"El
dinero ama el arte y el arte ama el dinero", frase pragmática repetida
en Estados Unidos, se evidencia en las subastas globales que superan hoy
los treinta billones de dólares, triplicando los guarismos de hace una
década.
Esta expansión coincide con las fronteras expandidas de
las curadurías de museos, el coleccionismo internacional y mercados
nuevos para el consumo artístico, no sólo de obras sino también de
publicaciones, muestras, etcétera, y la realización de bienales y
ferias.
En los últimos diez años vimos un exponencial
incremento del interés y el mercado del arte latinoamericano: los
principales museos, bienales y ferias son los grandes dinamizadores de
este fenómeno global.
En Estados Unidos se da particularmente una
revalorización de nuestro arte. Tal vez ese fenómeno del
"latinoamericanismo" fuera de América Latina haya sido un impulsor
extraordinario que provocó estas consecuencias.Poder y dinero, junto a
una demografía latinoamericana creciente, impulsan este crecimiento.
Distintas tendencias conviven hasta ahora en el
mercado. El arte que adquieren los museos llamados "centrales" poco
tiene que ver con el tipo de obra ofrecido por las casas de subastas,
que cuentan con un mercado robusto. Por otra parte, muchas obras
ofrecidas en galerías y en ferias tienen un mercado creciente vinculado
con el arte destinado a la decoración.
Las ferias se han multiplicado; los coleccionistas no
pueden viajar tanto y son los galeristas los que viajan y amplían su
necesidad de capital de trabajo. El arte es llevado a los centros de
consumo.
Pinta Londres y Pinta Nueva York llevan el arte de la
región a esas dos capitales, expandiendo a su vez esta creciente
valoración. A corto plazo, los proyectos mejor definidos, financiados y
con los apoyos de poder necesarios serán los que emerjan con mayor éxito
y lideren el tiempo por venir, ¡que es ya!.
Fuente: adn Cultura La Nación
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