Juntos. Cortázar y Eduardo Jonquières. Un libro de 2010 reproduce las cartas de esta amistad./Alberto Jonquières
Por Julieta Roffo
"Misterio sin fuga: el martes a la tarde, después de las 18, el plantel casi completo
del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori colgaba las obras que saldrán a remate en la décimotercera edición de un evento que la institución organiza año a año. Simultáneamente y cuando la guardia de sala se había ausentado de la muestra Jonquières: 50 años después, de París a Buenos Aires , un hombre sustrajo el dibujo Retrato de muchacho . “El
joven entró y salió varias veces del museo y eso llamó la atención del
personal, que cuando vio movimientos sospechosos lo siguió hasta el
baño”, reconstruye María Isabel Larrañaga, directora del Museo, y
agrega: “Cuando salió del cubículo, con los ojos inyectados en sangre,
los dos trabajadores del museo encontraron el marco y el paspartú del
dibujo, pero la obra no estaba”.
La obra, dice Larrañaga, no tiene valor de mercado. Si hay que tasarla, calcula que vale unos 300 pesos.
Desde
el Sívori se comunicaron con la Policía y cuando los oficiales de la
Comisaría 23 inspeccionaron al implicado, no encontraron el dibujo de
Jonquières, que pertenece a la colección privada de su hijo ,
Alberto, que vive en París y viajó a Buenos Aires para presenciar la
muestra que homenajea a su padre, Eduardo. “Desolado”, se autodefinió
ante el robo de la obra, aunque se consoló pensando que “se trataba de
algo chiquito”.
Para Larrañaga hay dos posibles destinos para el
misterioso dibujo: el hombre que lo sustrajo se lo pasó a otra persona
antes de ser encontrado –algunos miembros de la Asociación Amigos lo
vieron recorriendo las salas en compañía de otro hombre– o descartó el
dibujo por el inodoro.
La directora abona más la segunda teoría
, pensando en que al hombre se le habría mojado el dibujo figurativo
realizado durante los años 20, porque asegura que en el paspartú “había
restos de tinta chorreada”.
Desde la Comisaría 23 confirmaron a Clarín
que un hombre de 28 años fue demorado allí por la sustracción del
dibujo y que se le abrió una causa por hurto. Ayer, el implicado ya no
estaba en la dependencia policial por tratarse de un delito
excarcelable. Pero la causa sigue abierta en el Juzgado Nacional
Correccional N° 5, a cargo de Walter José Candela. Ni desde la comisaría
ni desde el ministerio de Justicia y Seguridad de la Nación pudieron
agregar información sobre el destino de la obra.
La desaparición
cinematográfica del dibujo de Jonquières convive con la preocupación de
las autoridades y trabajadores del Museo Sívori –entre otras
instituciones porteñas– por la seguridad en sus edificios.
La
primera medida que se tomó en la institución fue abrir un sumario
administrativo a las dos personas que realizan guardia de sala y al
responsable de ambas. Pero Larrañaga se manifiesta “muy preocupada”:
“Pedí mejoras en la seguridad y no obtengo ninguna respuesta”, explica, y
dice que es una inquietud de varios museos.
Para ella, la tecnología no siempre es suficiente: el Sívori es monitoreado por ocho cámaras, pero hay sectores que quedan ciegos
, como la pared de la que se sustrajo el dibujo de Jonquières.
“Luchamos para que se mantuviera la presencia humana durante las 24
horas, y aunque por ahora continúa, la última comunicación oficial que
se dio ordenaba retirar a los encargados de la seguridad nocturna ”, explica. Sin ese sereno, dice, “habría muestras y artistas en los que ni siquiera hubiera pensado”.
“Parece un caso de Poirot” (el detective de Agatha Christie), dijo Larrañaga. Un poco bromeando, otro poco en serio.
Fuente: Revista Ñ Clarín
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