BUSCAN RECUPERAR EL PABELLÓN DEL CENTENARIO,
TESTIMONIO DE LA CELEBRACIÓN DE 1910

 Queda en Bullrich y Cerviño, detrás de un hipermercado. Está deteriorado y
 sin acceso desde la calle. Avanza una ley para restaurarlo y abrirlo al público.


    El Pabellon del Centenario, ubicado detrás del estacionamiento de Jumbo de avenida Bullrich. Invisible a los ojos de los porteños.
    Foto: Mario Quinteros.



El Pabellón del Centenario es
 el único edificio de los 35 que se construyeron para los festejos de los 100 años de la Revolución de Mayo que aún "sigue en pie". En realidad, esa es sólo una manera decir, ya que está tan deteriorado y presenta un estado tan avanzado de abandono que peligra su estabilidad.

Desde el año pasado, en el marco de la venta futura de los terrenos en los que está ubicado, se lanzó un plan para restaurarlo y que pueda ser visitado por vecinos y turistas. 
¿Dónde está exactamente esa joya edilicia? A tan solo dos cuadras de la avenida Libertador, muy cerca del cruce entre las avenidas Santa Fe y Juan B. Justo. Un lugar muy transitado, sin embargo no está a la vista. Es que el edificio hoy está situado en el mismo predio de Jumbo- Easy, más precisamente detrás del estacionamiento del hipermercado, oculto, pegado a la rampa de acceso de camiones de abastecimiento e invisible para los porteños.
Hoy, para verlo, hay que subir a la terraza del hipermercado, llegar hasta el fondo y mirar hacia la izquierda. Y allí aparece esta joya que ya no luce como lo que era. Su estado actual es casi una ruina.
Según datos de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, el globo terráqueo y las piezas escultóricas, dos elementos que lo distinguieron, ya no existen. Sus muros están llenos de grietas de donde emergen arbustos. Muchos de sus vidrios están rotos, se cayeron revoques y cielorrasos. Las columnas están agujereadas y los pisos de madera prácticamente no existen.

    El Pabellon del Centenario, ubicado detrás del estacionamiento de Jumbo de avenida Bullrich. Invisible a los
    ojos de los porteños. Foto: Mario Quinteros.

Todo el polígono son 4,4 hectáreas que hoy cuentan con gran accesibilidad al transporte público. Además, con el tiempo, la zona mutó de un área aislada a un barrio totalmente urbanizado. Desde hace dos décadas, en el predio funcionan supermercados de la firma Cencosud y el Pabellón quedó perdido y abandonado.
Un proyecto de ley presentado el año pasado en la Legislatura porteña y aprobado en primera lectura, planea recuperar el edificio para salvarlo, conservarlo y abrirlo al público con actividades culturales. 
Hace menos de un mes se realizó una audiencia pública por la venta de los terrenos y la recuperación del pabellón, y pronto el proyecto regresará al recinto para su aprobación final.
Cuando eso suceda, el Gobierno pondrá manos a la obra también pararevalorizar la zona y mejorar el espacio público. Eso implica que el predio tendrá, en el futuro, un 65 % del lugar destinado a áreas verdes, y un 35 % para la construcción de edificios que no superen los nueve pisos.

A través de un acuerdo técnico jurídico entre la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) y la Ciudad, se busca que lo nuevo que se emprenda allí acompañe el desarrollo del proyecto deuna Ciudad más sustentable.

Es el único edificio que sobrevivió de los 35 que se construyeron para los festejos del Centenario. Foto: Mario Quinteros.


En cuanto al Pabellón, un relevamiento histórico y barrial que hizo el ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte a través del área de Antropología Urbana indica que los terrenos son propiedad del Estado Nacional y la concesión de Cencosud, que lleva ya más de dos décadas, vence el año que viene.
Entre los términos de dicha concesión se estipulaba que la empresa debía restaurar el Pabellón del Centenario, pero esto no fue así. 

La última obra en el edificio fue en 1996, aunque sólo en su fachada. Para los festejos del Bicentenario, en 2010, se lo declaró Monumento Histórico Nacional. Hacia esa fecha ya se había perdido la parte superior abovedada de su cúpula.
En la actualidad, el interior es inaccesible, por lo que solo hay fotos desde afuera. Tampoco es posible circular por toda la fachada, sino solo uno de sus frentes. Mientras tanto y a casi 120 años de su creación, el Pabellón del Centenario espera que una ley lo libere de su escondite.

