Presión sobre la Casa Blanca / Crece la amenaza del terrorismo
Luego de una serie de ejecuciones en masa, EI se ocupó de las necesidades de la gente
Por Anne Barnard y Hwaida Saad / The New York Times
BEIRUT.- La semana pasada, no bien ocuparon la ciudad siria de Palmira, los milicianos de Estado Islámico (EI)
se entregaron a un raid de ejecuciones sumarias en masa, dejando a su
paso, tendidos en las calles, los cadáveres de sus víctimas, incluidas
decenas de soldados del gobierno.
Y a partir de ese momento, según
los residentes de Palmira, los insurgentes empezaron a actuar como
funcionarios municipales: repararon la central eléctrica, pusieron en
funcionamiento las bombas de agua, mantuvieron reuniones con los
dirigentes locales, abrieron la única panadería de la ciudad y empezaron
a repartir pan gratis. Plantaron bandera en lo más alto de las
históricas y antiguas ruinas, y no se dedicaron a destruirlas y
saquearlas, como hicieron en otros sitios arqueológicos que ocuparon. A
continuación, llegaron los ataques aéreos del gobierno sirio, que se
cobraron la vida de varios civiles y le dieron a EI una invaluable ayuda
política: en el lapso de unos pocos días, el blanco de la furia y el
miedo de muchos residentes dejaron de ser los milicianos que estaban en
tierra y pasaron a ser los aviones que atacaban desde el aire. En
Palmira, EI parece estar instalándose en el poder con una serie de pasos
que ha perfeccionado a lo largo de dos años de acumular territorios en
Irak y Siria. Pero Palmira representa un nuevo giro: se trata de
la primera ciudad de Siria que el grupo le arrebata al gobierno, y no a
los rebeldes insurgentes. En Raqqa, más al Norte, y también en Irak, el
grupo se movió con rapidez y sin miramientos, como si no encontrara
rivales a su paso. La estrategia de EI alterna entre aterrorizar a
los habitantes e intentar seducirlos. Ocupa las instituciones y busca
cooptar a los opositores al gobierno, presentándose como defensor del
pueblo, o al menos de los sunnitas, contra la opresión de las
autoridades nacionales. Esa estrategia les ha servido para
atrincherarse en ciudades como Raqqa, en Siria, y Mosul, en Irak, y
ahora la están usando en Palmira. La toma de Palmira fue relatada
telefónicamente o por mensajes de texto por media docena de habitantes
de la ciudad, incluidos seguidores y opositores al gobierno central.
Todos ellos pidieron no ser identificados por su nombre completo, para
evitar las represalias, tanto de parte del gobierno como de EI. Casi
todos afirman sentirse atrapados entre las amenazas de más ataques
aéreos del gobierno y las decapitaciones y matanzas de EI. El
miércoles pasado, por ejemplo, varios vecinos informaron que EI había
matado a 20 soldados del ejército en un antiguo anfiteatro. Otros
recordaron haber visto a soldados que eran quemados vivos o decapitados
por los milicianos. "Masacraron a muchos", dijo en referencia a EI
el propietario de un café, que de inmediato cambió de tema y empezó a
culpar a los ataques aéreos del gobierno de la muerte de varios de sus
amigos. "Sólo Dios sabe qué están bombardeando. ¡Es aterrador!",
exclamó. Varios se manifestaron sorprendidos de que hasta el
momento los abusos de EI no hayan sido más cruentos, pero al mismo
tiempo los preocupa que la agrupación esté refrenando su brutalidad sólo
para concitar apoyos. "Están tratando a los habitantes de Palmira
como si hubieran sido escudos humanos cautivos del régimen de Damasco",
dijo un oriundo de Palmira que abandonó Siria y que recibe a diario
noticias de sus familiares que quedaron en la ciudad. El hombre,
que pidió no ser identificado, dijo que el mensaje del grupo para todos,
excepto para los combatientes progubernamentales, parecía ser el
siguiente: "No tenemos nada que ver con ustedes. Sabemos que están
sometidos a este régimen y que nadie los ayudó". Pero en Palmira,
donde la reducida insurgencia local contra el gobierno fue aplastada en
2012, no existe un rival armado antigobierno. Tal vez, sintiéndose menos
amenazados, EI no atacó inmediatamente a los activistas que se oponen
tanto a ellos como al gobierno de Damasco.
Picasso solía regalar dibujos, pero, astutamente, no siempre los firmaba. Foto: AFP
Por Luisa Corradini
"La vida y el trabajo de Pablo Picasso están unidos a la historia del siglo XX. Yo no sé quién es el mejor pintor de nuestro tiempo. Pero sé que,
con sus cambios brutales y asombrosos, su pintura es la pintura de nuestro tiempo", dijo Octavio Paz, en vida del pintor. Lo que el Nobel de Literatura mexicano no podía saber en ese momento es que, con el tiempo, Picasso terminaría siendo el artista más prolífico y más caro de todos los tiempos, motivo de enconados odios familiares, víctima de
copistas y estafadores de toda laya.
Como tantas veces en el
pasado, la herencia de Picasso volvió a ocupar los titulares hace
escasas semanas. Tres meses después del proceso y la condena de su ex
electricista, acusado de haber robado centenares de sus obras, la
policía francesa abrió una nueva investigación y detuvo a un marchand d'art,
tras una denuncia formulada por Catherine Hutin-Blay, hijastra del
genio español. Hija de Jacqueline Roque, segunda esposa de Pablo
Picasso, Catherine Hutin-Blay radicó esa denuncia en marzo, después de
constatar que ciertas telas que le pertenecen habían aparecido en el
mercado. Algunas figuraban en fotos de la colección del magnate ruso
Dimitri Rybolovlev, presidente del club de fútbol AS Mónaco.
Como muchos herederos de obras de arte, Catherine Hutin-Blay había confiado esos cuadros al marchand Olivier
Thomas para ser transportados desde el sur de Francia y depositados en
cofres de seguridad en la región parisina. Respondiendo a la denuncia,
el tribunal de París abrió el 23 de marzo una información judicial por
"robo", "complicidad de robo" y "estafa".
El 13 de mayo, después
de allanar la sociedad de transportes y conservación de obras Art
Transit International en la capital francesa, los investigadores
detuvieron y trasladaron a su gerente, Olivier Thomas, a los locales de
la brigada de represión de la alta delincuencia (BRB, por sus siglas en
francés) de la policía judicial de París. Poco después, Thomas fue
dejado en libertad, pero la investigación sigue su curso.
Dos días antes de esa operación policial, Picasso se había transformado en el pintor más caro del planeta en Nueva York. Las mujeres de Argel (versión
0), una obra pintada en 1955, fue adjudicada por 179,4 millones de
dólares a un comprador desconocido. Esa cifra representa un récord
absoluto en la historia de la venta de cuadros. "Es una obra de arte del
nivel del Guernica o de las Señoritas de Aviñón, había
afirmado antes de la venta Loïc Gouzer, vicepresidente de Christie's.
Según la casa de subastas, también se trataba de uno de los últimos
grandes Picasso que aún quedaban en poder de un coleccionista privado. Las mujeres de Argel había sido vendido también por Christie's en 1997 por 32 millones de dólares.
Los
expertos de la venta habían estimado en 140 millones de dólares esa
tela de 1 m x 1,46 m, que representa una escena en un harén. Aunque el
precio de base fue fijado en 100 millones, el teléfono se encargó de
propulsar las ofertas hasta los 160 millones. Finalmente, integrando el
12% de comisión cobrado por Christie's, la venta final fue cerrada en la
astronómica suma de 179,4 millones de dólares.
