Recopilados en un libro, son sobre amores imposibles, visitantes ilustres y tesoros diversos.
Son muchos los que tienen algo que contar
Por Sergio Rubín
Fuertes improvisados para repeler las invasiones inglesas, bastiones de la resistencia británica, fábricas de cañones, hospitales de guerra, sedes de cabildos revolucionarios, lugares de entierro de reyes que no llegaron a serlo. Son parte de la historia poco conocida, al menos para el gran público, de los muchos y variados templos de Buenos Aires . Una historia que patentiza momentos sangrientos del país, etapas de gran pasión política, pero también episodios de amores no correspondidos, de presencias ilustres y de quién sabe cuántas simpáticas anécdotas. Buena parte de todo esto fue condensado en el libro Historias Curiosas de Templos de Buenos Aires , producto de la minuciosa recopilación de Marcos Vanzini, que la Dirección General de Cultos del Gobierno de la Ciudad está ofreciendo gratuitamente. De una manera ágil y sintética, se exponen allí datos curiosos de 81 lugares de cultos, en su mayoría católicos, pero también cristianos en general, judíos, islámicos, budistas e hinduistas. Con lo cual, según se afirma en la presentación, se busca rescatar las raíces de la presencia religiosa en Buenos Aires . Uno de los aspectos que más aparece es el papel de varias iglesias durante las Invasiones Inglesas. Por caso, el que jugó el convento de Santo Domingo (Belgrano y Defensa), donde, en el segundo intento de 1807, los invasores se refugiaron y debieron soportar los cañonazos disparados desde el fuerte bajo las órdenes de Santiago de Liniers. El convento (hay un mausoleo donde descansan los restos de Manuel Belgrano) conserva expuestas hasta hoy las cuatro banderas que les fueron quitadas a los ingleses. No la pasaron mejor las monjas de la iglesia de Santa Catalina, en Viamonte y San Martín. En su retirada, muchos ingleses entraron en tropel al convento donde, espantadas, 70 religiosas los recibieron de rodillas y en silencio, mientras los intrusos las amedrentaban con fusiles y bayonetas. Las monjas se mantuvieron calladas los dos días que duró la ocupación hasta que los ingleses se fueron, no sin antes saquear todo lo que pudieron. El lugar se terminó convirtiendo por un tiempo en hospital para atender a los dos bandos.
Son muchos los que tienen algo para contar
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