Saqueadores de tumbas inexpertos provocaron
destrozos en tesoros etruscos, que finalmente fueron rescatados por las
autoridades italiana que los acusaron de ineptos.
En términos de robos de tumbas, fue un trabajo chapucero. Los
ladrones no eran "tombaroli" profesionales, los saqueadores de sitios
antiguos que durante siglos han vaciado tumbas en Italia.
Según dijeron las autoridades, fueron personas que se toparon con un importante tesoro de objetos etruscos una década atrás al hacer las excavaciones para construir un garaje en una mansión cerca del centro de la ciudad.
En lugar de dar parte a las autoridades, los saqueadores se dividieron el botín y pasaron años intentando ver cómo transformar su buena suerte en dinero, dicen los investigadores. Sin embargo, hace dos años, policías que allanaron una casa en Roma encontraron una foto de lo que parecía ser un objeto ilícito.
Esa investigación los llevó a Perugia, y cuando constataron que los saqueadores parecían estar listos para vender los objetos este año, la policía actuó rápidamente. "No queríamos correr el riesgo de perderles el rastro" ya que "piezas muy importantes como ésta probablemente acabarían en el exterior porque son difíciles de vender en Italia", dijo el mayor Antonio Coppola, uno de los investigadores.
Recientemente, las autoridades italianas incautaron las 21 urnas de mármol travertino delicadamente talladas que se remontan al período helenístico. Según la ley italiana, ahora son propiedad del Estado y más adelante serán instaladas en el museo arqueológico de Perugia.
Los arqueólogos deploran el hecho de haber perdido, no obstante, algo precioso: el contexto en el que fueron hallados los objetos. Para cubrir sus huellas, los saqueadores efectivamente borraron el tipo de información tamaño de la tumba, número de habitaciones, cómo estaban dispuestos las urnas y otros objetos que los científicos analizan buscando datos para reconstruir las civilizaciones antiguas.
"Y todavía no sabemos dónde estaba la tumba pensamos que construyeron arriba", dijo Luana Cenciaioli, funcionaria local del organismo a cargo del patrimonio cultural, que ha iniciado una excavación exploratoria en la zona donde se considera que puede haber estado emplazada la tumba.
El suelo de Italia, donde los objetos abundan, siempre aporta pruebas de civilizaciones pasadas cuando se echan los cimientos o se construyen nuevas calles o cloacas y las autoridades se esfuerzan desde hace tiempo por contrarrestar el tráfico de esos objetos.
De todas maneras, gracias a una mayor actividad en el área de investigación y a los casos judiciales italianos destacados, el mercado de objetos saqueados se ha enfriado, y los museos del mundo entero han establecido normas más estrictas para adquirir antigüedades.
Las urnas confiscadas este año fueron identificadas como pertenecientes a la familia Cacni, un clan local muy rico, y datan de los siglos III y II aC.
Por desgracia, la inexperiencia de los excavadores llevó a éstos a dañar algunas urnas al ser retiradas del suelo sin ninguna precaución. Y algunos de los tonos brillantes como la decoración dorada que iluminaban el travertino y son típicos del arte etrusco se desvanecieron por falta de cuidado, un proceso que un restaurador calificado podría haber evitado.
"No eran los ladrones de tumbas clásicos, porque los tombaroli habrían sido más cuidadosos", dijo el general Mariano Mossa, comandante de la unidad de la policía militar que se especializa en robo de arte.
Los ladrones de tumbas tradicionales habrían entregado rápidamente los objetos a intermediarios, pero en este caso los saqueadores conservaron las piezas durante años, tratando de encontrar un comprador, dijo el mayor Coppola.
No ha habido arrestos ni se han dado a conocer nombres en el caso, pero los investigadores identificaron a cinco sospechosos. Podrían recibir hasta 10 años de cárcel. De todos modos, es probable que el caso no vaya a juicio ya que según la disposición legislativa en materia de plazos que rige los delitos de los cuales se los acusa, la causa podría prescribir.
Paolo Abbritti, el fiscal al frente del caso, dijo que en una zona donde se considera que hay un abundante patrimonio arquitectónico sepultado, es difícil saber cuánto se excava ilegalmente. "Sospecho que muchos hallazgos se nos escabullen de las manos", dijo.
La calidad de las urnas hizo que su recuperación por parte de la policía fuera un momento especial, dijo Cenciaioli. "Son de las mejores que se han encontrado", dijo.
Si quienes las descubrieron hubieran notificado a las autoridades cuando se toparon con la tumba, podrían haberse beneficiado con una recompensa para descubridores -25% del valor de mercado de un objeto para la persona que lo encuentra y 25% para la persona en cuya propiedad fue hallado.
Cenciaioli estimó que el precio medio de mercado para una urna sería de unos 40.000 euros (alrededor de US$ 52.000), lo que significa que la recompensa para el descubridor habría superado los 10.000 euros (unos US$ 13.000) por una sola urna.
