FALLECIÓ EL ESCRITOR ARGENTINO HÉCTOR BIANCIOTTI



Fue uno de los más destacados exponentes de la literatura argentina y era miembro de la Academia Francesa de Letras.
Murió en París, solitario y pobre, tras una larga enfermedad.




Inmortal. Una imagen del día que entró a la Academia francesa.


Héctor Bianciotti, uno de los más destacados escritores argentinos y miembro de la Academia Francesa de Letras, murió ayer en París tras una larga enfermedad. 
Parte de una generación de expatriados, Bianciotti era una figura mítica.
Hijo de piamonteses y nacido Córdoba, se crió en la Pampa argentina. Entró al seminario a los 12 años y a los 18 empezó a estudiar francés, confrontando la prosa de Paul Valery con su traducción al español.
Se fue de la Argentina en 1955. Pasó por España e Italia hasta que llegó a Francia en 1961, donde empezó a trabajar en la editorial Gallimard y se volvió periodista literario en Le Nouvel Observateur.
Bianciotti ya soñaba en francés pero seguía escribiendo en español. Hasta que en 1982 recibió la ciudadanía francesa y decidió escribir en francés. En 1983 recibió el Premio al mejor libro extranjero. El amor no es amado y Sin la misericordia de Cristo son algunos de sus títulos más destacados.
Se fue de Argentina en 1955. Pasó por España e Italia hasta que llegó a Francia en 1961. Una vez allí, fue la escritora argentina Elvira Orphée, quien, también de naturaleza nómada, le dejó su cargo en Editorial Gallimard en 1962 cuando se volvió al país. A esa altura, sólo tenía publicado su primer libro de poesía, Salmo en las calles. Publicó sus primeras críticas literarias en el quincenario La Quinzaine littéraire, luego ejerció como periodista literario en Le Nouvel Observateur y finalmente publicó en Le Monde.


Héctor Bianciotti, miembro de la Academia francesa, desde enero de 1996, y el único de los miembros de origen hispánico.

Bianciotti ya soñaba en francés pero seguía escribiendo en español. Hasta que en 1982 recibió la ciudadanía francesa y decidió escribir en ese idioma. La busca del jardín, de 1977, fue la última novela que escribió en su idioma natal, sobre recuerdos de infancia. El escenario es la Pampa gringa, pero la aborda de una manera absolutamente distanciada, lejos de todo localismo. "Es un lenguaje muy poco argentino ya, porque era un expatriado. Eso le da una fuerza muy rara porque es como ver un paisaje por primera vez. Esa es su gran conquista”, dice Leopoldo Brizuela, quien en 1985 le presentó su primera novela, Tejiendo agua, para publicarla en Gallimard. Eso finalmente no sucedió, pero lo recomendó a Tusquets.“Él sentía que su familia había venido acá, él había nacido acá, pero no se sentía argentino, sino francés”, cuenta Brizuela. De ahí su escritura en francés, idioma con el que, con el tiempo, fue logrando una fluidez que en español había perdido.
Como lector, difundió a escritores poco conocidos como Ferdinando Camon, Jean-Baptiste Niel, o Eduardo Berti.
Los desiertos dorados es su primera novela, escrita en 1968. Ritual y El amor no es amado son algunos de sus títulos más destacados. En 1983 recibió el Premio al mejor libro extranjero, el título de oficial de la Legión de Honor y de la Orden del Mérito. Ya había sido galardonado con el Premio Medicis en 1977, concedido a autores poco conocidos, con el que se consagró. En 1985 recibió el Premio Femina por Sin la misericordia de Cristo -su primera obra en francés. En 1993 le otorgaron el Príncipe Pierre de Mónaco y el Premio de la Lengua Francesa en 1994. Como la huella del pájaro en el aire es su última novela, publicada en 1999.  
Como sus personajes -cuentan- Bianciotti no era muy sociable. Hacía ya siete años que padecía Alzheimer. Murió solo, en la miseria y con escasísimos amigos que lo visitaban en un hospital del barrio 15 de París.

FRAGMENTOS DE UNA ENTREVISTA EN CLARÍN, 1997


Roberto Arlt: “Representa el eterno problema de civilización y barbarie que planteó Sarmiento. Es decir que es un hombre que tiene intuiciones y obsesiones muy extraordinarias y que no sabe escribir. Cualquier traducción mejora a Arlt.”

Retrasar la evolución de la lengua:
“Creo, contrariamente a esas teorías de la vanguardia que auspician la destrucción de la sintaxis para poder expresarse, que una de las misiones del escritor es la de retardar la evolución del idioma, porque si se acelera no puede haber literatura. Sería una literatura emocional, que al cabo de la cuarta generación haría imposible la lectura de libros.


Buena porque no es sudamericana:
La literatura del Río de la Plata es muy importante porque no es esencialmente sudamericana como las otras. Actualmente se empobreció mucho porque trabaja según la idea que Europa les creó.

Fuente: clarin.com

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