Parque Lezama, otros en Vuelta de Obligado o en Parque Patricios. Y no faltan los excéntricos que afirman que la primera fundación fue en Escobar, a más de 60 kilómetros del Obelisco; el asunto es que fue un fracaso”.
“Y claro, qué animal –interrumpió el Manteca– ¿Cómo va a fundar Buenos Aires tan lejos de Centro?”. Ahí creí que Nacho lo mataba. Gracias a Dios, el Galle no lo escuchó y siguió: “El caso fue que, al principio, los querandíes se hicieron amigos de los españoles pero después no se los bancaron más y les dieron para que tengan. Al fin, los pocos que quedaron, muertos de hambre, abandonaron la primera Buenos Aires. Pero mirá vos que empecinamiento de la Historia, 44 años más tarde, Juan de Garay vino a refundar la ciudad, primero mató a los indios y puso un poste fundacional el 11 de junio, un día como el lunes, hace 442 años ¿Y sabés qué, Manteca? No va el suertudo de Garay y funda Buenos Aires justo en la Plaza de Mayo ¿No te parece un mensaje del destino como para aceptar que siga siendo la Capital?”.

Fuente: clarin.com

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