Primavera. Una de las obras que se exponen. Es un óleo sobre tela, de 200 x 280 cm., que Soldi pintó en 1961.
Por Julieta Roffo
Raúl Soldi fue el elegido para la primera exposición temporaria
en la sede de la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, en Puerto
Madero. El disparador para que su muestra inaugurara ayer este nuevo
funcionamiento del espacio fue “su cercana relación a la señora
Fortabat”, explica Germán Barraza, curador permanente de la colección.
El peso específico de Soldi en la historia de las artes plásticas
argentinas terminó de inclinar la balanza a su favor.
Las más de
setenta obras que integran la muestra provienen de la propia colección
Fortabat, de la Fundación Soldi en Glew y de la Galería Zurbarán.
Abarcando más de medio siglo, entre los últimos años de la década del 20
y los primeros de la década del 80, las pinturas -y algunos dibujos,
como los que hizo para ilustrar el libro La hora sin tiempo , del
padre de “La dama del cemento”- recorren las varias temáticas que
ocuparon con mayor o menor entusiasmo al artista formado en Milán,
Italia.
Uno de los temas más importantes tal vez sea la figura femenina
, y allí destacan “La modelo con sombrero”, de 1978 y “Dos figuras”, de
1952, expuesta en un negocio de la Galería Santa Fe durante años.
Justamente el sombrero será parte de la indumentaria utilizada
habitualmente por las modelos de Soldi, porque su cercanía al circuito
teatral y su trabajo durante años como pintor de telones
cinematográficos lo puso en contacto con vestuaristas que le prestaban
prendas para sus musas.
Los actores, las bailarinas, los trapecistas y los malabaristas, protagonistas del teatro y del circo
–cerca del que creció durante su infancia en Villa Crespo–, también
inspiraron a Soldi, especialmente durante los años cuarenta, y eso se ve
en obras como “Pierrot”, de 1969 y “Blanco, el más Albañil de los
Colores”, de 1976.
“La muestra es un buen panorama de la producción pictórica de Soldi”
, sintetiza Barraza, que destaca que, aunque para el artista no era un
tema destacado, la exhibición presenta varios paisajes de su autoría:
algunos de Glew, una localidad de la que se enamoró, y otros en Rumania,
Israel, Mar del Plata o Punta del Este.
Los desnudos también
femeninos, la música, sus primeros trabajos en Italia durante la época
de la Academia de Brera, algunos documentales sobre su vida y su obra
reproducidos en el auditorio del espacio y una reproducción de su
atelier completan la muestra que inaugura las exhibiciones temporarias
en la sede.
Para abrir el espacio a las exposiciones rotativas, la
sede de la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat reorganizó su
patrimonio permanente. Después de Soldi, en noviembre, será el turno del
fotógrafo Aldo Sessa.
Un museo que se reorganiza
Un museo que se reorganiza
Para albergar colecciones temporarias, modalidad inaugurada ayer
con la muestra de Raúl Soldi, la sede de la Colección Amalia Lacroze de
Fortabat modificó el uso de su espacio.
El patrimonio permanente se concentra ahora en el primer y segundo subsuelos, y pasó de exponer 240 a 140 obras, explica Germán Barraza, curador del espacio. “El reacomodamiento permitió mostrar piezas archivadas, especialmente esculturas”, dice.
Clásicos del archivo como “Retrato de Amalia Fortabat”, de Andy Warhol, “El almuerzo”, de Antonio Berni, o “Julieta y su aya”, de J.W. William Turner, siguen donde la coleccionista había establecido.
Fuente: clarin.comEl patrimonio permanente se concentra ahora en el primer y segundo subsuelos, y pasó de exponer 240 a 140 obras, explica Germán Barraza, curador del espacio. “El reacomodamiento permitió mostrar piezas archivadas, especialmente esculturas”, dice.
Clásicos del archivo como “Retrato de Amalia Fortabat”, de Andy Warhol, “El almuerzo”, de Antonio Berni, o “Julieta y su aya”, de J.W. William Turner, siguen donde la coleccionista había establecido.
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