Antes de la construcción del muro, ambos regímenes en la ciudad dividida competían a través de sus edificios. Una muestra colectiva en la Casa de las culturas del mundo invitó a diez artistas contemporáneos a que pongan en cuestión este binomio en relación a sus historias personales.
La
curadora de arte contemporáneo Valerie Smith organizó y planificó una
exposición que reflexionara críticamente sobre el cruce entre
arquitectura e ideología y tomó el edificio de esta Casa como punto de
partida para hacer un aporte complejo sobre la arquitectura actual.
Hacer una muestra sobre estos temas no es algo menor en Berlín donde la
mayoría de los debates se cruzan con la memoria y, mientras en otros
escenarios los debates arquitectónicos están relacionados con la
economía, aquí se relacionan con el pasado que vive en cada rincón. A
partir de esta iniciativa se invitó a diez artistas contemporáneos de
todo el mundo, para que trabajaran y cuestionaran esta relación; tomando
el edificio como punto de partida pero reflexionando sobre sus
historias personales.
En la explanada de la Haus surgía la obra
del arquitecto chino Wang Shu que acaba de recibir el premio Pritzker.
El trabajo combinó maderas y tejas, y puso en debate la uniformidad con
la que se construye hoy en China. Es decir, se edifica con los mismos
criterios arquitectónicos que en Singapur, Nueva York o San Pablo en un
momento de boom arquitectónico. Wang Shu sostiene que hay que recuperar
tradiciones arquitectónicas locales, para construir de manera adecuada
al lugar en que uno está trabajando. “Lo que hizo en el techo es algo
que se hace con una técnica clásica de tejas yuxtapuestas, que son
perfectas para frenar el agua de lluvia.
SHOW FLORAL. Fotografía tomada en 2007 en Pyongyang, durante un viaje de Brandlhuber Arno y sus estudiantes. |
Es una instalación artística,
un teatro hecho a partir de esas tejas. Es sólo una invitación estética a
crear un foro, un espacio comunitario, un espacio social. Y él lo crea
con sus propias tradiciones arquitectónicas. Toda una serie de trabajos
reflexionan sobre las ambivalencias, las ambigüedades de invitar a un
gran gesto político para la palabra libre, que después no se cumple,”
explicó Silvia Fehrmann, jefa de comunicaciones de la Haus.
En
una sala en penumbras, una buena cantidad de pantallas emitían imágenes
que simulaban ser iguales pero no lo eran. Retrataban la duplicación de
Berlín, es decir los edificios e iniciativas que se erigieron a un lado
y otro del Muro y que se proponen como patrimonio cultural de la
humanidad de la Unesco. De un lado y del otro de lo que fue el Muro
quedaron tres óperas, dos zoológicos, dos salas de congresos, dos
monumentos a la mujer que levantaba escombros después de la guerra, dos
universidades... Todo nacido de la competencia entre ambos sistemas
políticos. “Veintitrés años después de la caída del Muro estamos en
condiciones de mirar sobre esa historia y darnos cuenta que la memoria
histórica de Berlín se tiene que establecer en torno a las dos
dimensiones de la memoria y no sobre la idea de que un sistema se impuso
sobre el otro. Este es un proyecto estético y la idea es generar
espacios de debate”, explica Fehrmann.
En el impactante auditorio
de la Haus, una instalación acústica de Iñigo Mangiano-Ovalle invitaba
al protagonismo del espectador a favor de la libertad de expresión. Se
podía subir al escenario y hablar frente al micrófono y la
particularidad era que el público no escuchaba lo que se decía. Los
discursos quedaron registrados y guardados en la Web. Una especie de
radio abierta jugaba con la idea de los programas que convocan a que los
oyentes llamen y seleccionan las voces que van a emitir. Quedaba en
evidencia que si bien hay una participación del oyente, en definitiva lo
que existe es un sistema que decide cuál es la palabra que se emite, la
opinión que se hace escuchar.
BAJO IMPACTO AMBIENTAL. Obra de Wang Shu, el arquitecto chino que recibió el Premio Pritzker 2012, el más prestigioso de la disciplina. |
La artista portuguesa Ángela
Ferreyra reconstruyó la historia de los edificios que colapsan a través
de maquetas como, por ejemplo, la historia de un edificio en Maputo,
Mozambique. Allí se construyó una torre para un hotel y durante las
luchas por la independencia del país, los portugueses, antes de
abandonar el territorio, llenaron las cañerías con hormigón y el
edificio quedó inutilizado y debió ser demolido. La artista ha contado
esta historia con un video.
También eligió el video el colectivo
de arquitectos latinoamericanos Supersudaca. A través de varias
pantallas, presentó desfiles de modas donde se exhibieron ropas de los
países latinoamericanos. La idea de un guardarropa que explica
simbólicmente, con imágenes y textos, el funcionamiento de las
consultoras de riesgo internacionales que definen donde se puede
construir o no al otorgar o no créditos tanto para hoteles como para
escuelas. “El gesto tiene que ser pensar el mundo, repensando la
posición local en relación con el afuera, no exponer el tercer mundo en
el escenario, esa no es la intención”, concluye Fehrmann.
Esta
muestra se interpreta cuando pone de relieve la importancia del edificio
que fue un regalo del gobierno estadounidense a Berlín occidental en
épocas de la Guerra Fría. A fines de los cincuenta, Berlín occidental y
oriental –sin Muro todavía– competían por mostrar cuál era la ciudad más
moderna y, a su vez, cuál era la sociedad más apta para traer
prosperidad a los trabajadores. Entonces, se decide crear esta casa como
un monumento para la libertad de expresión en Berlín occidental con un
claro fin propagandístico de los Estados Unidos. Fue diseñada por el
arquitecto norteamericano, Hugh Stubbins, que fuera discípulo de Walter
Gropius. Stubbins hizo una especie de parábola hiperbólica,
sobredimensionada con un gran auditorio para mil personas. El edificio
está concebido como espacio para congresos, exposiciones y conciertos.
En 1981, se quiebra el techo y en marzo de 1989 un grupo de activistas
culturales la volvió a la vida y así nació como "Casa de las culturas
del mundo".
Fuente: Revista Ñ Clarín
Fuente: Revista Ñ Clarín
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