Obra de cuatro genios del muralismo nacional:
Castagnino, Spilimbergo, Urruchúa y Colmeiro. Las pintaron en Galerías
Pacífico, de donde fueron extraídas en los 90. Las restauraron en la
Biblioteca Nacional.
Hoy, a las cuatro de la tarde, cuando se presenten las cuatro estaciones que hace más de 70 años crearon Juan Carlos Castagnino, Lino Enea Spilimbergo, Demetrio Urruchúa y Manuel Colmeiro, habrá cerrado un silencioso y extenso proceso de restauración que llena de satisfacción al equipo que tuvo a su cargo la tarea.
El Instituto de
Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural (IIPC) de la Universidad de
San Martín (Unsam) es responsable de “Las Lunetas”, que representan las
cuatro estaciones del año y que fueron realizadas por aquellos
extraordinarios artistas que integraron el llamado TAM (Taller de Arte
Mural), deshojado luego de ese trabajo a ocho manos por los vaivenes
políticos de la Argentina y la falta de subvenciones.
“Las
lunetas” pertenecieron al patrimonio arquitectónico del antiguo edificio
Bon Marché y fueron extraídas para su recuperación material y artística
cuando se planificó abrir allí las hoy llamadas Galerías Pacífico. Las
cuatro obras murales se completan con la cúpula que creó Antonio Berni, y
que luce en su ubicación actual en la calle San Martín, entre Viamonte y
Córdoba.
En los años 90 la galería devino en shopping por lo que
las lunetas fueron desmontadas, dejando trunco el diálogo que las cuatro
estaciones tenían con la cúpula del espacio. Así se desmanteló el único
conjunto pictórico realizado por el TAM en 1946.
Las lunetas
fueron trasladadas a un depósito en desuso de la Biblioteca Nacional,
hasta que su conducción decidió recuperarlas. En el desmontaje del
hormigón que contenía a Las Lunetas y el armado de una suerte de marco
de cemento pintado en negro intervino la Universidad Tecnológica
Nacional. El resto del trabajo lo dirigió Damasia Gallegos, jefa de los
restauradores de la Unsam. En diálogo con Clarín , habla de la
recuperación del conjunto muralista: “El Castagnino (“Otoño”) estaba
quemado en más del 60 por ciento. Fue difícil la decisión que tomamos de
repintar, respetando el boceto original. Como no queremos mentir, las
partes que hemos reconstruido tienen un color más claro, y hay puntos y
rayas indelebles que marcan la diferencia del trazo del creador y
nuestra intervención”, explica con firmeza.
A ese mural gravemente
dañado se le sumó el de Urruchúa, que tenía algunos extremos
desplazados, rotos, y “estaba muy abrasionado,” es decir bastante
perjudicado en su totalidad. Dice Gallegos que la restauración de los
murales de Spilimbergo y Colmeiro fueron el mayor desafío, por la
saturación pictórica de ambas piezas. Había que recomponer el color, sin
apartarse de los materiales ni la paleta de sus creadores.
Pero
sin duda, el Castagnino, quemado hasta la desaparición de sus figuras y
colores, es el orgullo de este equipo que, trepado a los andamios,
defiende con pasión la recuperación del valor del patrimonio argentino.
“Por
suerte tuvimos documentación fotográfica para trabajar”, dice Damasia
Gallegos. Y presenta al fotógrafo Luis Liberal a la cronista, quien
realizó un relevamiento exhaustivo para que esta nueva lectura de “Las
Lunetas” se comprenda viendo las cuatro estaciones en su nuevo espacio,
el Museo del Libro y de la Lengua.
Sabido es que un mural creado
en un espacio, al ser trasladado a otro adquiere un nuevo significado.
Entonces, la lectura que ofrece es también otra. Desde hoy, se podrán
leer sus nuevos mensajes.
AGENDA
Dónde: Museo del Libro y de la Lengua, Biblioteca Nacional (Las Heras 2555).
Cuándo: desde hoy.
VIDEO
Vea al equipo de restauración realizando su trabajo en www.revistaenie.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario