Una acuarela de Jorge Larco, tres grabados de descripción científica de distintas variedades de narcisos con passe-partouts franceses hechos a mano, un óleo de Camy con su marco Luis XIV y dos motivos florales japoneses también pintados a mano. El detalle importante: la mezcla en el ambiente de la moderna iluminación halógena para poner en valor las obras de arte con la tradicional iluminación incandescente proveniente de las clásicas lámparas con pantallas de pergamino. Es precisamente esa mezcla lo que hará que el efecto general no quede frío.
Dos litografías del famoso naturalista norteamericano John James Audubon (1785-1851), uno con el pavo salvaje macho de América del Norte y el otro con el flamenco rosado de todo nuestro continente. Las dos enmarcadas del mismo modo, con molduras doradas a la hoja, al agua, bruñidas, desgastadas y patinadas, vidrios negros y anchos filetes de oro, también a la hoja. En las paredes, papel Sanderson con hojas y pimpollos cerrados de Rhododendros cada tanto, sobre fondo negro.
Cuadros pintados al óleo, uno de ellos del italiano Carlo Brancaccio (1861-1920), varios dibujos y algún grabado, con temas urbanos y rurales varios, un desnudo femenino y unas flores pintados por Rodolfo Alcorta, dibujos de animales de Luis A. Cordiviola (1892-1967), una escena parisina, etc.. Todos tienen imágenes, medios, técnicas, marcos y tamaños muy disímiles, pero "trabajan" en conjunto con armonía, apoyándose y exaltándose en la diversidad. Sobre el lado derecho de la chimenea, una cabeza femenina hecha en bronce a la cera perdida y también puesta en valor por la iluminación halógena.
Otro ángulo de lo mismo. La iluminación con spots con lámparas AR-70, con reflector metálico y bulbo apantallado sumada a los colores casi complementarios del plumaje del flamenco y de los Rhododendros con los verdes de las hojas del papel, le otorgan una vibración muy especial al conjunto. Las dos grandes bizcocheras con forma de colmenas complementan a la atractiva colección de 270 viejas mieleras de cerámica, porcelana, cristal, etc., que, por encargo de su dueña formé en un tiempo record de 2 a 3 años.
Desde el comedor, a través de la arcada, se ve la composición de cuadros hecha en la pared principal del living. Todo tiene una excelente definición de imagen y se han logrado niveles muy aceptables de confort visual medio.Los colores, las formas, calidades y texturas, los brillos y detalles, tanto de los cuadros como los de las mieleras que integran esta curiosa colección, se pueden ver y apreciar al máximo de sus posibilidades en tanto y en cuanto exista el imprescindible apoyo que da la moderna iluminación halógena. Ver para creer. El día y la noche: vale la pena experimentar el antes y el después.
El "no color" del blanco semimate de las carpinterías y del negro mate del fondo del papel actúa por contraste y oposición, subrayando las distintas gamas de colores, tanto del papel como de las litografías de Audubon, como también de las de la variada colección de mieleras y dándoles un atractivo y un brillo adicionales.