Cuando visité por primera vez a Yayoi Kusama en su estudio de
Tokio para invitarla a hacer una retrospectiva histórica de su trabajo,
se mostró inicialmente reticente a incluir cualquier cosa que no fuera
las nuevas pinturas en las que estaba trabajando. Más tarde, cuando le
mostré el catálogo de la muestra en la Tate de los últimos trabajos de
Donald Judd, famoso escultor y viejo amigo suyo de su época en Nueva
York, preguntó si podía hacerla tan famosa como a él. Le prometí que lo
haría sólo si me daba libertad para hacer una retrospectiva de su obra…
Muchos meses después y a juzgar por los miles de jóvenes que hicieron
cola frente al Malba el sábado pasado por la noche, mi promesa a Kusama
se ha cumplido largamente. Más famosa que Donald Judd, más famosa
–escuché decir a muchos– que Andy Warhol.
Fuente: Revista Ñ Clarín
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