El Mamba reúne obras de artistas
italianos y argentinos de los años 60 y 70, cuando cruzaron fronteras
como nunca antes ideas, técnicas y búsquedas estéticas, en la
celebración del clima de una época.
Por Raquel San Martín
Todo
artista produce en su tiempo y espacio, pero hay climas de época que
logran que una idea, una técnica o una preocupación estética traspasen
fronteras. Sucedió, por ejemplo, en los años 60 y 70, cuando el arte
conceptual en sus diversas formas, la crítica social y política, la
experimentación, el cuestionamiento de las categorías tradicionales de
una obra de arte y, en general, la unión entre arte y vida
caracterizaron las búsquedas estéticas en distintas geografías.
Una muestra de esas correspondencias artísticas se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), en la muestra Palabras, imágenes y otros textos
, donde dialogan obras de artistas italianos y argentinos de los años
60 y 70 en adelante, una trayectoria casi en círculo que se inicia con
la crítica social y la utopía, a la que el arte nuevo regresa, más ácido
y menos irónico, pero igualmente reflexivo. La muestra reúne 68 obras
de la colección Carlo Palli -que en Italia se exhibe en comodato en el
Centro de Arte Contemporáneo Luigi Pecci- y 30 del patrimonio del Mamba
que, por razones estilísticas, de contrapunto, de complemento y hasta de
lazos familiares con Italia, conversan con comodidad, gracias a una
sala de disposiciones generosas y recorrido sencillo, y a una puesta que
señala sin intervenir demasiado en la mirada del visitante.
"Los artistas italianos que se exhiben aquí no tuvieron
gran éxito comercial en su momento en Italia, aunque sí lograron buena
conexión con el público entonces. Algunos alcanzaron reconocimiento
posterior, pero en general son casi desconocidos en el exterior", dice a
adn Massimo Scaringella, uno de los cuatro curadores de la
exposición que se puede visitar hasta el 30 de mayo y que, según afirma,
viene a salvar cierto desconocimiento en la Argentina del arte
contemporáneo italiano, con excepción del arte povera o la transvanguardia.
El montaje tiene una línea cronológica, pero en cada
núcleo existen saludables "desprolijidades" que enriquecen la mirada. El
inicio muestra la crítica a la sociedad de consumo y la publicidad,
desde un collage de avisos de ironía directa como El bienestar provisorio , de Lucia Marcucci, hasta el uso más conceptual de esa técnica en Michele Perfetti con su Hasta el final . Margarita Paksa y Liliana Porter son los nombres locales en ese umbral.
Sigue un núcleo "geográfico", al decir de Scaringella,
con una Italia hecha "tutti fruti" por Cavellini y un juego de mapas de
América del Sur de Caruso, entre otras obras, para pasar a los espacios
centrales de la exposición. En efecto, el núcleo de la colección Palli
es la poesía visual italiana -esa "pintura para ser leída o poesía para
ser mirada"-, enmarcada en el más abarcativo movimiento artístico
Fluxus, que se expandió por Europa y Estados Unidos en los años 60.
Esas dos inspiraciones nutren las obras más originales
de la muestra. Así, el libro ilegible de Isgró, un "no" en trazo negro
que esconde un "yes" de Higgins, la escritura sobre un maniquí de León
Ferrari, la mano del visitante que revela un texto escondido en la arena
de Mariano Sardón, entre otros, muestran el uso de la escritura como
imagen y de los significados enlazados con los trazos de las letras, con
posiciones ideológicas de denuncia o ironías juguetonas. En el núcleo
Fluxus, se incluyen obras de artistas internacionales del movimiento,
también parte del patrimonio Palli, como Joseph Beuys, Yoko Ono, John
Cage y Ben Vautier, acompañados por el registro de una acción callejera
de Alberto Greco, un objeto de Edgardo Vigo y una original máquina de
escribir dorada en la que los tipos móviles están rodeados de pequeños
soldados en combate, de Jean-François Bory, toda una metáfora, si se
permite la lectura, de algunas discusiones político-mediáticas actuales
en la Argentina.
Finaliza la muestra con el arte más reciente, que,
según el curador, "cierra el círculo desde los años 60 hasta los 2000,
con el regreso de la crítica de los inicios", con una impactante -como
siempre- fotografía de Oscar Bony, una curiosa obra conjunta de Kuitca y
Prior de grandes dimensiones ( Kremlin y castigo ), y los visitantes Moorman, Albagni y Serge III. Como en una sorpresiva performance que estos artistas hubieran aplaudido, la recorrida de adn
se superpuso con el trabajo de Marcos López que, rodeado de asistentes,
actores, vestuario y luces, preparaba la escena para una fotografía,
recreando un vernissage .
"Todos estos artistas tienen en común una mirada más
allá de lo corriente, que ve lo que la gente no quiere o no puede ver",
apunta Scaringella. "Se adelantaron a lo que iba a pasar en la política y
la sociedad. Usaron la ironía y el humor y eran artistas más
intelectuales, con formación más sólida y general que la que hoy tienen
muchos."
El recorte que toda muestra propone aquí deja lugar a
la heterogeneidad, que tiene sin embargo un hilo conductor que el
visitante encuentra enseguida. Lo sintetiza Scaringella en el catálogo:
"La ecuación y superposición de arte y vida en un contexto sociocultural
debe ser total, con el fin de promover un posible mundo mejor y una
conciencia más sólida del artista".
INTERCAMBIO
Cuatro curadores trabajaron en esta exposición de
intercambio internacional: Marco Bazzini, Laura Buccellato (directora
del Mamba), Guadalupe Ramírez Oliberos y Massimo Scaringella. De alguna
manera, habrá un involuntario ida y vuelta artístico con Italia: en
perfecto español, logrado en sus largas estadías en el país desde hace
algunos años, Scaringella cuenta que prepara una muestra de arte
argentino contemporáneo que, con el apoyo de la Cancillería argentina,
llegará próximamente a Roma.
Ficha. Palabras, imágenes y otros textos , en el Mamba (Av. San Juan 350), hasta el 30 de mayo.
Fuente: ADN Cultura LA NACIÓN
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