Foto: GZA GALERÍA WITCOMB
Esa
subasta dio un relieve especial a la extraña malversación de cuadros de
Catherine Hutin. Ni David Bitton, el abogado suizo del sospechado
Olivier Thomas, ni Catherine Hutin-Blay o sus representantes aceptaron
hablar con LA NACION sobre el caso.
"Por un lado, existe el
secreto del sumario. Por el otro, en este tipo de investigaciones lo
fundamental es la confidencialidad y la paciencia", afirmó una fuente
allegada a la investigación. "Todo aquel que se mueva por otra razón en
el mundo del arte sabe que la única manera de recuperar un cuadro robado
es actuar en el más absoluto secreto", agrega.
Los herederos de
Picasso lo saben mejor que nadie. Las obras del genio de la pintura son
objeto de todas las codicias. Y son muchos quienes no dudan en robarlas,
copiarlas o falsificarlas. "Aunque sea difícil de creer, en París hay
un especialista mundial capaz de desdoblar una hoja en dos", confió a LA
NACION un investigador de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico
de Bienes Culturales (OCBC).El falsificador que la OCBC intenta pescar
con las manos en la masa es "una persona, muy conocida por los expertos,
que ha desdoblado varios Picasso". A partir de un dibujo, el orfebre
produce una obra idéntica, cortando el espesor del soporte por la mitad,
probablemente con láser.
Foto: GZA GALERÍA WITCOMB
"Esas
nuevas obras obtienen certificados de autenticidad y salen a la venta",
continuó. Para el vendedor, es pura ganancia: son dos obras a partir de
una. "Es una hazaña, pero existe. Y sí, es escandaloso. Es una
auténtica violación de la obra", comentó, por su parte, la Picasso
Administration. "¿Cuántos de esos desdoblamientos existen en el mercado?
Imposible de decir", aseguran en el organismo que representa a los
herederos del genio.
La herencia, fabulosa y codiciada
Al
morir a los 91 años, el 8 de abril de 1973 en su casa de Mougins, en la
Provenza francesa, Pablo Picasso no dejó ningún testamento. "Esas cosas
traen mala suerte", solía decir. Poco después, en sus numerosas
residencias, su familia -varias veces recompuesta- descubrió una
herencia fabulosa e insospechada: decenas de miles de obras de toda
naturaleza que el pintor más grande del siglo XX conservó durante toda
su vida. Desde sus primeros bocetos de niño superdotado en Málaga hasta
sus últimas telas y esculturas. Maurice Rheims, el experto que los
herederos escogieron para hacer el inventario, preveía varios meses de
trabajo. En realidad, demoró tres años para catalogar un total de
120.000 obras: croquis, bocetos, litografías, grabados, esculturas,
cerámicas y pinturas de todo formato. Pero también correspondencia,
colecciones personales, etcétera.
Esa sucesión inestimable dio
lugar a una extraordinaria dación al Estado francés -en virtud de una
ley concebida "a medida" por el ministro de Cultura de la época, André
Malraux-, que posibilitó la existencia del actual Museo Picasso, en
París.
La muerte del genio también abrió la puerta a una guerra
sin cuartel entre sus herederos: los legítimos contra los adulterinos.
Los primeros eran su hijo Paulo y su segunda esposa, Jacqueline. Los
ilegítimos, sus otras dos hijas y un hijo, que el artista nunca
reconoció (Maya, Paloma y Claude) y que recurrieron a la justicia para
obtener derecho a una parte de la fortuna estimada en poco más de 700
millones de euros actuales. Para complicar todo un poco más, Paulo se
suicidó menos de dos años después de la muerte de su padre, y dejó una
esposa, un hijo y una hija.
Al término de una feroz batalla
judicial, la fortuna de Picasso quedó dividida en seis partes: 300
millones de euros para su viuda, Jacqueline; 200 millones, para cada uno
de sus nietos Marina y Pablito (hijos de Paulo), y 85 millones, para
cada uno de sus hijos adulterinos.
El 15 de octubre de 1986,
incapaz de soportar la ausencia del hombre a quien dedicó su vida
durante 15 años, Jacqueline Roque se suicidó, y dejó como heredera de su
inmensa fortuna y de una colección de arte inestimable a su hija única,
Catherine Hutin.
Contrariamente a los hijos y nietos del pintor,
Catherine, que vivió con Pablo Picasso durante casi dos décadas, siempre
prefirió la sombra.
"No tengo nada para decir", afirmó en
numerosas ocasiones a LA NACION esa mujer cálida, que tiene ahora 65
años. "Soy heredera de mi madre, no de Picasso. Todo lo que concierne a
la familia, no me interesa. Soy sólo una «coleccionista» eternamente
agradecida a Picasso, gracias a quien puedo vivir y hacer vivir a mi
familia."
Las vidas de Jacqueline y de Paulo no fueron las únicas
que el egoísmo del genio español consiguió demoler. Incapaz de soportar
por más tiempo el recuerdo de una infancia marcada a fuego por la
indiferencia feroz de su abuelo, Marina -hija de Paulo- ha decidido
desprenderse poco a poco de su fabulosa herencia. El 26 de junio,
Sotheby's subastará en Londres 126 cerámicas que podrían superar los 4,5
millones de libras (casi 7 millones de dólares). "Es una forma de dar
vuelta la página de toda mi infancia. De niña y de joven sufrí
terriblemente siendo la nieta de Picasso", confiesa esa sencilla mujer
de 64 años.
Marina afirma que Picasso fue un "abuelo inexistente".
Una actitud agravada por la sobreprotección de Jacqueline, que
consiguió excluir a todos los demás de su vida.
"Cuando íbamos a
verlo con mi padre, nos hacían esperar en la calle durante cinco, seis
horas antes de entrar. Eso dejó un auténtico trauma en los niños de
cuatro y cinco años que éramos Pablito y yo", relata.
Pablito, el
hermano de Marina, también se suicidó a los 25 años, tras haber sido
excluido del funeral de Picasso. Bebió lavandina y padeció lo indecible
durante meses antes de morir. "Mi abuelo jamás nos dio nada, aun cuando
vivíamos al borde de la miseria. Tenía la costumbre de repartir bocetos a
su peluquero e incluso a su tintorero; pero, si alguna vez nos hacía un
dibujo durante una visita, teníamos que dejarlo antes de partir",
confiesa.
El relato de Marina confirma la costumbre de Picasso de
demostrar su agradecimiento ofreciendo muestras de su inigualable
talento. Pero quienes lo conocieron coinciden en que el genio tenía un
método particular: "Por un lado, conocía a la perfección el valor de lo
que ofrecía. Por el otro, en esos casos, casi nunca firmaba su obra",
asegura el experto Jacques Tajan, que frecuentemente subasta obras del
artista.
Una conocida anécdota lo demuestra. Nadie sabe muy bien
si el episodio transcurrió en el parisino café de La Coupole de
Montparnasse o cuando el artista vivía en la rue des Grands-Augustins,
donde pintó el Guernica, pero fue tras un opíparo banquete en
compañía de sus amigos habituales, entre los que se contaban Jean
Cocteau, Guillaume Apolinaire, Max Jacob, André Salmon, Georges Braque y
Juan Gris. Cuando llegó la cuenta con una cifra sideral, los comensales
miraron en silencio a Picasso, quien retiró de la mesa platos,
cubiertos y botellas, tomó un lápiz, hizo un dibujo en una servilleta y
llamó a la dueña para entregárselo como pago. La mujer aceptó encantada,
pero le pidió que lo firmara. "Señora, estoy pagando el almuerzo, no
comprando el restaurante", le contestó. Quizá fue entonces cuando la
leyenda de la "obra inagotable de Picasso" comenzó a tomar cuerpo en la
imaginación colectiva.
Entre tantas desgracias familiares, hubo
quienes lograron sobrevivir al "monstruo". Así lo llama justamente uno
de sus hijos ilegítimos, Claude, de 68 años, nacido de la unión del
pintor con Françoise Gilot.
Su hermana Paloma es más famosa,
conocida por su matrimonio con el argentino Rafael López Sánchez y sus
creaciones de alhajas y perfumes. Pero Claude se convirtió en el hombre
fuerte de la familia cuando la justicia le dio las llaves de la
indivisión Picasso, en 1989. Desde entonces, es el responsable del
nombre, la imagen, la obra y la firma del maestro.
El primer poder
de Claude consiste en otorgar certificados de autenticidad a las obras
que son presentadas a la Picasso Administration. Ese documento,
entregado gratuitamente, es indispensable para que una obra pueda ser
puesta en venta en una subasta o en una galería. "El mercado lo necesita
para estar seguro -afirman en la fundación-, pues las falsificaciones
son cada vez más frecuentes."
El público pudo hacerse una somera
idea de esas vastas redes de tráfico internacional durante el juicio al
ex electricista de Picasso, Pierre Le-Guenec, y su esposa, que durante
40 años guardaron en el garaje 271 obras del maestro y que, aseguran,
fueron un regalo de Jacqueline Roque, última esposa del pintor.
Los
septuagenarios fueron condenados a cinco años de prisión en suspenso,
aunque a juicio del fiscal, Laurent Robert, "nunca se conocerá la
verdad": "En el gigantesco desorden de las casas de Picasso había miles y
miles de obras, en todas partes la desaparición de una caja no tenía
que ser necesariamente evidente".
El proceso, en todo caso, sirvió para dejar al descubierto los numerosos artilugios que utilizan los marchands d'art inescrupulosos para apoderarse de obras de excepción.
Aunque
cueste creerlo, el tráfico de bienes culturales goza de excelente
salud. Interpol estima que esa actividad representa el tercer mercado
más importante del mundo, detrás de los tráficos de drogas y de armas:
el robo, falsificación y ventas de obras de arte mueve actualmente unos
7000 millones de dólares anuales, según Art Media Agency.
Pero
¿por qué robar obras de semejante valor que son prácticamente imposibles
de vender? En el momento exacto en que se señala un robo, las obras son
listadas en Francia en las bases de datos de la OCBC y de Interpol, que
-hasta el momento- ha censado más de 35.000 objetos robados en el
mundo.
Christie's afirma: "Es totalmente imposible que podamos
vender obras de arte robadas y listadas en esas bases". Pero nada impide
que las pequeñas casas de subasta lo hagan? "En la búsqueda
desenfrenada por la figuración, el hombre contemporáneo ha perdido
conciencia de todos los límites", señala el conocedor Jacques Tajan.
En
su apasionante estudio sobre Pablo Picasso, Octavio Paz escribió: "Todo
lo que, en otras épocas lo habría condenado al ostracismo social y al
subsuelo del arte, lo convirtió en la imagen cabal de las obsesiones y
los delirios, los terrores y las piruetas, las trampas y las
iluminaciones del siglo XX". Con el paso del tiempo, esa ajustada
definición parece volverse cada vez más pertinente.
Buenos Aires, otra tierra para el artista
Buenos
Aires tampoco es ajena a la oleada de novedades que envuelve a Pablo
Picasso, aunque en este caso no hay falsificaciones ni tragedias. Para
empezar, la galería Witcomb (Rodríguez Peña 1050) abre este lunes la
muestra Picasso erótico que reúne cien obras, entre dibujos y grabados,
del artista.
El origen de estos trabajos es diverso. Aquellos que
pertenecen a la Suite Vollard son de la Editorial Spadem de Francia, y
se publicaron en 1973 firmados en plancha y numerados a lápiz. En otros
casos, hay que hablar de tiradas numeradas o, como los carteles de
algunas galerías, edición de no más de 1000 ejemplares. Las tintas
originales pertenecen a una colección particular. Dominan aquí todas las
formas del sexo, visto desde la pasión hasta el humor. De este modo,
además, Witcomb recuerda y rinde homenaje a las exposiciones que Picasso
realizó en 1901, 1904, 1951 y 1953.
Además, hasta el 28 de junio,
el Municipio de San Martín presenta una muestra de grabados de edición
original. La curadora es Mariela Alonso y la exhibición está integrada
por 45 obras, incluidas litografías y linografías.
La donación del sable fue concebida por San Martín como prenda de unión
nacional. Foto: Gentileza: Ministerio de Cultura de la Nación
Editorial diario La Nación, Buenos Aires, domingo 31 de mayo de 2015 SAN MARTÍN, TAMBIÉN VÍCTIMA DEL RELATO
Hasta el glorioso sable del Libertador José de San
Martín ha caído en las impúdicas aguas del "relato". Lejos de devolverlo
al Museo Histórico Nacional en alguna fecha apropiada por su relación
con el recuerdo del Gran Capitán, el Gobierno decidió entregarlo en la
semana que ex profeso no dedicó a la epopeya de Mayo, sino a la
exaltación del período kirchnerista, por cierto mucho menos relevante
para la historia argentina que el grito de libertad de 1810 cuyos ecos
se oyeron en toda América latina.
La propaganda previa al acto en
el parque Lezama expresaba que volvía a su lugar el arma que, como se
recordará, había sido robada, pero curiosamente no señalaban las
circunstancias en que había desaparecido del museo y por dos veces,
hasta que finalmente se decidió llevarla al Regimiento de Granaderos a
Caballo y ponerla a resguardo de nuevas profanaciones.
La primera
vez fue sustraída por la Juventud Peronista, el 12 de agosto de 1963,
con el objeto de entregarla al jefe del movimiento, Juan Domingo Perón,
entonces exiliado en Madrid. Recuperado el sable, fue robado por segunda
vez, el 19 de agosto de 1965, por otro grupo de esa misma organización.
Un año más tarde, se lo recobró nuevamente y se lo puso en un templete
blindado, en el hall de acceso del Regimiento de Granaderos a Caballo,
la unidad fundada por San Martín.
La pieza se hallaba en el Museo
Histórico Nacional desde 1897, donado por Manuela Rosas y su esposo
Máximo Terrero, como hija y yerno de Juan Manuel de Rosas, quien lo
había recibido por voluntad última de San Martín, en obsequio por la
defensa que como gobernador de Buenos Aires había hecho del país ante la
agresión anglofrancesa.
Bien está que vuelva a su destino
originario, siempre que se adopten con urgencia máximas medidas de
seguridad para garantizar que no volverá a ser manoseado e incluso que
no será robado para vender a coleccionistas extranjeros, como ocurrió no
hace mucho con el reloj del general Manuel Belgrano.
Y sería
importante también que se dijera, en honor a la verdad y la justicia,
que el mismo Libertador lo concibió como prenda de unión entre todos los
argentinos; que no puede ser esgrimido, como tantas cosas, para
satisfacer el marketing electoral, y que el mejor modo de honrar al
insigne portador de la espada en su campaña libertadora es recordando la
frase que convoca a la concordia de los argentinos: "Mi sable jamás
saldrá de la vaina por opiniones políticas".
