VARIACIONES CROMÁTICAS

Arte / Rojo(s) en tensión
Por Daniel Gigena / La Nación

Segunda muestra antológico-cromática en menos de un año, Rojo(s), en Jorge Mara-La Ruche, exhibe cuarenta obras de trece artistas contemporáneos. Poco tiempo atrás, con Blanco, la galería había rendido tributo al color de las vanguardias rusas de principios de siglo XX, símbolo de la abstracción y de la "desfiguración" en el arte moderno. Ahora, las afinidades y tensiones, variaciones y discontinuidades de la tonalidad del coraje y de la pasión, tanto como de la violencia y el poder, se articulan en una muestra en la que sobresalen las trayectorias de dos artistas legendarios: Kveta Pacovská (Praga, 1928) y César Paternosto (La Plata, 1931).
Al comienzo, los trabajos calados de Fidel Sclavo -similares a cajas de música si éstas tuvieran sólo dos dimensiones- se enfrentan amigablemente a los collages de Macaparana sobre tablas rojas. Ya se ha señalado la influencia de la notación musical en las obras de ambos artistas, tramadas en un ajustado vaivén de moderación y vehemencia. En otra unidad conformada por dos mujeres -las míticas Ana Sacerdote y Sarah Grilo- se advierte el momento, históricamente irrepetible, de cierta geometría poética en procedimientos armónicos, donde la verdad reemplaza los acentos irónicos y la sensibilidad, los gestos narcisistas. Desatendidas por la crítica y el público mientras desarrollaban sus obras complejas y elegantes, Sacerdote y Grilo infundieron lirismo a sus abstracciones, aquí en la muestra paradójicamente bajo el dominio de volúmenes amortiguados de rojo.
Juan Lecuona y Carlos Arnaiz, con una obra de mediana dimensión cada uno, aportan desde sus estilos bien definidos esbozos de figuraciones botánicas, florales, humanas. En capas de color, con pinceladas espesas o raspamientos para definir nervaduras en la tela, el color adquiere en sus trabajos un viso aparentemente decorativo, desmentido por la continuidad (no sin distingos) de un proyecto plástico. Se puede sumar a este universo, quizá por la utilización del grabado sobre el óleo (que Lecuona aplica sin grandilocuencia), un trabajo cobrizo del madrileño Antonio Fernández-Muro que ha envejecido un poco más que las obras que lo rodean. Las pequeñas piezas de Carmelo Arden Quin, que conservan la movilidad y el desplazamiento del plano (a la manera de un Xul Solar sin estridencias ni esoterismos), cierran un segmento histórico de Rojo(s).



Composición libre, Macaparana, técnica mixta sobre tabla, 2009
Composición libre, Macaparana, técnica mixta sobre tabla, 2009

De otros dos artistas españoles -Adolfo Estrada y Gustavo Torner- la muestra ofrece dos obras paradigmáticas. De Estrada, uno de sus clásicos trabajos de papel sobre papel artesanal, donde los planos adquieren un significado místico, no representativo, como espejos de una divinidad ausente para siempre. La sola presencia de la obra de Gustavo Torner (Cuenca, 1925), que en los años 70 fue, junto con Gerardo Rueda y Fernando Zóbel, la punta de lanza del arte moderno en la España franquista, justifica la visita a la galería de Mara. En esa pieza, donde conviven con dureza distintos materiales (piedra, chapa, madera), el rojo adquiere una carga política, de lucha y de rebeldía. Hay también una obra de Eduardo Stupía en la que el color asoma a la manera de rastros de fuegos artificiales, entre la salva de trazos en blanco y negro del artista favorito de la casa.
Con ocho obras cada uno, los por siempre jóvenes Paternosto y Pacovská -inconfundibles en su manera de (des)componer los planos con agresividad o con recogimiento- despliegan unidades de sentido características. El "vía crucis" de los trabajos de Pacovská (ilustradora de libros para niños y diseñadora gráfica, además de pintora), con sus pinceladas que parecen resueltas de una sola vez y con el rojo cadmio intransferible, cuya temperatura se eleva sobre un vacuo fondo blanco, transmite una electricidad atípica. Abrochadas, cosidas o adheridas con cinta, como si fueran folios rescatados de la barbarie, las obras de esta artista (que este año tendrá en el mismo espacio una muestra individual) figuran una transición ágil de lo arcaico a lo ultramoderno.
Precursor en señalar la influencia del arte amerindio en la producción contemporánea, Paternosto amalgama figuras geométricas y tonos de rojo, escarlata u ocre en sus innovaciones formales. Mediante un sistema de marcos, crea una reflexión tanto mental como óptica para graficar lo que tal vez sea, para el artista platense que investigó tanto las posibilidades del blanco como del color exclusivo de la muestra en cuestión, el objeto central de la abstracción: el acto de mirar.

