La nueva edición de Casa FOA en la ex sede fabril de Alpargatas se liga a un puñado de obras porteñas similares y al invento del loft. |
Días atrás recorrimos en esta columna esas mágicas y bellas
chimeneas de ladrillo que salpican la ciudad. Las que muchos creíamos
erróneamente que eran el resabio de industrias desactivadas cuando en
realidad son las ventilaciones de la cloaca máxima de Buenos Aires. La
semana pasada me sorprendió otra. Similar en forma a las anteriores,
pero de un porte descomunal y de una materialidad diferente. La chimenea
de marras emerge orgullosa del interior de una de los establecimientos
que tenía Alpargatas en La Boca. La misma firma de las legendarias
zapatillas de lona y cáñamo. La que bautizó la famosa rotonda que nos
llevaba a Mar del Plata. Y la que difundió –a partir de los años 30– los
almanaques con motivos camperos, inmortalizados por el artista plástico
Florencio Molina Campos. Es esta fábrica, desmantelada y cargada de
significados, el edificio que eligió la Fundación Oftalmológica
Argentina para montar la 29° edición de Casa FOA, la muestra anual de
arquitectura, diseño interior, decoración y paisajismo.
No es la
primera vez que FOA insiste con el sur porteño y con revitalizar
edificios industriales. Lo del sur viene de su vocación de adelantados:
de promover lugares postergados de la Ciudad donde intuyen posibilidades
de desarrollo. ¿Y lo de intervenir las fábricas? ¿Será por aquella
movida estadounidense que inventó la palabra loft , tan seductoramente retratada por la película Flash-dance
a principios de los 80? Lo cierto es que estos edificios industriales
brindan grandes posibilidades y tienen atributos casi perdidos en los
edificios de departamentos habituales. Garantizan buenas e inusuales
dimensiones, solidez, carácter y –como el caso de Alpargatas– el valor
agregado de su historia. Además, para los arquitectos, diseñadores y
decoradores son todo un desafío a la creatividad. Basta con darse una
vuelta por la citada expo de la Av. Regimiento de Patricios 1052 para
comprobarlo. Ya sea en la original Molina Cafetería, de Julio Oropel; el
estar de un Hotel Boutique, de Silvina Descole; el gigantesco
escritorio propuesto por Viviana Melamed o el blanquísimo y movedizo
Estudio de Mónica Schuvaks (más info: ARQ 12-09-2012 y video en
arq.clarin.com).
Repasando otras de estas historias del patrimonio
industrial, una bien curiosa es la del actual Palacio Alcorta, el
imponente edificio en la avenida homónima construido a principios de
siglo XX por Mario Palanti para la firma Chrysler. Ese edificio tenía en
su piso superior una pista con peralte donde probaban los autos a
velocidades que llegaban a los 100 km/h. En el año 1994, el estudio
MSGSSS lo convirtió en exclusivos lofts y estudios, conservando la
impronta de la pista y abriendo un patio oval atravesado por una larga
pileta.
Volviendo a las chimeneas, hay otros dos ex edificios
industriales que también lucen orgullosos las suyas. Uno es la ex
fábrica de chocolates Nestlé, en el barrio de Coghlan. Allí en 2005, el
arquitecto Edgardo Minond convirtió el viejo establecimiento en el
complejo Tronador, una suerte de condominio urbano de gran escala con
viviendas poco convencionales con alturas de entre 3,5 y 4 metros. El
otro establecimiento marcado por su chimenea es el complejo MOCA,
diseñado sobre la carcaza de la emblemática ex fábrica de galletitas
Bagley, construida en 1929 por el ingeniero José Luis Delpini, el mismo
que diseñó el Mercado de Abasto. En MOCA, a pasos de Constitución, los
estudios Lopatin y Caffarini-Vainstein hicieron viviendas con un ¿toque
bohemio? y servicios VIP (dos piletas semi olímpicas, spa y jacuzzi) y
un sector comercial sobre la Av. Montes de Oca. También imaginaron un
lugar para la historia y para el arte en el centro cultural que
diseñaron en el ex anfiteatro de la fábrica. Siguiendo con el rubro
galletitas, en la frontera entre Barracas, San Telmo y La Boca, en 2006
se anunció el reciclaje y ampliación de la ex fábrica Canale, otro de
los lugares por donde pasó Casa FOA. En la ex fábrica de bizcochos,
ahora denominada Palacio Lezama, están construyendo un complejo de
oficinas y estudios con sectores comerciales enfocados al turismo.
Cuando
finalice esta edición de Casa FOA en Alpargatas, el estudio
Dujovne-Hirsch convertirá la ex fábrica en el complejo Molino Ciudad, un
edificio de una manzana con unos 350 lofts o estudios y con
restaurantes, locales comerciales, galería de arte y espacios de
encuentro en su amplio lobby de planta baja. Sin duda, repasar la
historia de estos edificios es reencontrarnos con sabores, imágenes y
marcas entrañables que vienen desde nuestra infancia.
* Editor General ARQ
Fuente: clarin.com
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