Fuente: clarin.com

A 100 AÑOS DEL PALACIO PEREDA


       La mansión de una de las cuatro familias más poderosas del país
       que se vendió por hierro brasileño.


Miguel Jurado
En unos meses se cumplirán 100 años del comienzo de la construcción de la actual Embajada de Brasil, un “palacete francés” que reluce en la aristocrática esquina porteña de Cerrito y Arroyo. El edificio nació como residencia familiar gracias a la voluntad y a la billetera de Celedonio Pereda y Pereda, médico y terrateniente argentino, pero sobre todo, un hábil negociador.
En 1919, Celedonio se ilusionó con construir una residencia a la altura del prestigio de su linaje. Este Pereda era la cabeza de una de las cuatro familias más poderosas del país, toda una proeza lograda debido a la capacidad de sus ancestros para conseguir tierras. Para esa época, habían alcanzado 122 mil hectáreas del mejor campo a través de sucesivas alianzas matrimoniales, y aprovechando los beneficios que le deparó la Conquista del Desierto a la naciente oligarquía doméstica. Los Pereda supieron cómo triplicar el patrimonio familiar a partir de las 76 mil hectáreas que ya habían conseguido (vaya a saber uno cómo) en época de Rosas.
Como vemos, el dinero no era problema para Celedonio. Para él, como para los grandes terratenientes argentinos, el desafío era convertir ese oro en bronce. Para eso, y como en sus viajes por Europa, Pereda había quedado deslumbrado con las mansiones francesas. Compró el terreno en el que hoy se yergue la Embajada y contrató al arquitecto Louis Martin con la consigna de hacer una casa igualita al museo Jacquemart André, de París, y que tuviera una escalera, del primer piso al jardín, idéntica a la “escalier en fer a cheval” del castillo de Fontainebleau. Parecía fácil, pero apenas el arquitecto se puso a hacer los planos se dio cuenta de que todo no entraba en el terreno de los Pereda-Girado.
El Museo Jacquemart André había sido construido 25 años antes como residencia en lo que era el recién inaugurado Boulevard Haussmann. Se trataba de un palacio con enormes perspectivas desde la gran avenida y desde sus extensos jardines. Ni qué hablar de las escaleras en herradura del castillo Fontainebleau, que eran monumentales.
Louis Martin trató de explicarle a Celedonio y a su mujer que no había espacio para tanta cosa, pero cuando los Pereda vieron que ni la escalera del Jacquemart se reproducía con la grandeza pedida, cambiaron de arquitecto.
Hay que entender que esta familia tenía motivos para estar ansiosa, la mayoría de sus compañeros de oligarquía estrenaban mansiones y ellos estaban en veremos. A pocos metros de su terreno, los Ortiz-Basualdo avanzaban con su fabuloso palacio (hoy, embajada de Francia), los Errázuriz-Alvear ya casi terminaban su caserón en Avenida del Libertador (hoy, Museo de Arte Decorativo), los Anchorena se pavoneaban en Plaza San Martín con una bruta mansión (hoy, Palacio San Martín) y a pocas cuadras, sobre la actual Avenida Alvear, ya deslumbraban la Residencia Maguire y la de Fernández de Anchorena (hoy, sede de la Nunciatura). Para peor, habiendo empezado casi al mismo tiempo, sus amigos Álzaga Unzue-Peña casi terminaban la residencia que hoy es parte del hotel Four Seasons.
Cansado de sus desencuentros con el arquitecto Martin, Celedonio Pereda contrató a Julio Dormal, un belga que había metido la mano los finales del Teatro Colón. No se sabe cómo, pero Dormal convenció a los Pereda de que milagros no se podían hacer. Así y todo, el Palacio no tendrá el enorme frente del museo parisino ni la tremebunda escalinata del Fontainebleau, pero sus cuatro mil metros cuadrados, sus 50 habitaciones y tres pisos y medio lucen majestuosos.
Claro que la construcción llevó 17 años, en los que los Pereda tomaron nota de que los tiempos estaban cambiando.
El crack del año 1929 hizo difícil mantener las grandes mansiones y la oligarquía nacional comenzó a venderlas, primero al Estado nacional, que ellos manejaban, y después a embajadas, cuando no las demolían para construir edificios de renta.
Los Pereda terminaron su palacio en 1936 y dos años más tarde recibieron al presidente brasileño Getulio Vargas, que quedó fascinado con la mansión. En 1945, vendieron la joya familiar a los brasileños a cambio de cuatro mil toneladas de hierro y el edificio que hasta entonces usaban de embajada.
Después de haber convertido el oro en bronce, los Pereda entendieron que era momento de cambiarlo por otro metal que, en plena Segunda Guerra Mundial, valía como el oro.
Negocios son negocios.