Fuente: ADN Cultura La Nación

PERMANENTE IMPERMANENCIA

Fortaleza en Elsi del Rio

Sutiles huellas humanas se funden con la potencia de la naturaleza en las obras de Florencia Temperley, Alexandra Kehayoglou, Andrés Paredes y Agustín Sirai

Florencia Temperley, Sin título, 2013  Foto: Gentileza Elsi del Rio
Florencia Temperley, Sin título, 2013. Foto: Gentileza Elsi del Rio



La rama está doblada, tensa, como si enfrentara un fuerte viento. De ella cuelgan tres pequeñas flores rosas. Ya no hay vida posible en esta delicada imagen zen, en ese brote frustrado que se empeña en florecer bajo un precario abrigo de tela blanca. De cerca se descubre lo que no cuadra: las flores están unidas a la rama con hilos de coser. Y en esa huella está la poesía.
Los rastros humanos que apenas se adivinan en la fotografía de Florencia Temperley atraviesan casi todas las obras reunidas en Fortaleza , la muestra que la artista comparte hasta el 20 de marzo con Alexandra Kehayoglou, Andrés Paredes y Agustín Sirai en Elsi del Rio (Humboldt 1510). Un retorno a las raíces que nos enfrenta con lo único cierto: la "permanente impermanencia" de la naturaleza.
"Miro lo orgánico como un lugar de resistencia, de refugio de las subjetividades frente a un mundo que lo ve, lo sabe y lo controla todo. La construcción interna de lo que somos, deseamos, creemos, necesita un espacio y un tiempo de reflexión, de contemplación", dice Temperley después de haber tomado distancia de sus impecables creaciones digitales para construir escenas más reales, en las que el defecto se integra a la belleza.
Así como ella ató los hilos que unen las flores a la rama que rescató de la plaza y les cosió un nuevo escenario, Sirai escondió extraños animales entre los árboles de sus pinturas, Kehayoglou combinó los paisajes de su infancia con las alfombras que hacían sus abuelos y Paredes dio volumen, movimiento y color a sus piezas de papel calado. Todos ellos parecen haber trabajado con la convicción de que la verdadera fortaleza está en la ternura, en los pequeños detalles.
Para Sirai, ganador del V Premio de Pintura Banco Central, esos detalles funcionan como un modo de atraer la mirada. Sus misteriosas islas con cascadas geométricas, muebles abandonados y puertas que no conducen a ninguna parte actualizan el paisaje pero mantienen lo que él define como la esencia de este antiquísimo género: "Convocar a la observación, abordar preguntas existenciales sobre la relación del hombre con el mundo".
Desde muy chica, mientras jugaba entre los árboles de su jardín, Kehayoglou aprendió de su padre lo importante que era observar la naturaleza. Dentro de la fábrica de alfombras, esas imágenes se unieron a la tradición familiar para convertirse en túneles mágicos que funden el interior con el exterior, y nos transportan al horizonte de la playa o a una hamaca en medio del bosque.
También Paredes llevó a sus obras el efecto de las gotas de lluvia sobre el monte y las sombras de la infinita variedad de plantas de la selva misionera. Aquí, una vez más, hay que detenerse para distinguir las manos de su sobrino entre los huecos en el papel; otra pequeña huella humana perdida entre los frutos de una fuerza que se intuye más poderosa. "Trabajo con los procesos de la naturaleza -señala el artista- como metáfora de las posibilidades de nuestros propios cambios."

Fuente: ADN Cultura La Nación

QUÉ VES CUANDO ME VES:
CIEN AÑOS DE ARTE ARGENTINO SE MIRAN AL ESPEJO

Autorretratos, política y la intimidad de los creadores desde fines del siglo XIX hasta hoy, en una gran exhibición.



Maresca se entrega a todo destino (1993). La artista se ofrece semi desnuda en un poster, con teléfono y todo...



Por Mercedes Pérez Bergliaffa

Está el tipo desnudo, mirándose en el espejo, apoyado sobre un mueblecito. Hoy no se afeitó. Es “Narciso, de Mataderos”, la genial escultura de Pablo Suárez: un hombre muy blanco creado con yeso pintado, los ojos clavados en sí mismo, embobado, sonriente… La obra es un cuerpo, un manifiesto, un homenaje. Un gesto de ironía y hasta una expresión política porque Narciso es un chongo. Y esta exposición lo muestra así, como es, en toda su desnudez.
Se lo podrá ver desde hoy en Yo, nosotros, el arte, la gran muestra que abrirá en el Espacio de Arte de la Fundación OSDE. ¿Pero de qué se trata la exposición? De una reflexión sobre la figura del artista, sobre su lugar en la sociedad, sobre su propia imagen de sí y sobre cómo ve a los otros. Por eso aparecen, a medida que uno la recorre, muchos retratos, especialmente autorretratos.
Curada por Laura Malosetti Costa, la muestra está organizada por núcleos temáticos: Nosotros, El artista y su modelo, El Taller, Cuestiones de estilo, Héroes y mártires, El cuerpo político y El mundo del arte. Tiene una cantidad de obras exhaustiva, que abarca las de artistas del S XIX hasta las de algunos muy jóvenes y contemporáneos: es intergeneracional.
Hay trabajos del gran Antonio Berni, de Lino E. Spilimbergo, de Carlos Alonso, Luis Felipe Noé; de Liliana Maresca, artista de los 90; de los talentosos Alberto Greco y Federico Peralta Ramos –quien recita, con su estilo personal, “La hora de los magos” de Jorge De La Vega; de la increíble grabadora Aída Carballo; del gran fotógrafo Horacio Coppola; de Ernesto Deira, Nicolás García Uriburu (con su “Green sex New York” (“Sexo verde Nueva York”); de Marcos López, Nicola Costantino, Marta Minujín, Fermín Eguía, el Grupo Etcétera, Francisco Amatriain, Ana Gallardo y Felipe Pino, entre muchos otros. Y después está todo esa camada de “viejos maestros”: Fortunato Lacámera, Miguel Carlos Victorica, Eduardo Sívori, Prilidiano Pueyrredón, Fernando Fader… Hay trabajos que realmente son raros de ver: por empezar, “Maresca se entrega a todo destino”, en el que figura ella misma ofreciéndose semi-desnuda en un poster, junto a un número de teléfono.
Otra obra fuerte e infrecuente es el “Autorretrato fusilado” de Marcelo Brodsky, de los 70. El famoso “Autorretrato” de la talentosa Emilia Bertolé pone varias cosas sobre la mesa: era rosarina, mujer, escritora y pintora a finales del S XIX- principios del XX, y mantenía a su familia pintando retratos. 


