Jeannette Arata de Erize (1922-2013)
Creadora del Mozarteum Argentino, trajo al país a grandes figuras internacionales y ayudó a la formación de jóvenes artistas.
Por Hugo Beccacece
Ayer, a las 6 de la mañana, murió la presidenta fundadora honoraria del Mozarteum Argentino. Jeannette Arata de Erize fue una de las principales animadoras de la vida cultural argentina en la segunda mitad del siglo XX y, sin duda, la personalidad que más contribuyó en ese período a la difusión de la música clásica en todo el país.
Ayer, a las 6 de la mañana, murió la presidenta fundadora honoraria del Mozarteum Argentino. Jeannette Arata de Erize fue una de las principales animadoras de la vida cultural argentina en la segunda mitad del siglo XX y, sin duda, la personalidad que más contribuyó en ese período a la difusión de la música clásica en todo el país.
Había nacido el 30 de junio de 1922. Su padre era el
cirujano Luis Arata y su madre, Valentine Ruftz de Lavinson,
descendiente de una noble familia francesa, tenía un salón literario
musical y escribía poesía. A los 19 años, Jeannette se casó con el
abogado Francisco de Erize (Pancho). Con él tuvo dos hijos, Francisco
(Francis) y Luis Alberto. La joven hermosa, sensible y delicada demostró
tener una notable fortaleza y un sentido práctico insospechado.
Acompañaba a su esposo al campo familiar y se ocupaba con destreza de
tareas rurales. Era capaz de tomar víboras con la mano o de aplastarlas
con sus botas sin ningún temor.
A principios de la década de 1950, Jeannette y Pancho
de Erize formaban parte de un grupo de admiradores de Mozart que se
reunían en casas para escuchar las obras del compositor austríaco y
estudiarlas. Al frente de ese puñado de amigos estaba Cirilo Grassi
Díaz. Ése fue el comienzo informal del Mozarteum. Grassi Díaz, un hombre
muy perceptivo, se dio cuenta de inmediato de que había en Jeannette
una mánager formidable y le propuso que se convirtiera en la presidenta
de la incipiente institución. Ella aceptó.
A los 34 años, Jeannette era una mujer de una belleza
luminosa. Todo el mundo quería estar a su lado porque irradiaba energía,
firmeza y la gracia de una modelo de Watteau. Sabía cuándo correr
riesgos y jamás desaprovechaba una oportunidad. Estaba llena de ideas y
siempre encontraba el camino para realizarlas. Como en los años
iniciales había otras asociaciones musicales, Jeannette buscó un rasgo
distintivo para el Mozarteum. Organizó conciertos en los museos a los
que, con frecuencia, les seguían fiestas. El público más selecto y
exigente de Buenos Aires competía por estar en esos acontecimientos.
En 1960, se produjo un gran cambio. Un empresario
argentino quiso traer a Igor Stravinsky para dar un concierto de
orquesta en el Colón, pero a último momento no consiguió reunir el
dinero necesario. Por casualidad, se encontró en la calle con Jeannette y
le contó lo que pasaba. Ella le pidió 48 horas. En ese lapso, obtuvo la
suma requerida e incluyó la velada Stravinsky en la temporada de la
institución.
A esas alturas, ya había entablado relaciones de
amistad con grandes intérpretes del momento. Los miembros del Quinteto
Chigiano la pusieron en contacto con muchos artistas y con la Accademia
Chigiana, en Siena. Jeannette y su principal colaboradora, Beatriz
Crouzel, viajaron allí y se les ocurrió que los músicos argentinos
podían ir a perfeccionarse a la Accademia con maestros como Pablo
Casals, Alfred Cortot y Benedetto Michelangeli. A partir de ese momento,
el Mozarteum tendió un puente entre culturas. El nombre de la
institución y el de su presidenta se convirtieron en la llave que abría
las puertas del mundo musical europeo y de Estados Unidos.
Jeannette tenía una meta: hacer escuchar la mejor
música por los mejores intérpretes a la mayor cantidad de público, sin
distinciones de clase. Para eso, se convirtió en una habilísima fund raiser
que se valía de sus contactos y de su magnetismo personal, del que era
consciente, pero del que no se ufanaba ("Es un don que recibí. No tengo
ningún mérito. Soy un medio") para conseguir patrocinios y auspicios.
Así pudo abrir el abono de Música para la Juventud, que les permite a
los jóvenes concurrir a los ciclos del Mozarteum por una suma irrisoria.
Pero la actividad que más la enorgullecía era la de los Conciertos del
Mediodía, gratuitos, y que se siguen celebrando. En la crisis de 2001,
Jeannette expresó con claridad qué era prioritario: "Lo único que no
quiero que desaparezca son los Conciertos del Mediodía. La música es
para todos. El Mozarteum es servicio".
En 1965, la presidenta del Mozarteum logró adquirir un
atelier en la Cité Internationale des Arts, en París. Es la única
institución privada que obtuvo ese privilegio (los otros, corresponden a
países). Esa excepción fue el resultado de las voluntades combinadas de
Victoria Ocampo y de André Malraux, al que Jeannette había conocido en
1959. Gracias a ese acuerdo, todos los años seis personalidades de la
cultura pueden hospedarse allí.
A partir de la década de 1970, la incorporación de
Gisela Timmermann, actual directora ejecutiva del Mozarteum, fue una
ayuda invalorable para la presidenta. Las dos trabajaron juntas en la
realización de algunos de los hechos más destacados en la difusión
masiva de la música clásica como el primer concierto al aire libre de
ese género en la avenida 9 de Julio. Era 1987 y actuó la Filarmónica de
Nueva York, dirigida por Zubin Mehta. Al año siguiente, organizaron un
concierto similar con la Orquesta Nacional de Francia, dirigida por
Lorin Maazel. La lista de los intérpretes de música clásica,
contemporánea, jazz, danza que han participado en los abonos del
Mozarteum coincide casi nombre por nombre con el Olimpo musical del
último medio siglo.
La creación de filiales del Mozarteum en el interior
extendió su influencia a todo el país; al mismo tiempo, los cursos de
perfeccionamiento y las becas han permitido que los jóvenes artistas
llegaran a Buenos Aires y viajaran al exterior. Era lo que la presidenta
de la entidad había soñado.
Jeannette Arata de Erize recibió múltiples
condecoraciones internacionales: Oficial de la Legión de Honor de
Francia; Orden al Mérito de Oro, de Austria; Comendador de la Orden del
Mérito, de Italia, y Orden al Mérito de Oro, de Alemania, entre otras.
En los últimos años, Jeannette sintetizaba su
trayectoria en una frase, acompañada por una sonrisa pícara que
terminaba en una expresión seria: "En la vida, hay dos cosas
importantes: saludar y agradecer". Gracias por siempre, Jeannette. El
sepelio se realizará hoy, a las 15, en Parque Memorial.
Fuente: lanacion.com
Fuente: lanacion.com
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