Con dos muestras, uno de los grandes del pop vuelve a exponer su producción de los años del Di Tella
Foto: LA NACIÓN / Victoria Gesualdi / AFV
Por María Elena Polack
Si siempre tiene motivos para reír y hacer reír a los
demás, con dos muestras en simultáneo a punto de abrir al público, la
felicidad y el humor de Edgardo Giménez se potencian. Artista pop e
integrante del mítico Instituto Di Tella, por estas horas ultima los
detalles de Hits, una exposición de 40 trabajos, en distintos
formatos, que exhibirá desde mañana como un despliegue de grandes éxitos
en el Paseo de las Artes del Palacio Duhau. Y siete muebles, un mono y
dos conejos, muestra con la que se convertirá en el primer Di Tella en
la Di Tella -aunque ya no sea su hogar de la calle Florida al que
vuelve, sino a la sede universitaria del Campus Alcorta-. "Es la Semana
Giménez", bromea en diálogo con LA NACIÓN sobre la vigencia del pop y su
deseo de "estar al lado de la felicidad, lo más cerquita que se pueda".
-¿Qué significa ser el primer Di Tella en la Di Tella?
-Es
un honor para mí y me parece que es un honor mutuo. Ellos están muy
contentos con la exposición, que es exclusivamente de muebles y objetos
de los años 60. Es una muestra delicada, musicalizada por Brian Eno. Hay
muebles que tienen luz y otros que no, en sentido literal, porque
tienen un artefacto que ilumina; algunos sirven para guardar cosas, sin
perder la cuestión utilitaria de mueble, pero tienen el plus de obra de
arte.
-¿Se puede comparar esta muestra con su experiencia en los días del Instituto Di Tella?
-No.
Esto es colocar en este presente un fragmento de mi obra. Lo que se
muestra es para mucha gente inédito y para mí también porque yo no puedo
ver toda mi obra, porque he producido mucho y no tengo un espacio
gigantesco para estar en contacto siempre.
-¿Es una muestra más chica que las que se hacían en el Di Tella?
-Sí,
pero me parece una muy buena iniciativa para los que seguimos vivos y
produciendo de esa generación, que produjo un quiebre a nivel cultural
muy importante, ya que podemos mostrar qué estamos haciendo ahora.
-Además
de estas exhibiciones en simultáneo, en Londres habrá una megaexpo de
arte pop en la que habrá obra suya, de Marta Minujín y de otros
artistas.
-Sí, y ahora, en el Walker Art Center de
Minneapolis, hay una muestra en la que la Argentina tiene una presencia
muy importante e itinerará por otros tres museos de Estados Unidos. El
pop sigue estando presente y la muestra se llama El mundo va hacia el pop y no "viene de".
-¿El mundo va hacia el pop?
-Los
grandes ausentes de este momento son el humor y la alegría. Son cosas
que prácticamente no se cultivan y me parece grave porque uno vive muy
poco en el planeta como para estar sufriendo desde que amanece hasta que
se acuesta. El asunto es tratar de que la vida sea grata.
-En ese sentido, ¿cree que el arte pop le da al público la cuota de alegría y de humor que otro tipo de arte no le da?
-El
arte pop no precisa de una preparación previa para captarlo. Es directo
y eso es lo que me parece que acerca a la gente. Yo estoy comprobando
acá [en el Palacio Duhau] que la gente va bajando las escaleras con el
gesto serio y se le empieza a dibujar una sonrisa cuando comienza a ver
la muestra. Eso me parece muy genial. Sospecho bastante del arte cuando
hay que explicarlo. Uno puede no entender algo, te lo explican, y sigue
sin gustarte. Me parece que el arte debe defenderse solo.
-¿La ausencia de humor y alegría es una cuestión argentina?
-No.
La hecatombe es a nivel mundial. Los medios invaden todo el tiempo con
cosas muy complicadas, es por eso que siempre fui un artista que no se
dedicó a expresar la realidad, la violencia, la falta de humor. No hace
falta que un artista señale esas cosas porque están presentes todo el
día, en todos los medios. Yo hago otro juego, porque me parece que la
obligación del artista es mostrar la salida.
-¿Y la salida de la hecatombe sería sonreír más?
-Bueno,
no. La sonrisa tiene que nacer de manera espontánea. Y sería genial que
la sonrisa permaneciera más tiempo, que no fuera efímera, cosa de un
instante.
-¿Siente que el arte pop en vez de irse sigue creciendo?
-Sí,
porque a veces la gente descubre tarde las cosas. Y bienvenido sea que
se den cuenta ahora de este tipo de maravillas. Pensar que en su
momento, el Di Tella tenía las peores críticas, decían que se hacían
cachivaches y después de 50 años tiene un prestigio in crescendo en todo el mundo como la "época de oro del arte argentino"; lo dijo Pierre Restany, no yo.
-¿Pensaba que el arte pop podía ser efímero?
-El mejor juicio y el mejor ordenador es el tiempo, porque pone las cosas en el lugar que corresponde.
-Es la "semana Giménez", falta que diga que ya encontró editor para Carne valiente, su autobiografía
-El
libro está al borde de ocurrir. Hay que cruzar los dedos de las manos y
de los pies. Quiero editarlo yo. Que sea distinto a todos. Será el
primer libro antidepresivo que salga en el mundo del arte porque
cualquiera que sea la página que abras, te salva el día.
-¿Y ahora me va a decir que recuperará la Casa Azul?
En
la Universidad Di Tella hay una confitería en la playa de
estacionamiento y voy a proponerle al rector replicar la casa de Romero
Brest de City Bell allí y que adentro sirvan los tés y los sándwiches
para que el espíritu del Di Tella esté allí. La universidad es
maravillosa, pero le hace falta ese espíritu pop que tenía el Di Tella
en la calle Florida. El Di Tella era imágenes todo el tiempo, era el
reino de la fantasía.
Secreta Buenos Aires El alumbrado público porteño se hizo obligatorio en 1744. Y en más de 200 años pasó por gestiones públicas y privadas.
Plaza de Mayo. En 1856, el histórico
lugar y los edificios que lo rodean fue iluminado con gas de carbón, una
tecnología que se utilizó por última vez en 1931.
Eduardo Parise
La primera
disposición fue para tiendas y pulperías: tenían que poner faroles en
las entradas, y la orden era que estuvieran encendidos hasta las 22 en
verano y hasta las 21 en invierno. Fue en 1744 y con esa luz se buscaba
“evitar ofensas contra Dios”. Tres décadas más tarde, ya se pensó en
algo más importante porque se colocaron faroles con velas de cebo desde
la Plaza Mayor hasta la zona de las Catalinas, en Retiro. El costo: dos
reales por puerta. Lo concreto es que aquellas decisiones de las
autoridades marcaron el comienzo del alumbrado público cuando la Ciudad
todavía no había dejado su categoría de aldea.
Aquella “ordenanza”
se conoció en 1777 y la dictó el virrey Juan José de Vértiz y Salcedo,
quien desde algunos años antes, cuando todavía era gobernador, venía
bregando por mejorar la iluminación de las calles “para evitar muertes,
robos y otros excesos”. Vértiz quería elevar la categoría de la Ciudad,
de acuerdo a lo que había visto en Europa. Por supuesto que el servicio
tenía su costo ya que, según los historiadores, se le había otorgado la
concesión a un señor llamado Juan Antonio Ferrer, quien se encargaba del
cobro. El reglamento para mantener los faroles en condiciones era muy
estricto porque, por ley, el virrey había establecido que quien dañara
algún farol debía pagar una fuerte multa. Y si el que provocaba el daño
era un esclavo, recibiría 50 azotes.
Hacia 1800, la administración
del alumbrado público había quedado en manos del Cabildo. Por entonces,
Buenos Aires tenía cerca de 1.000 faroles. En 1824 hubo un hecho
curioso que tuvo como protagonista al ingeniero inglés Santiago Bevans,
abuelo materno del luego presidente Carlos Pellegrini. Bevans había sido
contratado por Bernardino Rivadavia para trabajar aquí. Y en los
festejos del 25 de Mayo de ese año, montó un sistema de iluminación de
la Pirámide de Mayo y otros lugares céntricos, generando luz con gas de
carbón. Pero eso fue apenas un experimento porque la iluminación a gas
de carbón recién se empezó a instalar en 1850.