El taller del maestro. Spilimbergo en la lente de Grete Stern.
Pero si vamos a hablar de una mujer artista con una obra rara en esta exposición, ella es, sin dudas, Ana Weiss de Rossi con su “En el estudio”. ¿Por qué? Porque pintó a su marido –Alberto María Rossi, pintor- retratando a una modelo desnuda: eso es curioso, ya que casi siempre en esa época (fines de los 30 en Buenos Aires) eran los hombres, los que podían pintar a las modelos desnudas. Aun así, acá, en esta obra, la artista le encontró la vuelta y los pintó a los dos. Recordemos que hasta hacía poco en la Historia, las clases con modelo vivo desnudo en las Academias de Bellas Artes habían estado prohibidas a las mujeres.
También es una sensación deliciosa observar el núcleo dedicado de “El taller”. Es como espiar la intimidad de los artistas, meterse un poco en su espacio más querido.
La curadora explica que “se trata del taller como lugar de bohemia compartida, como laboratorio, como refugio o rincón nostálgico. Este género”, comenta, “parecería cosa del pasado y sin embargo aparecen nuevos modos en el video arte contemporáneo” (se refiere al video de Narcisa Hirsch, “Taller”).
Y ahí esta ese óleo, “Autorretrato en mi estudio”, del exquisito pintor de La Boca Fortunato Lacámera. Y está el “Estudio de Roma” de Pío Collivadino, de hace más de cien años.
Pero una joya se ubica en la entrada, y casi pasa desapercibida: hay unos sillones blancos. Hay un televisor. Hay un video. Si va, siéntese y mírelo. Aparecerá repentinamente en la pantalla, emergiendo de entre una nebulosa eléctrica de colores, el coleccionista Federico Klemm. Entonces usted se dará cuenta: se encuentra sentado en el living (original) de Klemm y está mirando su programa, “El Banquete Telemático”. “El arte es un problema de amor”, explica Klemm desde el plasma, gesticulando en grandes ángulos. De amor, podríamos decir, pero también de reflejo, de comunidad, de reflexión. Lo muestran estas obras. 

Fuente: Revista Ñ Clarín

REABRIERON LA CUEVA DE ALTAMIRA

Reproducción de una de las pinturas de la gruta presentada en el museo de Altamira, el 27 de febrero de 2014

Reproducción de una de las pinturas de la gruta presentada en el museo de Altamira.

Una guia del Museo de Altamira da instrucciones a las cinco personas anónimas que han podido asistir, tras realizarse un sorteo, a la reapertura de la cueva de Altamira en una visita controlada. EFE

Una guia del Museo de Altamira da instrucciones a las cinco personas anónimas que han podido asistir, tras realizarse un sorteo, a la reapertura de la cueva de Altamira en una visita controlada.

Una guia del Museo de Altamira ayuda a limpiarse el calzado a las cinco personas anónimas han podido asistir, tras realizarse un sorteo, a la reapertura de la cueva de Altamira. EFE

Una guia del Museo de Altamira ayuda a limpiarse el calzado a las cinco personas anónimas han podido asistir, tras realizarse un sorteo, a la reapertura de la cueva de Altamira.

Las cinco personas anónimas que han podido asistir, tras realizarse un sorteo, a la reapertura de la cueva de Altamira en una visita controlada. EFE

Las cinco personas anónimas que han podido asistir, tras realizarse un sorteo, a la reapertura de la cueva de Altamira en una visita controlada.

Fuente: EFE

CHINA CONSERVA SU HISTORIA

Turistas visitan el antiguo Palacio de Verano en Pekín, el 19 de febrero de 2014


Turistas visitan el antiguo Palacio de Verano en Pekín, el 19 de febrero de 2014.


Fuente: AFP

REGISTRO DE LA HISTORIA ESTÉTICA FRANCESA

Imagen facilitada por el Museo del Louvre de París de un dibujo de Charles le Brun, preparatorio para la habitación de Pomponne de Bellièvre, en el palacio de los primeros presidentes del Parlamento d

Imagen facilitada por el Museo del Louvre de París de un dibujo de Charles le Brun, preparatorio para la habitación de Pomponne de Bellièvre, en el palacio de los primeros presidentes del Parlamento de París.

Fuente: EFE

DOS CHIRINO, PADRE E HIJA, EN MADRID


Fotografía facilitada por la galería madrileña ArtePaso, de la obra de Martín Chirino, "Raíz" (1965) en hierro, que forma parte de la exposición "Chirino & Chirino", en la que Mart


Fotografía facilitada por la galería madrileña ArtePaso, de la obra de Martín Chirino, "Raíz" (1965) en hierro, que forma parte de la exposición "Chirino & Chirino", en la que Martín Chirino, el escultor de las espirales y el viento dibuja en el aire con el pesado hierro forjado, y Marta Chirino, su hija, dibuja a lápiz sobre frágil papel y crea, con sus finos e infinitos trazos, texturas en las que se encarna la naturaleza.