Fuente: clarin.com

QUÉ ES EL "VETTING", EL EXHAUSTIVO PROCESO PARA EVALUAR
LAS OBRAS DE ARTE QUE SE VENDEN EN UNA GRAN FERIA DE ARTE


Así se conoce al procedimiento que investiga la autenticidad, la calidad y el estado de conservación de las piezas de gran valor, siempre posibles objetos de falsificación, robo o tráfico. En esta entrevista con Infobae Cultura, el presidente de TEFAF, la gran feria de arte y antigüedades que abrirá sus puertas el 16 de marzo en Holanda, explica cómo operan los diferentes comités de "vetting" y cuáles son los instrumentos con los que trabajan los expertos.
La evaluación se hace dos días antes de la inauguración de la feria
      La evaluación se hace dos días antes de la inauguración de la feriaHinde Pomeraniec
La cita será el próximo mes, en Holanda. Allí, como todos los años, los más refinados coleccionistas de arte tendrán su cita con las obras y las piezas de colección más exquisitas del mundo que se encuentran a la venta. Son 7000 años de arte en un arco que reúne máscaras antiguas, piezas mínimas de porcelana, pinturas de todos los tiempos y movimientos, mobiliario, arte en papel y joyería: los registros más antiguos y lo más cotizado de la contemporaneidad serán exhibidos en la edición anual de la feria TEFAF en el Palacio de Exposiciones y Congresos MECC de Maastricht, su ciudad de origen -en la actualidad hay dos ediciones más que se llevan a cabo en Nueva York- entre el 16 y el 24 de marzo.
Con la incorporación de 38 nuevos expositores, la feria contará este año con 227 espacios de diversos países del mundo que exhibirán sus obras luego de un intenso trabajo primero de selección de galeristas y, luego, de investigación de cada una de las piezas que se exponen para la venta. En TEFAF, el trabajo de vetting (evaluación e investigación, en inglés), como se conoce el procedimiento de exhaustiva verificación de autenticidad, calidad y estado de conservación de las obras, es una de las características más destacadas año a año, en el contexto de un mercado de objetos de gran valor y, por lo tanto, tradicionalmente ligado a delitos y crímenes como la falsificación, el robo y el tráfico de diferente calibre.
Infobae Cultura entrevistó por mail al presidente de TEFAF, Nanne Dekking, quien amablemente aceptó responder este cuestionario para dar detalles este proceso de verificación que se lleva adelante por medio de comités de expertos internacionales, cuando las obras ya están colgadas o exhibidas, dos días antes de que abran las puertas de la feria, lo que no impide que las obras sean retiradas si los resultados de la investigación no son satisfactorios.