Antes de esa fecha,
lo que más se usaba eran los faroles alimentados con aceite de semilla
de nabo, aceite de potro y hasta kerosén. Cuando el uso de la
iluminación a gas de carbón se convirtió en algo más frecuente, la
industria de ese negocio empezó su desarrollo. Así, en 1853, surgió la
Compañía Primitiva de Gas que usaba el carbón de hulla que, como rezago,
traían los barcos desde Gran Bretaña. Cuarenta años después, la
Compañía General de Electricidad inaugura el alumbrado eléctrico usando
lámparas de arco. Con eso empezaba el lento reemplazo de los faroles,
sistema que duró hasta 1920. Igual algunos perduraron, porque el último
farol, que estaba en Escalada y Avenida del Trabajo (actual Eva Perón),
se apagó en marzo de 1931.
Aunque ya había zonas que usaban
lámparas eléctricas, fue en ese mismo año cuando toda la ciudad quedó
iluminada con ese sistema. En la década de 1930 se consideraba que la
avenida mejor iluminada era la 9 de Julio. De todas maneras, según
algunas estadísticas, Buenos Aires ya contaba en sus calles con unos
50.000 focos eléctricos. En 1958 se crea la empresa Servicios Eléctricos
del Gran Buenos Aires (Segba) que empezó siendo mixta (el Estado tenía
el 80 por ciento) hasta 1961, cuando tuvo el total de la propiedad. En
las calles ya comenzaban a verse las columnas con lámparas de mercurio,
lo que marcaba la llegada de sistemas más modernos.
También se
buscaba que cada cuadra tuviera al menos tres luminarias, muchas con
células fotoeléctricas que permitían el encendido automático tras la
puesta del sol. Con eso desaparecía el recorrido que hacían los
empleados que en cada área se encargaban de encender y apagar los
faroles todos los días. Eso fue quedando en el pasado. Hoy Buenos Aires
tiene cerca de 130.000 luminarias públicas. Y muchas ya están siendo
reemplazadas por equipos con tecnología LED (en inglés, las iniciales de
light emiting diode; es decir: diodo emisor de luz). Los técnicos dicen
que esas lámparas consumen un 50 por ciento menos de energía y que, con
controles centralizados, se puede manejar su intensidad de acuerdo con
las necesidades de cada horario. Pero eso es otra historia.
Distinción de la Universidad de Buenos Aires. Se
lo dieron por ser "uno de los caricaturistas políticos más reconocidos
de Latinoamérica". Sábat lo recibió ayer con sencillez, destacando que
no es académico sino autodidacta y a veces lo lamenta. Lo aplaudieron a
rabiar.
Polémica. Crstina Kirchner.
Por Bárbara Álvarez Plá
Pausado, sonriente y
antes de ocupar la silla que le estaba destinada, el dibujante
Hermenegildo Sábat buscó con la mirada a sus familiares y saludó con un
gesto de la mano a todos los que lo esperaban en el Salón Histórico del
Rectorado de la Universidad de Buenos Aires, donde ayer recibió el
título de Doctor Honoris Causa.
A su lado, se sentó Nélida
Cervone, decana de la Facultad de Psicología, que hizo un repaso por la
vida del historietista, destacando los antecedentes artísticos de su
familia, “que marcaron lo que él es”, señaló: su padre fue dibujante y
su abuelo fue pintor. “Tengo que hacer algunas precisiones” –puntualizó
Sábat cuando tomó la palabra–: “nací en un ámbito de gente culta, pero
no soy académico, fui autodidacta y, a veces, lo lamento”, dijo. “Muchos
no lo saben”, añadió Cervone, “pero, además, Sábat es poeta”, y el
caricaturista bajó la cabeza y se ruborizó.
Sábat tenía preparado
un texto, que leyó sin levantar la vista del papel: “fui muy malo en las
aulas”, dijo, “me aburría mucho y para entretenerme hacía caricaturas
de mis profesores y compañeros”.
Habló después de sus comienzos,
con sólo 15 años, cuando publicó su primer dibujo en el diario El País
de Montevideo, del que más tarde sería redactor. Pero abandonaría ese
puesto rápidamente para dedicarse a las artes plásticas. “Desde entonces
he logrado sobrevivir con mi absoluta y saludable incapacidad de
vender”, dijo. A lo largo de su vida, dijo, “he conocido a gente
admirable, mediocre y hasta perversa, lo que me ha servido para generar
anticuerpos que, igual, no siempre me salvan”.
Este uruguayo de 82
años, nacionalizado argentino desde 1980, se define a sí mismo como
periodista, y su trayectoria lo avala: su carrera como caricaturista se
hizo un lugar en diarios como La Opinión, Primera Plana o Clarín,
donde ilustra la página de política desde 1973. Todos los tiempos
políticos pasaron por su lapiz. “Sus dibujos recorrieron tanto lo más
difícil como lo excelente de la Historia de la Argentina”, dijo Cervone,
y explicó que esta distinción se le concede por ser “uno de los
caricaturistas políticos más reconocidos de Latinoamérica, tanto a nivel
nacional como internacional”.
Sábat tomó la palabra: “esta
distinción va dirigida a una sucesión de individuos que viven todos
integrados en mi persona”, dijo Menchi –como le dicen sus amigos–, que
además de periodista e historietista es fotógrafo y pintor y al que no
le faltan los premios recibidos: el Diploma al Mérito de la Fundación
Konex en 1982, el de la Universidad de Columbia, Nueva York, en 1988, el
Nuevo Periodismo Homenaje de la Fundación que dirigió Gabriel García
Márquez, entre otros.
Vencedor golpeado. Alfonsín, en medio de la crisis de Semana Santa, 1987.
A principios de los años 80, Sábat creó en
Buenos Aires la Fundación Artes Visuales, la cual preside y donde,
además, es profesor. Y desde 2013, es presidente de la Academia Nacional
de Periodismo: “Yo soy periodista, está muy claro”, ha dicho ante los
medios en más de una ocasión.
“Recibí muchos golpes también pero
siempre supe que en los hechos que me suceden intervengo yo”, dijo el
caricaturista, y a lo mejor estaba pensando en la polémica que se armó
cuando dibujó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner con una
cinta tapándole la boca, o en cuando la dibujó con un ojo morado. No le
gusta hablar del pasado y lo dice.
“Lamentaría, señor, que mi obra
hubiese tenido éxito entreteniendo. Sólo quería mejorar a la gente”. De
esta manera, haciendo suya la frase que dijo Händel el día del estreno
de su Mesías, en 1743, quiso este caricaturista cerrar su discurso.
Dejando los papeles sobre la mesa levantó la cabeza y miró a su público
que, sin prisa por degustar los dulces que esperaban a la salida, lo
aplaudió incansablemente.
Reaparecen los caballos preferidos de Hitler.
El conjunto escultórico fue creado por Josef Thorak para el disfrute personal del dictador y su pista se perdió en la Alemania comunista
Adolf Hitler y Gerdy Troost, viuda del arquitecto Paul Troost, bajo uno de los caballos de Thorak.
Rosalía Sánchez Especial para El Mundo, Berlin
El hallazgo se ha producido en un almacén de Bad Dürkheim, en Renania Palatinado. Allí permanecían ocultas las esculturas que hipnotizaron a Hitler, caballos de tamaño natural esculpidos por uno de sus autores de
culto, Josef Thorak (1889-1952) y por los que hace pocas semanas se ofrecía en el mercado negro hasta cuatro millones de euros. Fueron diseñadas para que Hitler pudiese verlas desde la ventana de su despacho, en la Cancillería de Berlín, y se consideraban perdidos desde 1989.