Fotografía facilitada por la galería madrileña ArtePaso, de la obra de Marta Chirino "Ramas de rosal", que forma parte de la exposición "Chirino & Chirino", en la que Martín Chirin

Una de las esculturas de Martín Chirino, emplazada en la calle Mayor de Triana de Las Palmas de Gran Canaria. EFE/Archivo


Una de las esculturas de Martín Chirino, emplazada en la calle Mayor de Triana de Las Palmas de Gran Canaria. EFE/Archivo

Fuente: EFE

SOL SÓLO DOS VECES AL AÑO

El sol ilumina de lleno el rostro de la estatua de Ramsés II (c) y comienza a alumbrar también las estatuas de los dioses Amón (a su derecha) y Ra (a su izquierda) en el templo de Abu Simbel, en un fe


El sol ilumina de lleno el rostro de la estatua de Ramsés II (c) y comienza a alumbrar también las estatuas de los dioses Amón (a su derecha) y Ra (a su izquierda) en el templo de Abu Simbel, en un fenómeno que sólo sucede dos veces al año y que hace gala de una majestuosa obra de ingeniería.

Fuente: EFE

UN PROYECTO RELIGIOSO CONVULSIONA A PARÍS

Imagen del proyecto de la iglesia ortodoxa rusa de París facilitada por su diseñador, el arquitecto hispano ruso Manuel Núñez Yanowski. La construcción de una catedral ortodoxa rusa en el corazón de P


Imágenes del proyecto de la iglesia ortodoxa rusa de París facilitada por su diseñador, el arquitecto hispano ruso Manuel Núñez Yanowski. La construcción de una catedral ortodoxa rusa en el corazón de París, un gran edificio situado a dos pasos de la torre Eiffel, se ha convertido en un asunto de Estado.


Imagen del proyecto de la iglesia ortodoxa rusa de París facilitada por su diseñador, el arquitecto hispano ruso Manuel Núñez Yanowski. La construcción de una catedral ortodoxa rusa en el corazón de P



Fuente: EFE

"TURN ME ON", EN CHRISTIE'S DE LONDRES

Fotografía facilitada por Christie's de la obra "Objeto cinético" del artista brasileño Abraham Palatnik, una de las piezas que forman parte de la muestra expuesta por la casa londinense


Fotografía facilitada por Christie's de la obra "Objeto cinético" del artista brasileño Abraham Palatnik, una de las piezas que forman parte de la muestra expuesta por la casa londinense, bajo el título "Turn me on".


Fuente: EFE

EL ADIÓS PACO DE LUCÍA

Murió el guitarrista flamenco Paco de Lucía


El guitarrista flamenco español Paco de Lucía ha fallecido en México a los 66 años, anunció este miércoles a la AFP el ayuntamiento de Algeciras, su ciudad natal del sur de España.

Ramos de flores a los pies de la estatua de Paco de Lucía que preside la rotonda situada a la entrada de Algeciras ciudad natal del músico. EFE


Ramos de flores a los pies de la estatua de Paco de Lucía que preside la rotonda situada a la entrada de Algeciras ciudad natal del músico.

Fuente: EFE

"LEWIS HINE. CONSTRUIR UNA NACIÓN", EN NUEVA YORK

Un hombre durante el recorrido por la exposición de fotografías "Lewis Hine. Construir una nación", un conjunto de imágenes originales y más que centenarias, cedidas por la familia Rosenblum


Un hombre durante el recorrido por la exposición de fotografías "Lewis Hine. Construir una nación", un conjunto de imágenes originales y más que centenarias, cedidas por la familia Rosenblum de Nueva York, testimonian hasta el 27 de abril en la sala de exposiciones de San Benito en Valladolid, el concepto de denuncia, la toma de conciencia social y el homenaje al trabajador que su autor legó con su obra.

Un hombre durante el recorrido por la exposición de fotografías "Lewis Hine. Construir una nación", un conjunto de imágenes originales y más que centenarias, cedidas por la familia Rosenblum


Un hombre durante el recorrido por la exposición de fotografías "Lewis Hine. Construir una nación", un conjunto de imágenes originales y más que centenarias, cedidas por la familia Rosenblum


Fuente: EFE

EL SIGLO DE CONDÉ NAST, EN PARÍS

Una mujer observa una fotografía de la exhibición "Papel brillante, un siglo de fotografía de moda de Condé Nast", el 27 de febrero de 2014 en el Museo Palais Galliera de París

Visitantes observan fotografías en la exhibición "Papel brillante, un siglo de fotografía de moda de Condé Nast", en el Museo Palais Galliera de París.
Una mujer observa una fotografía de la exhibición "Papel brillante, un siglo de fotografía de moda de Condé Nast", el 27 de febrero de 2014 en el Museo Palais Galliera de París



Personas observan una fotografía de la exhibición "Papel brillante, un siglo de fotografía de moda de Condé Nast", el 27 de febrero de 2014 en el Museo Palais Galliera de París


Fuente: AFP

AQUELLA INCREIBLE BÚSQUEDA EN LA CORDILLERA

La muerte de Carlos Páez Vilaró

Encabezó los esfuerzos por dar con el avión caído en los Andes, donde rescató a su hijo


    Carlos Páez Vilaró con su hijo Carlos Miguel Páez Rodríguez, cuando lo encontró vivo, entre los sobrevivientes de la tragedia de los Andes.



