Por Mercedes Pérez Bergliaffa - Especial para Clarín
No insulta quien quiere sino quien puede”, así se llama esta
obra, explica el gran pintor Luis Felipe “Yuyo” Noé mientras va, viene y
acomoda uno de los muchos cuadros que, a partir de hoy, podrán verse en
la muestra “Noé: visiones y re-visiones”. La exposición se hace en el
Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Valentín Gómez
4838, frente a la estación de Caseros), y se trata más de cincuenta años
de trabajo de Yuyo, desde el ‘57 hasta hoy. “Pero no es una retrospectiva sino una panorámica ”, explica el pintor.
Clarín
recorrió la exposición junto con Noé en horas previas a la
inauguración. Allí observó joyitas: como quince obras irregulares
–potentes, llenas de pintura–, que formaron parte del envío de Yuyo a la
ciudad de Venecia cuando el artista representó a nuestro país en la
Bienal Internacional de Arte en 2009 ( Nos estamos entendiendo , se llama el trabajo). O como Caja de espejos plano-cóncavos , un trabajo de 1967. También El ser nacional , esa gran instalación histórica –de 1965– que recibe al público en la entrada de la segunda sala de la muestra.
“En
el ‘64 y ‘65 hice instalaciones, antes de que existiera ese concepto”,
explica el pintor. “Fue entonces cuando empecé a hablar del caos y
demás. Hice varias obras así, pero la única que queda es ésta.” Yuyo,
¿qué es este dibujo que forma parte de la instalación…? El que dice
“Mandos naturales” Es sobre el ser nacional , esa cosa que a
algunos tanto les encanta y que, en realidad, es todo un quilombo.
Cuando volví de Francia en el ‘64, los “mandos naturales” se estaban
matando a tiros entre ellos. Por eso esto es una ironía.
Aparece
también una bandera ensangrentada… Sí, hay una bandera argentina
sangrienta, con magullones. Y esta de acá –dice, observando otra
figura–, es la República. Lo que pinté al lado es el quilombo.
La
exhibición abarca cuatro grandes salas; tres de ellas se ubican en
planta baja y contienen pinturas, instalaciones y libros ilustrados.
Pero en el subsuelo hay una salita que funciona casi, casi, como un
gabinete de dibujos: allí se exponen tintas de Yuyo. La obra que recibe
al visitante al bajar la escalera es un autorretrato de los ‘60, “cuando
estaba más flaco”, dice sonriendo el pintor. Y también hay un trabajo
basado en un texto del filósfo Ludwig Wittgenstein. Otro de los grandes
placeres de Noé: su exquisita relación con las palabras.
La
muestra “Noé: visiones…” es el resultado del trabajo conjunto de los
artistas Eduardo Stupía y Cecilia Ivanchevich, Diana Wechsler –directora
de la carrera de Curaduría de UNTREF–, y el propio Yuyo (“¡Yo también
quería opinar!”, dice el artista). “Es una curaduría a ocho manos”,
dicen todos, riendo. “Pasó cuando la montábamos que nos volvimos un poco
adictos: les poníamos más y más obras”, explican los curadores. “En
definitiva, ¡nos agarró el efecto Yuyo!”, concluyen.
Y este es, sin dudas, un efecto de gran libertad.
Fuente: clarin.com
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