Thorak, junto a Arno Breker, es considerado como el
creador y máximo exponente de la escultura oficial nacionalsocialista.
Había estudiado Cerámica en Viena y comenzó a ganar fama por haber
decorado el castillo imperial. El distinguido historiador de arte de la
época, Wilhelm von Bode, director de los museos
berlineses, escribió una monografía sobre su obra y la Colección
Municipal de Berlín compró una de sus esculturas en 1928. Había logrado
reputación entre coleccionistas judíos y la prensa hablaba de él como el
Rodin alemán, pero Alfred Rosenberg organizó una
exposición en Berlín en 1935 en la que se exhibieron monumentos que
Thorak había esculpido para Turquía y los críticos advirtieron un cambio
sustancial en sus planteamientos que sería precisamente el que llamase
la atención de las autoridades nazis.
"En sus esculturas se expresa lo fuerte y lo poderoso", escribió la
'Illustrirte Zeitung'. "Su temática se ha orientado hacia el
monumentalismo". En 1938, considerado ya un baluarte del espíritu del Tercer Reich, el Estado alemán le regaló un enorme estudio en Balham, cerca de Múnich, proyectado personalmente por Albert Speer
y en el que trabajó en modelos de hasta 20 metros de altura para
elaborar las gigantescas esculturas que se colocarían en el estadio de
Nürenberg. Allí fue también donde trabajó en los caballos expresamente
encargados por Hitler.
"Los colosos aguardan su definitiva versión en piedra", decía una
engolada voz en los documentales que elaboró el Ministerio de Propaganda
de Joseph Goebbels, entre acordes de música solemne y
mientras mostraba imágenes de la técnica empleada. Thorak modelaba
primero en arcilla y agrandaba en escayola. La guerra impidió que muchos
de aquellos impetuosos caballos alcanzasen su versión definitiva en
bronce o piedra.
La propaganda traspasaba las fronteras alemanas y en 1941 una
delegación de artistas franceses visitó su taller a instancias de
Hitler. Entre sus miembros estaban Despiau, André Dunoyer de Segonzac, André Derain, Kees van Dongen, Othon Friesz, Maurice de Vlaminck y Henri Bouchard.
Este último, director de la Ecole des Beaux-Arts, escribió a su vuelta:
"El Estado alemán desea el bienestar de sus artistas. Estos ya no son
víctimas de los críticos... Les han donado estudios para que construyan
los monumentos representativos de una humanidad gigantesca y heroica que
el Estado les encarga. Así honra un gran país a sus artistas y a sus
obras, su cultura intelectual y la dignidad de la existencia humana, un
país que ha reconocido el arte como necesidad histórica".
Un conjunto escultórico que recrea caballos en tamaño
natural, creado por Josef Thorak para el disfrute personal del dictador
Adolf Hitler, fue encontrado en un almacén de Bad Dürkheim, en Renania
Palatinado, tras permanecer desaparecido desde 1989.
Hacia 1943, los bombardeos aliados aconsejaron proteger las obras y
Hitler ordenó trasladar los caballos de Thorak junto a otras esculturas a
un taller que tenía Breker a solo 20 kilómetros de Berlín. Allí es
donde fueron encontradas las obras de arte nazis por el Ejército Rojo
y pasaron a formar parte, a partir de 1950, de la decoración de un
campo de deportes del ejército soviético en Eberswalde, localidad
cercana a Berlín. Las autoridades del Berlín comunista permitían
visitarlas a estudiosos del arte y a periodistas con permiso especial,
pero no dejaban fotografiarlas.
En enero de 1989, la historiadora del arte Magdalena Busshart
publicó un artículo sobre las esculturas en el diario 'Frankfurter
Allgemeine' y seguramente fue aquella publicación la que alertó sobre el
alto valor de unas piezas que permanecían casi abandonadas. Semanas
después, una lectora de ese mismo periódico escribió una carta al
director en la que advertía de que las esculturas ya no se encontraban
en el lugar indicado.
Los meses siguientes fueron muy intensos en las dos Alemanias; estaba cayendo el Muro de Berlín y
las autoridades de Berlín Este no se ocuparon como hubiera sido
necesario de la desaparición. Se barajaron hipótesis como su posible
traslado a Moscú, pero su aparición en el mercado negro del arte hizo
pensar que habían sido vendidas por los jerarcas del régimen de la
extinta RDA para obtener divisas en los últimos meses de la existencia
del país.
Pintados de dorado y con agujeros de bala
Hace dos años, reapareció la pista sobre los caballos. Fueron
ofrecidos a Magdalena Busshart por 1,5 millones de euros por un hombre
que aseguró haber trabajado con Schalck-Golodkowski, conocido vendedor
que retiraba arte de los museos de la RDA con el objetivo de conseguir
divisas para el régimen comunista. La historiadora alertó a las
autoridades alemanas y la investigación, a cargo de la división de
delitos de arte de la policía de Berlín, culminó ayer con una redada
simultánea en varios almacenes de Kiel y Bad Dürkheim. La fiscalía de
Berlín ha abierto una investigación contra ocho sospechosos de entre 64 y
79 años.
Las obras presentan un estado de pésima conservación. Es evidente que en
algún momento los caballos fueron pintados con pintura dorada, pueden
observarse también algunos agujeros de bala y algunas de las figuras han
perdido su briosa cola, pero «no hay duda de que son los auténticos»,
han confirmado fuentes policiales. R. S.
El General lo compró en Londres y se lo cedió a Rosas. Fue robado dos veces. El sábado volverá al Museo Histórico.
Custodiado. El sable corvo, durante la tradicional conmemoración de la batalla de San Lorenzo. CARLOS CARRION
Mariano Gavira
De una pequeña tienda
en Londres a las manos del General San Martín. Del Museo Histórico
Nacional al Regimiento de Granaderos a Caballo, y en el medio dos robos,
restituciones y reclamos. El sable corvo fue manoseado tantas veces
como las batallas en las que participó. Ahora la Presidenta Cristina
Fernández ordenó trasladarlo de nuevo al Museo Histórico Nacional en los
festejos del 25 de mayo.
Para llevar a cabo el traslado del sable
desde Palermo hasta Parque Lezama, el Gobierno planea un desfile
patrio, que -esperan- convoque a una multitud. Se realizará el sábado 23
al mediodía en la víspera de un nuevo aniversario de la Revolución de
Mayo. La Presidenta recibirá el sable en el museo, en una sala que fue
acondicionada para proteger el arma utilizada por el general. Se prevé
que el acto sea transmitido en directo por cadena nacional.
Pero
ese no será el primer "viaje" que tenga este tesoro patrio. Ni tampoco
será la primera vez que el sable sea utilizado de manera política. José
de San Martín lo compró en Inglaterra en 1812, en una pequeña tienda de
Londres: era una espada ágil sin arabescos, oros ni adornos especiales
en su empuñadura, él lo creía ideal dada la versatilidad que permitía a
la caballería. Con ese sable combatió por toda América del Sur
atesorándolo como un símbolo de sus convicciones.
Luego, el propio
San Martín legó en su testamento que el sable corvo sea entregado a
Juan Manuel de Rosas, por considerar que defendía la soberanía del
territorio: "San Martín es el primero que le da un uso político al
sable: al legárselo a Rosas, apoya sus acciones y su forma de gobierno.
No había manera de que no supiera que en Buenos Aires en esa época había
‘rosistas' y ‘antirosistas'", cuenta el historiador Daniel Balmaceda.