MONTEVIDEO (De nuestro corresponsal).- "Carlitos Miguel Páez, mi hijo. Carlitos Miguel Páez, mi hijo." Dos veces, porque el periodista le pidió que leyera todos los nombres dos veces. Así, Carlos Páez Vilaró leyó el nombre de su hijo que había estado perdido en los Andes durante dos meses y medio.
Estaba ahí, en Chile, porque nunca había perdido las esperanzas, pese a que las tareas de rescate habían concluido y todos creían que los jóvenes uruguayos que se habían accidentado en un vuelo hacia Santiago, adonde iban a jugar un partido de rugby, estaban todos muertos.Y cuando por la porfiada búsqueda de aquellos 16 sobrevivientes lograron avisar que estaban vivos y fueron rescatados, fue Páez el encargado de leer aquella lista. Para unos, la vuelta a la vida; para otros, la confirmación de la muerte.
Carlitos Miguel estaba en la lista de los sobrevivientes.
El 13 de octubre de 1972, el avión Fairchild Hiller FH-227 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en la Cordillera con 45 personas a bordo. Ahí viajaban los jóvenes del equipo de rugby Old Christians, de Montevideo. Muchos murieron en el accidente y algunos, en las horas posteriores. Los 27 sobrevivientes esperaron el rescate en condiciones muy duras, por la falta de alimentos y por el frío.
La búsqueda no dio resultados positivos y a los 10 días los sobrevivientes escucharon por radio que los daban por muertos.
Tuvieron que buscar la forma de salir. Pero el paso de los días y un alud de nieve provocaron la muerte de varios más. Quedaron dieciséis.
Carlos Páez Vilaró no se rindió. Buscó ayuda de videntes, de rescatistas, no quería volver a Montevideo sin su hijo.
Pero nada, ni una señal.
Los que estaban en el avión sufrían el frío, el hambre y la imposibilidad de curar heridas.
En medio de la nieve, el único alimento que tenían estaba en el cuerpo de sus amigos ya fallecidos. Y luego de rodeos, decidieron hacerlo, mientras designaron a los que conservaban más fuerzas para salir a pedir ayuda.
Fernando Parrado y Roberto Canessa efectuaron un extraordinario esfuerzo, caminando en la montaña y entre la nieve, hasta que un día de diciembre lograron divisar a un arriero chileno. Parrado logró escribir un papel que tiró al otro lado con una piedra: "Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba y en el avión quedan 14 personas heridas".
Carlos Páez, sin saber de esto, ya se volvía para pasar la Navidad con su familia. Pero en el aeropuerto escuchó por los parlantes: "Atención, policía, detengan a Páez Vilaró". Era para avisarle que un arriero tenía datos de los "jóvenes de las montañas".
Salió a tomar un taxi y se dio cuenta de que no tenía dinero. El taxista no le cobró el viaje y le ofreció su billetera: "Tome lo que precise".
Pocas horas después, Carlos abrazaría a su hijo, muy desmejorado. El artista recuerda aquel momento indscriptible: "Entre Carlitos y yo estaba la luna que me miraba desde el cielo. Y yo le había chiflado detrás de la Cordillera, como para que supiera que estaba ahí"

Fuente: lanacion.com


Un símbolo del amor paterno



Carlos Páez Vilaró nunca se dio por vencido mientras buscaba desesperadamente a su hijo Carlos Miguel Páez Rodríguez, cuando el avión Fairchild de la Fuerza Aérea Uruguaya, que lo llevaba a Chile a jugar al Rugby, cayó en la Cordillera de los Andes, aquel 13 de octubre de 1972.

Para mí, todo un símbolo de lo que puede llegar a mover el amor paterno.
Compartí con Carlos Miguel Páez Rodríguez una muy querida tía abuela, una mujer singular, genial: Raquel Aldao de Rodríguez.
Raquel Aldao, una mujer de avanzada, entre otras cosas...
- Concibió la idea de filmar el primer largometraje argentino y armó su elenco, entre hermanos y amigos. Se trata de Amalia, sobre el texto original de José Mármol, que dirigió Enrique García Velloso y se estrenó en el Teatro Colón, en 1914. El importe que se recaudara por la venta de entradas, se destinaría a la meritoria Sociedad de Beneficencia de la Capital, una ONG de aquella época que mantenía grandes obras de caridad de aquí.
- Voló con Jorge Newbery en un precario y frágil avión Morane-Saulnier.
- Fue la segunda mujer oficialmente habilitada para manejar automóviles, después de tres hombres y otra mujer.
- Fue la primera campeona femenina de Golf del Mar del Plata Golf Club, en 1916.
- Bailó tango con el Eduardo de Windsor, Príncipe de Gales, cuando el heredero del trono británico visitó el país con su hermano el Príncipe Jorge, en 1925, en el Palacio Ortiz Basualdo, hoy sede de la Embajada de Francia en Buenos Aires. Años después, Eduardo iba a abdicar al trono británico para poder casarse con la estadounidense Wallis Simpson, que era divorciada.
- Etc.


