Una selección de más de sesenta obras resume la
creatividad del artista más allá de los encargos de la Casa Real.
Exponen sus críticas sociales, procedentes de los fondos del museo y de
una colección privada.
DESASTRES DE LA GUERRA. El artista reflejó el hambre, la muerte, la crueldad y la desigualdad de los tiempos bélicos.
DISPARATES. Las visitas al circo en Burdeos y cierto clima carnavalesco, revolucionario y onírico aparecen en estos trabajos. |
Por Julieta Roffo
“Impresiones eternas”. Así se llama la muestra que el Museo de
Arte Español Enrique Larreta montó para celebrar su 50° aniversario, con
más de sesenta grabados de Francisco de Goya. Y se llama así por dos
motivos: porque esos grabados, en planchas de metal, pueden
reproducirse, y porque el mensaje que el artista dio hace dos siglos
mantiene una vigencia tan potente como alarmante.
Son cuatro las
series que componen lo que la curadora de la muestra, Patricia Nobilia,
define como “una antología del artista español”: Caprichos, Disparates, Desastres de la guerra y Tauromaquia,
que es la única que pertenece al patrimonio del Larreta. Las otras tres
fueron prestadas por un coleccionista privado argentino. Hay, además,
cuatro grabados iniciáticos, de 1778, en los que Goya empieza a utilizar
la técnica inspirado en pinturas de Diego Velázquez como “Los
borrachos”.
Mercedes di Paola de Picot, directora del museo,
explica por qué fue Goya el artista elegido para festejar el
cincuentenario: “Queríamos hacer una muestra de un artista trascendente,
y los grabados fueron muy importantes en la carrera de Goya. También
pensamos en Picasso, pero su obra fue muy falsificada y eso plantea
riesgos”.
Los grabados de Goya, cuyas primeras impresiones eran
vendidas a través de clasificados en diarios madrileños de fines del
siglo XVIII y principios del XIX, dan cuenta de su trabajo fuera de la
Corte del Rey de España: al no trabajar por encargo, explica Nobilia,
Goya expresó allí las costumbres sociales y las preocupaciones que lo
aquejaban con gran creatividad.
En Tauromaquia, del año
1816, se adivina la importancia de una práctica emblemática en España:
las corridas, distintas destrezas de los toreros, pero también los
riesgos en las Plazas, como un toro desbocado que cae sobre los gradas y
lastima al público.
Disparates, creada entre 1816 y 1823 y
última de las grandes series grabadas, deja ver las visitas de Goya al
circo francés, en Burdeos, así como escenas de tortura, cacerías de
brujas, bailes carnavalescos y cierta subversión del orden establecido:
entre hombres y mujeres, y entre el clero y los políticos y sus
seguidores. Un mundo patas para arriba en el que lo onírico también
aparece sugerido.
Caprichos (1799) y Desastres de la guerra
(1810-1815) son las series con mayor carga de denuncia, y tal vez con
mayor vigencia. En la primera se deja ver la crítica a los matrimonios
por conveniencia, a la superstición -estaba por iniciarse el Siglo de
las Luces y la Razón se instalaría como paradigma-, a la corrupción en
el poder político y en la Justicia y a un sistema educativo deficitario,
en el que los que enseñaban quedaban rápidamente por debajo del nivel
de sus alumnos. Para Goya, la serie reunía “extravagancias y desaciertos
que son comunes en toda sociedad civil”, según escribió en un periódico
de Madrid el 6 de febrero de 1799.
En la sala que alberga los Disparates
hay también una selección de fotos de guerras del siglo XX y comienzos
del XXI. Algunas famosísimas, como la de la nena quemada con napalm que
corre, en Vietnam, o “Muerte de un miliciano”, tomada por Robert Capa
durante la Guerra Civil española.
Impacta –intencionadamente,
aunque de manera tácita– el parecido entre los grabados de Goya, con
fosas comunes, cadáveres mutilados, hambruna y las clases bajas en el
frente de guerra y las más acomodadas sacando provecho del
enfrentamiento, y esas imágenes: hace que esas impresiones se vuelvan
terriblemente contemporáneas.
Además de la serie Tauromaquia,
el Larreta desempolvó cuatro de los trajes que las provincias españolas
le regalaron a Eva Perón en 1947: se trata de cuatro “trajes goyescos”,
según explica Nobilia, ya que están representados en varias de las
obras del artista, tanto pinturas como grabados.
“Quisimos mostrar
a un español importante para celebrar el cincuentenario. Y las
denuncias que Goya hizo hace dos siglos están muy presentes hoy, porque
en algunos aspectos, el mundo se repite”, reflexiona di Paola.
Es que las extravagancias y desaciertos que criticó el español superaron el desafío del tiempo.
AGENDA
Dónde: Museo de Arte Español Enrique Larreta (Juramento 2291).
Cuándo: hasta el 20 de noviembre. Lunes a viernes de 13 a 19, sábados y domingos de 10 a 20.
Entrada: 1 peso. Jueves gratis.
Actividades: www.museos.buenosaires.gob.ar/larreta.htm
Fuente: Revista Ñ Clarín
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