-¿Cuándo y por qué decidieron poner en marcha un comité de vetting o fiscalización de obras?
-El vetting es uno de los principales pilares del éxito de TEFAF en Maastricht. El juicio sobre la calidad de las obras de arte ya estuvo presente desde el momento de la fundación de TEFAF, en 1988, luego de la fusión entre las dos ferias existentes entonces: Pictura y De Antiquairs International. La colaboración entre historiadores del arte y galeristas en comités independientes de vetting fue el gran éxito de TEFAF porque generó y aún genera confianza para comprar arte. Todos los objetos y obras que se presentan en la Feria son juzgados por expertos, tanto desde el punto de vista de su calidad como de su estado de conservación y autenticidad. Combinando el conocimiento de historiadores, restauradores, académicos, expertos y galeristas, se creó una plataforma independiente que verifica la calidad del arte. Con el paso de los años, el vetting de TEFAF se fue profesionalizando cada vez más, estableciendo los más altos estándares en el mercado del arte, que aún seguimos perfeccionando año a año. TEFAF tiene los más estrictos procedimientos de vetting en la feria misma, con un comité global de vetting compuesto por especialistas internacionales de arte que son seleccionados en base a su integridad, independencia, experiencia y pericia, como está especificado en nuestras normas. Luego de una revisión de nuestras prácticas, específicamente las de buena gobernanza y evaluación de costos, TEFAF recomendó que los comités de vetting deberían estar conformados por expertos con el menor interés comercial posible dentro del mercado del arte. Este año, por primera vez, marchands, galeristas y el personal de las casas de subastas no participarán del comité como miembros con voto. No reconocer la vasta experiencia en la comunidad del comercio del arte sería un error, pero para evitar cualquier conflicto de intereses, los dealers solo pueden ser miembros del comité de vetting sin voto. Con estas nuevas reglas para TEFAF Maastricht, tendremos una misma política para todo el mundo, dado que estas reglas ya se aplican en el caso de las dos TEFAF de Nueva York.
Nanne Dekking, presidente de TEFAF, quien respondió un cuestionario por escrito a Infobae
  Nanne Dekking, presidente de TEFAF, quien respondió un cuestionario por escrito a Infobae


.¿La decisión de imponer estas prácticas tan exhaustivas está relacionada con las diferentes medidas de regulación que se están tomando para terminar con el lavado de activos o solo se propuso transparentar las prácticas del mundo del arte?
-El vetting fue y es para TEFAF una herramienta muy importante para poner el foco en la calidad del arte que se ofrece. La independencia de los comités de vetting crea un ambiente ideal para compradores que quieren invertir en los más altos segmentos del mercado. Es debido al vetting que TEFAF es el lugar en donde usted puede comprar arte y piezas de colección con confianza. Este foco en la calidad, la autenticidad y las buenas condiciones de las piezas ha convertido a TEFAF en lo que es hoy en día. La sociedad interconectada de hoy tiene un impacto en el vettingy la transparencia es muy importante en nuestro tiempo. Para asegurar que los más altos estándares de calidad se mantengan y en interés de la transparencia, se espera que todos los expositores que participen de alguna de las ferias organizadas por TEFAF lleven adelante sus propias investigaciones antes de poner las obras a la venta en la feria.
Nuestras normas de vetting les son comunicadas a todos los galeristas cuando solicitan participar. Estos son los requerimientos:
Todos los objetos deben venir etiquetados y las etiquetas deben contener la información correcta y completa. Todas las obras y objetos deben ser listados y las listas deben estar accesibles en el stand. El máximo posible de verificación de procedencia y reseña de la obra debe estar accesible. Todo expositor de TEFAF debe chequear cada objeto que está en exhibición en la mayor base de datos de obras perdidas y robadas que es el Art Loss Register, que incluye la base de datos de Interpol y también en las listas de ICOM Red. No están permitidas las restauraciones y/o reemplazos usando materiales del anexo de CITES (Convención sobre Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora en Peligro), lo que incluye marfil, caparazón de tortuga y palisandro.
-¿Cómo fue recibida esta medida por el mundo del arte? ¿Hubo galerías que decidieron retirarse por esto?
-Los más grandes estándares en el mercado son aceptados por todos los participantes: el sistema es muy estricto, pero a la vez útil para todos. Las obras de arte reconocidas por los comités de vetting de TEFAF tienen "calidad de TEFAF". Hay galeristas que sostienen que las obras de arte que han pasado por el vetting de TEFAF cuentan con su sello de calidad.


¿Cómo está compuesto el comité? ¿Quién decide el ingreso de los miembros y cuál es el sistema de selección?