Personalmente la vi a mi muy querida tía Raquel Aldao de Rodríguez en casa de su hermana Inés, mi abuela materna, escribirle una carta de pésame a su sobrina Madelón Rodríguez - primera mujer de Carlos Páez Vilaró - por haber creído que su hijo Carlos Miguel había muerto en el accidente aéreo de la Cordillera.
Después, por suerte, la aparición de Carlos Miguel con vida invalidó esa carta de pésame.

Carlos Páez Vilaró consultó a un famoso vidente holandés que dijo que veía que el avión se había estrellado contra la Cordillera, que se había deslizado por una pendiente blanca y que veía vida alrededor del avión caído.
Paéz Vilaró nunca abandonó la búsqueda de su hijo y esa búsqueda le dio la recompensa más maravillosa y más buscada: encontró a su hijo Carlos Miguel entre el grupo de sobrevivientes del accidente y de los terribles 72 días pasados en la Cordillera con posterioridad al accidente, hasta que el grupo pudo ser rescatado por helicópteros de la Fuerza Aérea Chilena.
Escuché en directo la conferencia de prensa que los sobrevivientes dieron por TV en la sede del Old Christians College de Montevideo a su llegada a la capital uruguaya.


P. L. B.

CON RÉCORD DE VISITANTES, CERRÓ LA MUESTRA DE MUECK

Arte / Atrajo a Más de 151.000 personas


Fue la exposición más convocante en la historia de la Fundación Proa; grandes citas para este año
Largas filas para ver las esculturas del australiano Ron Mueck, ayer, en el cierre de la muestra  Foto: Patricio Pidal / AFV
Largas filas para ver las esculturas del australiano Ron Mueck, ayer, en el cierre de la muestra.
Foto: Patricio Pidal / AFV
Por Evangelina Himitian  | LA NACIÓN

Faltaban apenas dos horas para que cerrara la exposición. De todas formas, la fila daba vuelta a la esquina de Pedro de Mendoza y Magallanes, con el colorido de las casas de La Boca como telón de fondo. La muestra del escultor Ron Mueck llegó ayer a su último día en Buenos Aires con todo un récord: fue visitada por más de 151.000 personas, un número sin precedente en la historia de la Fundación Proa y que se encolumna detrás del furor que despertó el año pasado Obsesión Infinita, la retrospectiva de la artista japonesa Yayoi Kusama en el Malba, a la que asistieron unas 206.000 personas.
En Proa estiman que, desde que abrió sus puertas, el 6 de noviembre último, la muestra del australiano hiperrealista atrajo multitudes, a un ritmo de 2500 visitantes por día.

"Esta cantidad de público y en la zona sur de la ciudad es todo un récord. La muestra desbordó nuestras expectativas. Y nos sentimos orgullosos de saber que no podría haberle ido mejor en la zona norte de la ciudad", asegura Adriana Rosenberg, directora de la Fundación.
El juego de miradas e ilusiones que proponen las nueve obras de Mueck no pasó inadvertido para los porteños. Pese al calor que castigó durante los últimos meses, miles de personas hicieron filas a diario en la puerta de la Fundación Proa para pasar por delante de aquellas esculturas de resina, fibra de vidrio y silicona.
Los personajes, salidos de la genialidad de Mueck, parecían interpelar a quien se parara adelante desde la soledad y el ensimismamiento de sus formas. ¿El perfil del visitante? Adultos de unos 40 años, acompañados en su mayoría por sus hijos pequeños, un público inusual para las presentaciones de Proa.


Largas filas para ver las esculturas del australiano Ron Mueck, ayer, en el cierre de la muestra.  Foto:  Patricio Pidal / AFV
Largas filas para ver las esculturas del australiano Ron Mueck, ayer, en el cierre de la muestra. 
Foto:  Patricio Pidal / AFV