Después
de la muerte de Rosas, el sable queda en manos de Manuelita -hija de
Juan Manuel- que vivía en Inglaterra y que recibe una carta del director
del Museo Histórico Nacional pidiéndole si por favor le puede donar la
espada. Ella acepta y el arma llega al puerto de Buenos Aires, donde es
recibida con todos los honores y es acompañada por los granaderos hasta
el museo, tal como se hará el sábado.
Parecía que allí descansaría
para siempre. Pero en 1963, el sable fue robado por integrantes de la
Juventud Peronista (JP) con la intención de llevárselo a Juan Domingo
Perón, que estaba exiliado en España. Sin embargo, el tesoro patrio
permaneció en una quinta cerca de Maipú, camino a Mar del Plata. A los
meses fue devuelto y colocado de nuevo en el Museo Histórico.
La
historía se repitió en 1965. El sable fue robado otra vez, con lo mismos
implicados (JP) y con el mismo objetivo de llevárselo a Perón. "Durante
un año estuvo en manos de la Juventud Peronista, hasta que fue
encontrado y llevado nuevamente al museo. La recuperación se hizo con
todo el despligue militar y acompañado por una multitud. Pero en 1967,
el presidente de facto, Juan Carlos Onganía, decidió enviar el sable
hacia el Regimiento de Granderos a Caballo, en Palermo", agrega
Balmaceda.
Mediante un decreto que fue publicado ayer en el
Boletín Oficial, la presidenta ordenó la restitución al Museo Histórico.
Cristina cree que revertir esa decisión de Onganía es un símbolo tan
fuerte como el de Néstor Kirchner, cuando descolgó el cuadro de Jorge
Videla. El traslado será con un desfile patriótico y televisado en vivo.
Como para agregar un nuevo capítulo a las idas y vueltas del sable
corvo del General San Martín y su uso político.
Alicia, según Moreno y Moreno, y su mundo de fantasía.
Natalia Blanc
Shirley Temple como Alicia, Bette Davis como la Reina de Corazones y Mel Brooks como el Sombrerero Loco son algunas de las figuras de Hollywood elegidas por Alfredo Sábat para representar a los célebres personajes de Alicia en el País de las Maravillas. A 150 años de la publicación de la primera edición del libro de Lewis Carroll, la muestra Reflejos de Alicia rinde homenaje a las delirantes criaturas creadas por el autor británico a través de las pinturas de Sábat y de su colega Ale Moreno y Moreno.
Amigos desde hace más de una década, los artistas presentan en esta exhibición curada por Cristina Santa Cruz, que inaugura hoy a las 19 en el Centro Cultural Borges y podrá visitarse hasta el 14 de junio, sus diferentes estilos y técnicas.
Figurativos ambos, los retratos al óleo del ilustrador de LA NACION son hiperrealistas. Sábat eligió como modelos de sus trabajos a una selección de actores de los años 30 y 40 con la idea de combinar el glamour de las estrellas de cine con la locura de los personajes que rodean a la protagonista. Moreno y Moreno, en cambio, pintó en acrílico a desconocidos caracterizados como Alicia, la Reina, el Sombrerero. La única excepción es el futbolista Ezequiel "Pocho" Lavezzi, cuyo retrato será subastado a beneficio en el transcurso de la muestra. Allí también se exhibirán objetos pertenecientes a coleccionistas argentinos fanáticos del maravilloso universo imaginado por Carroll.
La idea de Reflejos de Alicia nació el año pasado cuando Sábat trabajaba en una versión personal de la niña con el objetivo inicial de presentar el cuadro en un concurso. "No llegué a tiempo para el cierre de la convocatoria, pero, poco después, Ale me sugirió hacer una muestra conjunta y le propuse dedicarla a Alicia porque me gustaba el tema por su riqueza y por su humor. A ella, que ha trabajado en animación y ama la versión animada de Disney, le pareció interesante y empezamos a trabajar", dice Sábat, que admiró siempre "el ingenio, el sinsentido, la riqueza y la imaginación de Carroll". "También me atraen las ilustraciones de John Tenniel de la edición original y la posibilidad de interpretaciones visuales que brindan sus personajes y situaciones. A Tenniel lo considero definitivo e insuperable. Pero eso no me impide plantear lo mío.
Alicia, según Sábat: Shirley Temple de niña
Hay que aceptar su existencia y buscarse a uno mismo. Sería como si un dramaturgo no pudiera escribir porque ya existe Shakespeare", agrega el artista.
Aunque los dos abordaron los mismos personajes, los retratos pintados por cada uno resultan completamente distintos. Lo mismo sucede con sus respectivas miradas: mientras que Sábat imaginó a una Shirley Temple niña en el papel de Alicia, Moreno y Moreno pintó a la protagonista cabeza abajo para representar la ilusión y la fantasía.
"En la Reina de Corazones, vi la furia del monarca caprichoso y temido; Ale vio el costado infantil de ese capricho, de alguien que en definitiva es bastante inofensivo. Y creo que todo eso está en lo que escribió Carroll", continúa Sábat. "Entre tanto juego de palabras y chiste sin sentido [el maravilloso nonsense británico], entre tanto escapismo, caídas por agujeros, fugas de la realidad a un mundo de fantasía, Carroll nos habla del poder y sus abusos, y ése es un tema que me atrae. Trabajo en un diario; todos los días estoy expuesto a noticias que hablan de hechos reales. Cuando pinto, me escapo de mi propia rutina y hago personajes imaginarios, un poco como sucede en el film La rosa púrpura del Cairo, de Woody Allen. Pero se ve que algo de la realidad sigue presente y por eso me atrae Carroll."
LONDRES.- Un retrato hasta ahora inédito realizado en vida de William
Shakespeare, en el que aparece con toga romana y sosteniendo una planta y
una mazorca de maíz, revela la auténtica apariencia del genial
dramaturgo, uno de los misterios de la literatura. El historiador
británico Mark Griffiths asegura haber descubierto en The Herball,
un volumen de botánica del siglo XVI, el único retrato de William
Shakespeare (1564-1616) que le fue tomado en vida. El hallazgo fue
presentado ayer de manera exclusiva mundial por la revista Country Life.
"Es un retrato de Shakespeare a los 38 años, vestido con ropas de
poeta. Así es como era realmente, por fin existe una prueba de cuál era
su aspecto", afirmó Griffiths a la agencia Efe. Hasta ahora, los únicos
retratos de Shakespeare que se conocían eran el que aparece en el First Folio,
libro recopilatorio de su obra, y el del monumento de la iglesia Holy
Trinity en Stratford-upon-Avon, ambos creados tras la muerte del
dramaturgo, ocurrida el 23 de abril de 1616.
Fuente: lanacion.com
emprendedores galería universal
Ahora se pueden comprar online pinturas de artistas argentinos expuestas en la Web sin gastos. Alejo Juárez Peñalva se inspiró en un pintor bielorruso que no cree en los intermediarios.
Premium. “Sin abandonar el servicio gratuito, agregaremos más herramientas para usuarios pagos”, adelanta Juárez Peñalva.
Paula Ancery
Alejo Juárez Peñalva
se dedicaba al marketing digital cuando vio en Internet una pintura que
le gustó, y la adoptó como fondo de pantalla. Siguió encontrándola en la
Web sin buscarla, por lo que dedujo que se trataba de una pintura
famosa. Finalmente se enteró de que estaba a la venta, y sólo costaba
250 dólares. El pintor era un bielorruso radicado en Miami, Leonid
Afremov, que no creía en los intermediarios: sostenía que los artistas
debían tener contacto directo con el público, y por eso vendía sus obras
por la Web y hacía envíos gratis a todo el mundo.
Ahora, Juárez
Peñalva tiene esa pintura colgada en su casa. “La recibí en un tubo por
Correo Argentino”, se sorprende todavía. “Era la primera vez que yo
gastaba plata en un cuadro, y pensé que los artistas argentinos tenían
que tener una oportunidad similar”.