-TEFAF tiene 28 comités de vetting con 182 miembros, incluídos 10 expertos del equipo de investigación y apoyo. Hay un comité directivo integrado por cuatro miembros -Peter Kerber, Christophe de Quénetain, Paul Smeets y Christophe Van de Weghe- y dos miembros independientes: el Dr. Robert van Langh, jefe de conservación e investigación científica del Rijksmuseum, de Amsterdam y Carol Eliel, curadora de arte moderno en el LACMA (Los Angeles). El jefe de todos los comités de vetting es Wim Pijbes, ex director del Rijksmuseum. Hay una estrecha colaboración entre los voceros de todos los comités y cuando se necesita un experto en determinada área, se ocupan de buscar el mejor candidato independiente. La palabra final siempre la tiene el comité directivo.
-¿Cómo es el funcionamiento de los comités? ¿En qué momento de la feria operan?
-Durante los dos días previos a la inauguración de TEFAF Maastricht, los comités de vetting compuestos por académicos, curadores, conservadores e investigadores independientes inician un examen meticuloso de cada pieza en exhibición. Ningún expositor ni tampoco sus representantes son admitidos en el pabellón de exhibición durante el vetting, o sea que los miembros del comité pueden expresar sus opiniones libremente y la completa imparcialidad está asegurada. No se acepta información adicional a las piezas a menos que haya sido aprobada por el comité correspondiente. Todos los expositores deben atenerse a las decisiones de los comités.
Una imagen de la edición 2018 de TEFAF Maastricht
   Una imagen de la edición 2018 de TEFAF Maastricht

-¿Hay nuevas técnicas para detectar falsificaciones? ¿La tecnología ayuda a armar bases de datos con obras robadas? ¿Están disminuyendo el robo y la falsificación?
-El Equipo de investigación científica (SRT son sus siglas en inglés) forma parte de los comités de vetting. Ellos proveen instrumentos portátiles que pueden ser empleados rápida y directamente in situ en las ferias de TEFAF. Los métodos de análisis que proveen van desde diversas formas de microscopios hasta espectrometría a través de rayos X (estudios de la materia a través de sonidos, luz o partículas). Durante el proceso de vetting, el SRT provee su experiencia en diferentes métodos de análisis para investigar los materiales de una obra de arte. El equipo investiga objetos individuales a pedido del comité de vetting, pero es responsabilidad de los galeristas hacer una investigación en profundidad. Las técnicas y los instrumentos disponibles en la feria pueden aportar información sobre el objeto que necesita ser interpretada como resultado científico y relacionada con información sobre arte o antigüedad histórica, como métodos científicos o de producción conocidos. Adicionalmente, para ser investigados en cuanto a su autenticidad, atribución y estado, las exhibiciones de las ferias TEFAF son contrastadas con el Art Loss Register, una base de datos de 500 mil objetos que han sido sujetos a reclamo. El ALR incluye ítems reportados como perdidos o robados, que están en medio de disputas o son sujetos de gravámenes y otros asuntos de ese tenor. Cualquier objeto que se encuentre en la feria y sea sujeto de un reclamo es inmediatamente retirado.
-¿Desde que se puso en marcha, hubo resultados concretos? ¿Puede contar ejemplos aunque sea sin dar nombres?
-Las normas de vetting son publicadas antes de que comience el procedimiento de selección de los participantes. El vetting podría compararse con un tamiz, un filtro: las obras de arte son evaluadas como para estar seguros de que cumplen con el estándar de calidad de TEFAF. Aquellas que no cumplen con estos estándares son retiradas, algo que ocurre en todas las ferias. Es la única forma de mantener nuestra posición de liderazgo en todo el mundo.


Fuente; infobae.com













RÉCORD PARA UN DIBUJO DE RUBENS:
SE SUBASTÓ EN 8,2 MILLONES DE DÓLARES




A más de tres siglos de la muerte de Pedro Pablo Rubens (1577-1640), y en un año consagrado a los homenajes por las efemérides de varios "antiguos maestros", un dibujo del artista germano marcó hoy un récord en subastas al venderse en Sotheby's de Nueva York por 8,2 millones de dólares. El precio escaló rápidamente como consecuencia de una intensa disputa entre dos interesados, cuya identidad no fue revelada.
El Estudio de hombre desnudo con brazos en alto (1608) , uno de los dibujos más importantes de Rubens en salir al mercado en más de cincuenta años, superó así con creces el precio estimado de venta, promediado en tres millones de dólares. El récord anterior para un dibujo de Rubens, obtenido en 2014, había sido de 5,5 millones de dólares.


Fuente: lanacion.com