"Nos encantó. Me habían hablado muy bien de la muestra. Pero tanto los grandes como los chicos lo disfrutamos. Eso sí, demasiada gente", apuntó Soledad del Rey, una de las tantas personas que ayer visitaron la exposición. Ella la recorrió junto a su marido, Esteban, y a sus hijos, Sebastián, de siete años y Rocío, de tres.
La relación entre grandes muestras de arte contemporáneo y convocatorias multitudinarias parece estar probada en Buenos Aires, a juzgar por lo que ocurrió en el último año.
En los próximos días, Malba redoblará su apuesta con In Your Face, una provocativa muestra del fotógrafo peruano Mario Testino que actualmente se exhibe en el Museum of Fine Arts de Boston, donde recibió más de 150.000 espectadores.
La exposición abrirá sus puertas el próximo 14 de marzo en Buenos Aires y promete convocar a una verdadera multitud. Radicado en Londres desde 1976, Testino es uno de los fotógrafos de moda y retratos más prolíficos de esta generación y ha expuesto su obra en las principales salas del mundo.
En la muestra podrán verse algunos de sus trabajos publicados en revistas como Vogue y Vanity Fair, o producciones hechas para firmas como Gucci y Versace. En total son 122 imágenes que van desde retratos de íconos de la cultura popular y la industria del glamour -Kate Moss, Nicole Kidman, Mick Jagger, Madonna, Lady Gaga, Brad Pitt, David Beckham, entre ellos- hasta una serie de tomas autobiográficas.
La de Testino será la primera de las tres grandes apuestas de Malba para este año, con las que esperan superar su marca histórica de 400.000 visitantes al año.
Le seguirá en julio próximo Le Parc Lumière, con las obras cinéticas del mendocino Julio Le Parc, que actualmente se están presentando en Casa Daros, en Río de Janeiro.
En octubre, llegará al Malba la tercera gran promesa del año: Juanito y Ramona, de Antonio Berni, que en noviembre último se presentó en el Museum of Fine Arts de Houston y que propone un recorrido por más de 170 obras creadas entre 1956 y 1978, provenientes de la familia del artista y de importantes colecciones públicas y privadas de la Argentina, Estados Unidos, España y Bélgica.
En esos años, Berni produjo más de 250 obras con los personajes Juanito Laguna y Ramona Montiel, para retratar a la sociedad posindustrial argentina. Juanito es hijo de campesinos inmigrantes y se muda a la ciudad en busca de una vida mejor, pero termina en una villa miseria. La selección de obras lo mostrará celebrando la Navidad, aprendiendo a leer, remontando un barrilete, jugando, nadando en una laguna con su perro, llevándole comida a su padre a la fábrica. Su mundo está compuesto por retazos de tela, hojas de metal, latas, contenedores plásticos y desechos industriales.
Ramona nació cuando Berni vivía en París, a comienzos de los 60. Es una mujer joven y humilde que se prostituye para acceder a la poderosa elite social y política.
Poder reunir casi el 70% de la producción de Berni sobre Juanito y Ramona demandó un gran trabajo de curaduría por parte de Mari Carmen Ramírez, del Centro Wortham de Arte Latinoameriano, y Marcelo Pacheco, curador jefe del Malba hasta junio último.
La muestra promete atraer nuevamente una multitud.
La Fundación Proa también redobla su apuesta para 2014, con la muestra que abrirá el 22 de marzo próximo: una retrospectiva del artista alemán Joseph Beuys compuesta por 110 objetos, pinturas, dibujos y videos que registran sus performances. La muestra fue organizada por la Galerie Thomas Modern de Munich en colaboración con el Instituto Plano Cultural de San Pablo y la Fundación Proa.
La visita del británico Richard Long, referente del land art , al Faena Arts Center se suma a la promisoria agenda que tendrá el arte durante este año. La obra de Long se caracteriza por utilizar únicamente materiales naturales, como piedras, madera, polvo o ceniza, en sus instalaciones, todos objetos hallados "en el camino". Muchas otras veces sólo se limita a dejar la huella de sus pisadas en paisajes como los Andes bolivianos, Alaska o el Kilimanjaro y tomar un registro. En julio visitará el Faena para proyectar su próxima obra site-specific.


El arte, medido en visitantes

Algunas de las muestras más convocantes
  • 151.598
    Ron Mueck

    El contador de la página de la Fundación Proa alcanzó ayer ese número. Un número nunca visto en el museo de La Boca.
  • 206.000
    Yayoi Kusama

    La obra de la mayor artista japonesa viva produjo una verdadera revolución en el Malba, el año pasado. Las largas filas siguieron hasta el último día.
  • 196.000
    Andy Warhol

    En febrero de 2010, se marcó el récord anterior del Malba: fue en la muestra de Andy Warho
    l.

Fuente: lanacion.com

EL PAYADOR QUE 150 AÑOS DESPUÉS SIGUE DANDO QUE HABLAR

Gabino Ezeiza nació en 1858 y de la mano de la improvisación y la guitarra hizo historia.
En su honor existe en el país el Día del Payador







De traje. Hijo de un esclavo de raza negra, vivió siempre en Buenos Aires.