Así lanzó, hace seis meses,
Galería Universal, una plataforma online donde los artistas argentinos y
el público pueden contactarse sin intermediarios, sin pagar comisiones y
con la posibilidad de hacer búsquedas filtrando por estilo, técnica,
tamaño, precio, nombre del artista o palabra clave. Una vez seleccionada
la obra, el comprador se contacta con el vendedor a través de un click y
pactan la forma de entrega que les convenga más.
Desde la óptica
del artista, éste publica gratis sus cuadros, sin límite de obras, y
además puede crear su propio perfil (a la manera de las redes sociales).
Los precios los fijaél mismo, en función de cuánto le costó en tiempo y
en insumos (tela, pintura) y calculando un margen de ganancia.
Rentabilidad
El plan de Juárez Peñalva es rentabilizar la empresa, aunque
conservando la opción gratuita para los artistas. Pero él también
funciona como una especie de marchand para algunos de ellos que ya son
profesionales. “Empecé a conocerlos yendo a las Gallery Nights y
ayudándolos a vender sus obras ‘moviéndolos’ en mi círculo,
promoviéndolos en las redes sociales y poniéndolos como artistas
destacados en la plataforma”, cuenta el emprendedor. “En esos casos sí
cobro una comisión sobre la venta, que es de 20%”.
Esto es lo que
quiere “automatizar” en Galería Universal. “Una vez que el artista abrió
su página dentro de nuestra plataforma, le damos una URL de la que él
elige el nombre, y ahí puede mostrar sus cuadros, con la descripción de
la técnica, el estilo y el tamaño, siempre gratis”, explica. “Pero si
opta por ser un artista destacado, le añadimos un botón de compra con el
cual sus cuadros pueden ser adquiridos ahí directamente”. Entonces sí
se cobra la comisión.
Actualmente, a través de Galería Universal
se están vendiendo de 50 a 100 cuadros por mes, a precios que van desde
$700 hasta $15.000.
“Lo bueno de esta página es que la parte
pesada ya la hice”, evalúa Juárez Peñalva su proyección. De hecho,
estuvo cerca de un año funcionando en versión beta, y se le hicieron
muchas modificaciones para optimizarla. Desde esa base firme, una de sus
posibilidades es exportar la idea.
Pero antes de eso, planea
agregar herramientas para los usuarios premium. Por ejemplo, que los
artistas puedan transformar su perfil en Galería Universal en su propia
página web, por el solo expediente de pulsar un botón. “De esa manera,
si querés ‘exponer’ en tu propio sitio de Internet en vez de en nuestra
plataforma, no necesitás contratar a nadie más, te lo hacemos nosotros”,
indica Juárez Peñalva. “Todas tus obras en Galería Universal se van a
publicar ‘solas’ en tu página web, de una manera muy sencilla porque
muchos artistas, además, son personas que no están familiarizadas con
estas tecnologías”.
Aparatos, insectos, personas, nada escapa a la mirada de Nick Veasey, el artista que muestra el mundo a través de rayos X. Lo primero que atrae es la estética de la imagen: no es la imagen blanco y negro o color a la que normalmente estamos acostumbrados, son imágenes que están más en ese espectro de la radiografía.
Nick Veasey es un artista británico que ha cobrado fama mundial debido al uso de la ciencia de los Rayos X como base de su obra plástica. Mediante esta técnica devela las capas internas que componen los objetos orgánicos e inorgánicos de nuestra vida diaria como una crítica y reflexión sobre la importancia desmedida de la imagen en la sociedad actual.
Nick Veasey, el artista que muestra el mundo a través de rayos X. Lo primero que atrae es la estética de la imagen: no es la imagen blanco y negro o color a la que normalmente estamos acostumbrados, son imágenes que están más en ese espectro de la radiografía, con un dejo de azules y verdes. Cada elemento de las imágenes ha sido trabajado cuidadosamente en cuanto a la exposición de tal forma que desde un plano bidimensional, podemos apreciar la totalidad del conjunto.
Nick Veasey, el artista que muestra el mundo a través de rayos X. Lo primero que atrae es la estética de la imagen: no es la imagen blanco y negro o color a la que normalmente estamos acostumbrados, son imágenes que están más en ese espectro de la radiografía, con un dejo de azules y verdes. Cada elemento de las imágenes ha sido trabajado cuidadosamente en cuanto a la exposición de tal forma que desde un plano bidimensional, podemos apreciar la totalidad del conjunto.
Veasey: El mundo visto en rayos X. Es el responsable de la realización de la posiblemente mayor foto/radiografía realizada hasta la fecha, una de tamaño natural de un Boeing 777.
El artista y fotógrafo inglés Nick Veasey utiliza los rayos X, no está motivado por ningún fin científico, sólo observar la realidad a través de estas increíbles imágenes hechas con rayos X.
El mundo visto en rayos X “Con las radiografías consigo hacer que la gente aprecie de nuevo los objetos que ve cada día”
El
mundo visto en rayos X “Con las radiografías consigo hacer que la gente
aprecie de nuevo los objetos que ve cada día”. (Nick Veasey ) - See
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Ha sido merecedor de varios premios de fotografía y diseño como el Black and White Spider Awards, International Photographer of the Year, Communication Arts, el Fashion project Alexander McQueen, entre otros muchos.
Trabajó en la industria de la publicidad y el diseño y realizó su trabajo en fotografía convencional hasta que un estudio de televisión le pidió que realizara una fotografía de una lata de cola mediante rayos X.
El mundo visto en rayos X. Veasey, trabajó en la industria de la publicidad y el diseño y realizó su trabajo en fotografía convencional hasta que un estudio de televisión le pidió que realizara una fotografía de una lata de cola mediante rayos X.
El mundo visto en rayos X. Desde 2009 ha expuesto su obra, comenzando en la Maddox Fine Arts de Mayfair, Londres, y posteriormente por Europa, Norteamérica y Asia.
El mundo visto en rayos X. Veasey ha sido merecedor de varios premios de fotografía y diseño como el Black and White Spider Awards, International Photographer of the Year, Communication Arts, el Fashion project Alexander McQueen, entre otros muchos.
El
mundo visto en rayos X. Veasey ha sido merecedor de varios premios de
fotografía y diseño como el Black and White Spider Awards, International
Photographer of the Year, Communication Arts, el Fashion project
Alexander McQueen, entre otros muchos. - See more at:
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Nick Veasey es un fotógrafo inglés (nacido en Londres en 1962, vive cerca de Maidstone) que trabaja principalmente con imágenes creadas a partir de imágenes de rayos X. Algunas de sus obras son fotomontajes de foto/radiografías realizados con Photoshop. - See more at: http://hd.clarin.com/tagged/nick+veasey/page/3#sthash.o1fExbek.dpuf
Veasey es un fotógrafo inglés (nacido en Londres en 1962, vive cerca de
Maidstone) que trabaja principalmente con imágenes creadas a partir de
imágenes de rayos X. Algunas de sus obras son fotomontajes de
foto/radiografías realizados con Photoshop.
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Veasey es un fotógrafo inglés (nacido en Londres en 1962, vive cerca de
Maidstone) que trabaja principalmente con imágenes creadas a partir de
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Maidstone) que trabaja principalmente con imágenes creadas a partir de
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El
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motivado por ningún fin científico, sólo observar la realidad a través
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El artista y fotógrafo inglés Nick Veasey utiliza los rayos X, no está motivado por ningún fin científico, sólo observar la realidad a través de estas increíbles imágenes hechas con rayos X .
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motivado por ningún fin científico, sólo observar la realidad a través
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