Editada en junio de 1963, la obra de Julio Cortázar provocó admiración por el riesgo sonoro y sintáctico; se la recuerda con una edición conmemorativa y actividades en París
Por Franco Varise | LA NACiÓN
"Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón..."
Rayuela nunca fue una novela. Es más bien una especie
de río abierto y caudaloso. A cincuenta años de su primera edición, la
gran creación de Julio Cortázar, también puede analizarse como un
dispositivo extraliterario donde, como al inicio de esta nota, el autor
apela al "gíglico", un idioma creado para la expresión absoluta.
El aniversario de los 50 años, que contará con
conmemoraciones en la Argentina y en Francia, donde vivió, plantea una
pregunta: ¿qué hace a esta obra tan fascinante todavía? Experimentación
sonora y sintáctica, posibilidades de lecturas diversas; interpelación a
la participación del lector y una sutil postura contracultural
evocadora de las contradicciones de los sesenta hicieron de este simple
objeto de pensamiento, papel y tinta un artefacto potente. Su secreto
magnetismo cautiva a lectores de generación en generación. Con el
tiempo, el texto ganó la admiración de grandes de la literatura. "Ningún
otro escritor dio al juego la dignidad literaria que Cortázar, ni hizo
del juego un instrumento de creación y exploración artística tan dúctil y
provechoso. La obra de Cortázar abrió puertas inéditas", expresó el
escritor peruano Mario Vargas Llosa. "Si no hay una voluntad de lenguaje
en una novela en América latina, para mí esa novela no existe. Yo creo
que la hay en Cortázar, que para mí es casi un Bolívar de la literatura
latinoamericana. Es un hombre que nos ha liberado, que nos ha dicho que
se puede hacer todo", consideró Carlos Fuentes. "Prosa hecha de aire,
sin peso ni cuerpo, pero que sopla con ímpetu y levanta en nuestras
mentes bandadas de imágenes y visiones, vaso comunicante entre los
ritmos callejeros de la ciudad y el soliloquio del poeta", opinó Octavio
Paz. "Cortázar es el mejor", añadió sintético el escritor chileno
Roberto Bolaño. "Cortázar nos ha dejado una obra tal vez inconclusa,
pero tan bella e indestructible como su recuerdo", dijo Gabriel García
Márquez. Y las opiniones compiladas a lo largo del tiempo no escatiman
elogios. Hoy Rayuela es parte del programa de lectura de muchas escuelas
secundarias argentinas. Algo impensado hace cinco décadas, cuando la
novela irrumpió en la escena literaria de habla hispana como algo
extraño. Cortázar, que murió en París en 1984, compartió sus intenciones
en una entrevista de la década del setenta: "A mí se me ocurrió, y sé
muy bien que era una cosa muy difícil, un texto donde el lector en lugar
de leer consecutivamente una novela tuviera opciones, lo cual lo
situaría ya casi en pie de igualdad con el autor, porque él también
había tomado diferentes opciones al escribir el libro".
La primera página del libro se titula "Tablero de
dirección" y destruye en el mismo umbral de la obra el orden formal
entre "lo escrito" y "lo leído" al proponer dos maneras de leer las
seiscientas páginas que siguen: de corrido -en cuyo caso el libro
terminaría en el capítulo 56 siendo el resto "prescindible"- o como
propone el autor, según un orden alterado en el que ubica como primero
al capítulo 73, en cuyo caso todos los capítulos serían "necesarios".
Así lo explicó Cristina Feijóo en una nota titulada "El pensamiento de
Cortázar en Rayuela" publicada en la revista literaria La Máquina del
Tiempo.
Pero la invención de Cortázar no sólo fascina a otros
escritores y a miles de lectores. También llamó la atención del mundo
científico por su construcción basada en diferentes capas. "Rayuela es,
sin duda, una novela excepcional que aborda una multiplicidad de temas y
miradas acerca del hombre y del sentido de su existencia. Si bien
algunos aspectos han envejecido mejor que otros, hay uno en particular
que está hoy más vigente que nunca: la búsqueda. Rayuela es para mí,
entre muchas otras cosas, una novela acerca de la necesidad de buscar,
de buscarse y de buscarnos. Es además una búsqueda hacia adelante, hacia
lo nuevo y desconocido, hacia lo abierto. Una búsqueda del hombre nuevo
(como se ha señalado tantas veces) pero también de un nuevo lenguaje y
de una nueva relación entre el lector y la novela. En estos tiempos que
corren, el espíritu de búsqueda que representa Rayuela debería estar hoy
más vivo y presente que nunca", consideró a LA NACION Gustavo Ariel
Schwartz, investigador del CSIC en el Centro de Física de Materiales de
San Sebastián, España.
El domingo 20 de octubre de 1963 se publicó en LA
NACION la crítica literaria a cargo de Juan Carlos Ghiano con el título:
"Rayuela, una ambición antinovelística". En el texto, el autor, no sólo
reseña la obra sino que también aporta datos de la "muchachada"
literaria de la época a la que pertenecía el autor y señala como
influencias a Alfred Jarry y el Joyce por fuera de Ulisses. Ghiano, que
se declara admirador de Cortázar, desliza algunas críticas: "Rayuela,
intensamente auténtica en algunos capítulos, muy pocos, decepciona y
fatiga en la totalidad". Y agrega: "Cortázar ha querido ser el escritor
voyant que pedía Rimbaud y del intento surge lo antinovelístico de su
libro, tan preocupado por lo que intenta destruir que no siempre alcanza
la novedad anunciada con insistencia".|
Cortázar fijó su residencia definitiva en París en
1951, donde murió en 1984. Desde allí desarrolló una obra literaria
única dentro de la lengua castellana. Algunos de sus cuentos figuran
entre los más perfectos del género. Rayuela marcó un hito dentro de la
narrativa contemporánea. Por eso, la editorial Alfaguara lanzó una
reedición conmemorativa, y en París el Instituto Cervantes inauguró la
semana pasada una exposición y publicó una guía de París basada en los
lugares que menciona la novela.
Un autor y una obra que siguen vigentes
- Julio Cortázar
Escritor
Fue un escritor, traductor e intelectual argentino nacido en Bélgica y nacionalizado francés
- 1963
La primera tapa de Rayuela con el juego infantil desplegado como alegoría
- 2013
La reedición incluye un apéndice en el que el autor cuenta la historia del libro
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