Por Eduardo Parise

Algunos historiadores fijan su fecha de nacimiento el 3 de febrero de 1858. Otros, el 19 de febrero de ese mismo año. De lo que no hay duda es que Gabino Jacinto Ezeiza, nació en una modesta casa de Chacabuco al 200, en el barrio de Monserrat, por lo que era bien de esta Ciudad que después lo iba a convertir en un ídolo. Ahora, más de un siglo y medio después, su imagen de cantor popular sigue intacta aunque su nombre no le diga mucho a las nuevas generaciones.
Gabino era hijo de Joaquín Ezeiza y de Joaquina García. Lo curioso era que siendo de raza negra tuviera ese apellido europeo. La explicación no tiene misterios: su padre había servido a la familia Ezeiza y, como muchos herederos de viejos esclavos, lo había incorporado a su identidad. El primer vasco con ese apellido que llegó a estas tierras fue Jerónimo Antonio de Ezeyza Urrutume e Irazábal Pagola, un hombre nacido en Albistur, provincia de Guipuzcoa. Fue entre 1740 y 1770. Y seguramente alguno de sus descendientes fue quien contó al papá de Gabino como sirviente.
Lo cierto es que desde muy chico, el negrito Gabino se entreveró en las pulperías de su barrio y de San Telmo. Huérfano desde pequeño (su padre, como tantos de su raza, murió en 1867 en la guerra con Paraguay; su mamá había muerto un par de años antes), en esas pulperías conoció a Pancho Luna, un pardo anciano quien le enseñó los rudimentos de la guitarra.
Después de haber pasado por publicaciones de su comunidad (firmaba con el seudónimo de “Liberato” y hasta fue director literario del semanario La Juventud) Gabino Ezeiza optó por dedicarse al canto en forma permanente. Tenía poco más de 20 años, vivía en San Telmo y, aunque figuraba como de profesión jornalero, ya se perfilaba como payador. Su calidad de orador, capaz de improvisaciones impactantes, hacía que la gente lo siguiera en cada presentación.
Desde 1880 en adelante, su fama de gran improvisador y filoso contrincante en los contrapuntos, lo llevarían a la mayor popularidad. Sus enfrentamientos verbales con Nemesio Trejo, Pablo José Vázquez o Pedro Vázquez (dicen que lo enfrentó dos veces y en ambas Gabino fue derrotado) lo hacían figura. Pero para los historiadores, el mayor logro de Ezeiza fue cuando en esos choques de palabras venció a Juan de Nava, un payador uruguayo, a quien enfrentó en Montevideo. Fue el 23 de julio de 1884, en una cancha de pelota de la calle San José, entre Quareim e Ibicuy. Cuentan que más 300 personas se agolparon para ver esa tenida, consagratoria para Gabino. Por ese hecho, en la Argentina, se considera al 23 de julio como “El Día del Payador”.
Además, de sus muchas visitas a Uruguay quedaría aquel famoso saludo a Paysandú ( “Heroico Paysandú, yo te saludo / hermano de la patria en que nací / tus hechos y tus glorias esplendentes / se cantan en mi patria como aquí” ). Y también se haría leyenda su militancia política, primero en las huestes de Leandro Alem (Gabino participó en algunos enfrentamientos de la Revolución del 90 y hasta terminó preso) y después con Hipólito Yrigoyen. Curiosamente, Ezeiza murió a los 58 años en su casa del barrio de Flores el 12 de octubre de 1916, el mismo día en que Yrigoyen asumía su primera presidencia. Como herencia, quedarían diez hijos de su matrimonio con Petrona Peñaloza, al parecer bisnieta del “Chacho”.
Su fama de guitarrero payador y cantor siempre dijo presente en conocidos boliches de la Ciudad. Así lo vieron por ejemplo en el Café Oviedo, de Mataderos, o en el Café de los Angelitos, en Rivadavia y Rincón, donde cuentan que compartía mesa con Carlos Gardel y José Razzano. También grabó algunos discos con acompañamiento al piano de Manuel Campoamor. Este hombre está considerado entre los pioneros del tango. Y tal vez su obra más conocida sea el tango “La C…ara de la L…una”, dedicado a chicas que trabajaban en prostíbulos. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

MURIÓ EL ARTISTA URUGUAYO CARLOS PÁEZ VILARÓ

Tenía 90 años. Falleció en Casapueblo, su legendaria creación ubicada en Punta Ballena, a 13 kilómetros de Punta del Este.

Páez Vilaró y una autobiografía para seguir viviendo

ÁFRICA. CON ALBERT SCHWEITZER.








En su Casapueblo, el jueves al atardecer (no podía ser de otra manera, la puesta del sol en ese rincón del Uruguay es famosa) el pintor uruguayo Carlos Páez Vilaró presentó Posdata , su autobiografía de casi 400 páginas. con fotos, editada por el sello Aguilar.
Allí el pintor y gran viajero deja constancia de algunas de las máximas que lo han guiado. Por ejemplo: “No recular nunca, no dejarse vencer por las contrariedades, responder con una sonrisa a las ofensa, enfrentar con optimismo los contrastes, desvestirse de arrogancia, optar por el camino de la humildad, actuar sin aspirar a una medalla’’.
Para darle la bienvenida a este libro, la tradicional construcción blanca y multiforme enclavada en los acantilados de Punta Ballena, se vistió de fiesta. Y a ella concurrieron más de 300 personas, entre amigos, admiradores, turistas curiosos y personalidades de ambas márgenes del Plata, como el escritor Mario “Pacho” O’Donnell, el periodista Enrique Llamas de Madariaga, el técnico de la selección uruguaya de fútbol, Oscar Tabárez, y el ministro de turismo de Uruguay, Héctor Lescano.
Para describir sus 88 años de vida, Paéz Vilaró debió bucear en su memoria y en los muchos papeles de viaje y otras anotaciones donde fue plasmando su particular forma de ver el mundo. “La posdata es el suspiro final de una confesión que nos habilita a recuperar de nuestra memoria algo que quisimos decir y se nos pasó de largo. Es la chance que se nos abre al terminar una carta para sumarle todo aquello que se escapó de nuestra concentración”, afirmó el artista, desde el “escenario” armado al lado de la piscina. “La vida no es otra cosa que una excusa para encontrar la manera de vivirla. Por eso, recargo las pilas y avanzo hacia el misterio”.
Antes de pedir perdón a los libreros por ocupar anaqueles de sus locales sin ser escritor, y de invitar a los presentes a su tradicional Oda al sol , Páez Vilaró pidió al público que no tomara a Posdata como una despedida, “porque amo la vida, y quiero seguir viviendo”, enfatizó.
Antes de finalizar la presentación, la editora Ana Laura Lissardy, contó que en una de las varias charlas que había tenido con Páez Vilaró, él le contó que en muchos momentos, cuando la inspiración no le fluía, para que volviese, escuchaba la canción Un uomo navigato , del italiano Roberto Vecchioni, a quien no conocía. “Vecchioni lo quiere saludar”, le dijo Lissardy, ni bien terminó de sonar la canción. Y en una pantalla apareció el cantautor hablándole a Páez Vilaró, quien no pudo ocultar su sorpresa y emoción.
No es para menos; este es el hombre que escribió: “`Un día decidí partir por el camino del sol en busca del arte y, si bien éste me rozó, siento que aún no he logrado tocarlo”.

Fuente: Revista Ñ Clarín