LUIS F. BENEDIT CON SU OBRA.
El Museo de Arte Latinoamericano, Malba, expone en el primer piso de su edificio la obra Fitotrón, del artista Luis Fernando Benedit, que se trata de un vivero hidropónico. Las plantas en su interior crecen sin tierra ni luz solar. En su habitáculo de plexiglás y aluminio en el que son alimentadas por luz artificial y nutrientes con sus raíces enterradas en piedritas de origen volcánico. Fitotrón es una reflexión desde el arte de sistemas sobre la imitación de la vida, sobre un futuro sin agua, sobre hombres sin alimentos, sobre ciudades superpobladas. Por su increíble vigencia puede entenderse que resultara atrevido en el contexto en el que fue hecho. En los 70, cuando la frase cultivos transgénicos, no tenía difusión y cuando no era común que los artistas metieran en museos seres vivos en tanto creaciones de arte. A fines de los 60 se encuentra con su amigo, el científico Antonio Batro que se dedicaba al estudio de la inteligencia artificial, fue él quien le pidió que diseñara un habitáculo para observar en vuelo a las abejas. "Ahí se me ocurrió trasladar esta experiencia con seres vivos a una dimensión artística" dice Benedit. En 1972 Benedit es invitado a exponer en el MOMA (Museum of Modern Art). Aquel año, en Nueva York, monta por primera vez el Fitotrón. Una estructura en aluminio y acrílico transparente, especie de invernadero o cámara científica. Es un cultivo hidropónico: una plantación de vegetales sobre un suelo de roca volcánica, que recibe el riego periódico de una solución de nutrientes que, a su vez, se drena y recicla entre 200 litros de agua y minerales que circulan de manera automática y mecánica. Un conjunto de lámparas mezcladoras de 250 voltios es la fuente de luz, que asegura la fotosíntesis. Calculado el proceso y sus variables, el Fitrotón es una máquina eficiente para el desarrollo de la producción agrícola.
El objeto fue expuesto en el MoMA acompañado por un conjunto de dibujos realizados durante su estudio y construcción. Se trata de planos, alzadas, vistas, detalles constructivos, diagramas de la instalación. Son esquemas a lápiz y tinta, coloreados o acuarelados, rigurosamente técnicos o a mano alzada, con notas, datos, medidas, referencias. El uso -en especial de los sistemas proyectivos, perspectivas y cortes axonométricos- es característico de la obra de Benedit. Aparecen y desaparecen, permanecen o se transforman en cada serie. Sus croquis acentúan la fragilidad de axiomas como arte / ilusión, verdad / ciencia, y son una caja de resonancia perfecta para la experiencia artística. El Fitotrón utiliza conocimientos de cibernética, botánica, etnología y química, informaciones de genética, horticultura, hidroponía, paisajismo y experiencias de ingeniería y arquitectura. El espectador - lector tiene la posibilidad de contemplar el invernadero como un objeto poco práctico y, sin duda, inusual para un museo; sentirse esquizo entre bellas artes y ciencias, estética y saber; puede, incluso, molestarse. Pero, vale la pena insistir, no evitar la tentación de interrogar. El tema es la distancia. Acercarse, querer estar con la obra, aleja, paraliza. Ir en relación juntos, plegarnos y desplegarnos en mutua compañía es la llave para descubrir o recuperar experiencias distintas, curiosidades, ganas, sensaciones, ideas, complicidades con otros mirones también atrapados entre la duda y la intriga. Finalmente, es simple, naturaleza / cultura, orgánico / artificial, estímulo / reacción, arte / ciencia, jugar / aprender; individuo / sociedad, libertad / autoridad. Nacer, crecer, desarrollarse, adaptarse, vivir. Las plantas de Benedit están en eso, reciben estímulos y reaccionan. Pero a los hombres la realidad nos incita a formular proyectos, suponer posibilidades, poner en acción intenciones y compromisos, dar respuestas.
Saludos. En vista de sus intereses musicales le dejo mi blog, dedicado a excelsos intérpretes. Gracias.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarLe agradezco muchísimo su dato. Acabo de pasar muy fugazmente por su blog y he visto que es muy completo, exhaustivo, como para disfrutarlo y saborearlo con tiempo, no en cinco minutos. Espero poder hacerlo a la mayor brevedad. Lo pondré ya mismo entre mis favoritos.
Un abrazo,
Pedro