Dijo "Puede llegar a ser una bonita suma".
Según dijeron las autoridades, fueron personas que se toparon con un importante tesoro de objetos etruscos una década atrás al hacer las excavaciones para construir un garaje en una mansión cerca del centro de la ciudad.
En lugar de dar parte a las autoridades, los saqueadores se dividieron el botín y pasaron años intentando ver cómo transformar su buena suerte en dinero, dicen los investigadores. Sin embargo, hace dos años, policías que allanaron una casa en Roma encontraron una foto de lo que parecía ser un objeto ilícito.
Esa investigación los llevó a Perugia, y cuando constataron que los saqueadores parecían estar listos para vender los objetos este año, la policía actuó rápidamente. "No queríamos correr el riesgo de perderles el rastro" ya que "piezas muy importantes como ésta probablemente acabarían en el exterior porque son difíciles de vender en Italia", dijo el mayor Antonio Coppola, uno de los investigadores.
Recientemente, las autoridades italianas incautaron las 21 urnas de mármol travertino delicadamente talladas que se remontan al período helenístico. Según la ley italiana, ahora son propiedad del Estado y más adelante serán instaladas en el museo arqueológico de Perugia.
Los arqueólogos deploran el hecho de haber perdido, no obstante, algo precioso: el contexto en el que fueron hallados los objetos. Para cubrir sus huellas, los saqueadores efectivamente borraron el tipo de información tamaño de la tumba, número de habitaciones, cómo estaban dispuestos las urnas y otros objetos que los científicos analizan buscando datos para reconstruir las civilizaciones antiguas.
"Y todavía no sabemos dónde estaba la tumba pensamos que construyeron arriba", dijo Luana Cenciaioli, funcionaria local del organismo a cargo del patrimonio cultural, que ha iniciado una excavación exploratoria en la zona donde se considera que puede haber estado emplazada la tumba.
El suelo de Italia, donde los objetos abundan, siempre aporta pruebas de civilizaciones pasadas cuando se echan los cimientos o se construyen nuevas calles o cloacas y las autoridades se esfuerzan desde hace tiempo por contrarrestar el tráfico de esos objetos.
De todas maneras, gracias a una mayor actividad en el área de investigación y a los casos judiciales italianos destacados, el mercado de objetos saqueados se ha enfriado, y los museos del mundo entero han establecido normas más estrictas para adquirir antigüedades.
Las urnas confiscadas este año fueron identificadas como pertenecientes a la familia Cacni, un clan local muy rico, y datan de los siglos III y II aC.
Por desgracia, la inexperiencia de los excavadores llevó a éstos a dañar algunas urnas al ser retiradas del suelo sin ninguna precaución. Y algunos de los tonos brillantes como la decoración dorada que iluminaban el travertino y son típicos del arte etrusco se desvanecieron por falta de cuidado, un proceso que un restaurador calificado podría haber evitado.
"No eran los ladrones de tumbas clásicos, porque los tombaroli habrían sido más cuidadosos", dijo el general Mariano Mossa, comandante de la unidad de la policía militar que se especializa en robo de arte.
Los ladrones de tumbas tradicionales habrían entregado rápidamente los objetos a intermediarios, pero en este caso los saqueadores conservaron las piezas durante años, tratando de encontrar un comprador, dijo el mayor Coppola.
No ha habido arrestos ni se han dado a conocer nombres en el caso, pero los investigadores identificaron a cinco sospechosos. Podrían recibir hasta 10 años de cárcel. De todos modos, es probable que el caso no vaya a juicio ya que según la disposición legislativa en materia de plazos que rige los delitos de los cuales se los acusa, la causa podría prescribir.
Paolo Abbritti, el fiscal al frente del caso, dijo que en una zona donde se considera que hay un abundante patrimonio arquitectónico sepultado, es difícil saber cuánto se excava ilegalmente. "Sospecho que muchos hallazgos se nos escabullen de las manos", dijo.
La calidad de las urnas hizo que su recuperación por parte de la policía fuera un momento especial, dijo Cenciaioli. "Son de las mejores que se han encontrado", dijo.
Si quienes las descubrieron hubieran notificado a las autoridades cuando se toparon con la tumba, podrían haberse beneficiado con una recompensa para descubridores -25% del valor de mercado de un objeto para la persona que lo encuentra y 25% para la persona en cuya propiedad fue hallado.
Cenciaioli estimó que el precio medio de mercado para una urna sería de unos 40.000 euros (alrededor de US$ 52.000), lo que significa que la recompensa para el descubridor habría superado los 10.000 euros (unos US$ 13.000) por una sola urna.
Dijo "Puede llegar a ser una bonita suma".
Fuente: Revista Ñ Clarín
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