Después de un año de búsqueda, los expertos determinaron que los huesos hallados en una cripta en un convento de Madrid pertenecen al autor de El Quijote.
Trozos de un féretro en mal estado y con las iniciales M.C que se
analizarán por si corresponden con la sepultura del gran escritos Miguel
de Cervantes. (EFE)
La antropóloga Almudena García Cid, durante la rueda de prensa en la que se han desvelado hoy los detalles del Proyecto de Investigación sobre el lugar de enterramiento de Miguel de Cervantes, y en la que se ha confirmado que "es posible considerar que entre los fragmentos" encontrados en la cripta de la iglesia madrileña de las Trinitarias "se encuentran algunos" pertenecientes a Miguel de Cervantes, sin "discrepancias". EFE |
La antropóloga Almudena García Cid, durante la rueda de prensa en la que se han desvelado hoy los detalles del Proyecto de Investigación sobre el lugar de enterramiento de Miguel de Cervantes, y en la que se ha confirmado que "es posible considerar que entre los fragmentos" encontrados en la cripta de la iglesia madrileña de las Trinitarias "se encuentran algunos" pertenecientes a Miguel de Cervantes, sin "discrepancias". EFE |
Por Julio Algañaraz
Entre los restos encontrados una la cripta
marcada con las letras M.C, de la Iglesia madrileña de las Trinitarias
de Madrid, en cuyo convento fue originalmente enterrado Miguel de Cervantes, “se encuentran algunos fragmentos pertenecientes al escritor, sin discrepancias”.
La confirmación, tan esperada, por parte del especialista forense y
director de la búsqueda, Francisco Etxebarria, se realizó en una
concurrida conferencia de prensa en el Palacio de las Cibeles, sede del
Ayuntamiento, con la presencia de la Alcaldesa, Ana Botella.
Desde el 11 de marzo pasado existía una gran certidumbre en el equipo de investigadores de que por fin la larga búsqueda había llegado a su fin. Los restos estaban en el subsuelo, en el conjunto que los investigadores nombraron con el número 32, centrado en un nicho marcado en con las iniciales M.C. y aparecieron junto con elementos y ropajes que permitieron datarlos con los del siglo XVII y contrastarlos con la documentación. El extravío de los restos ha durado cuatro siglos.
Desde el 11 de marzo pasado existía una gran certidumbre en el equipo de investigadores de que por fin la larga búsqueda había llegado a su fin. Los restos estaban en el subsuelo, en el conjunto que los investigadores nombraron con el número 32, centrado en un nicho marcado en con las iniciales M.C. y aparecieron junto con elementos y ropajes que permitieron datarlos con los del siglo XVII y contrastarlos con la documentación. El extravío de los restos ha durado cuatro siglos.
"Son muchas las coincidencias y no hay discrepancias",
añadió Etxeberría, quien reconoció que no se han podido rastrear
indicios de las heridas sufridas por el escritor en la batalla de
Lepanto.
En la batalla naval de Lepanto,
donde la Santa Liga formada principalmente por España, Venecia y la
Santa Sede ganó a los turcos en 1571, el escritor recibió dos heridas de
arcabuz en el pecho y una en la mano izquierda, que le quedó inútil,
por lo que fue conocido como "el manco de Lepanto".
"No hemos
podido verificar esa circunstancia porque el nivel de conservación del
hueso no lo ha permitido, no hemos podido descubrir ningún síntoma de
patología traumática", dijo el antropólogo. Y añadió: "Todos los
miembros del equipo estamos convencidos de que tenemos entre esos
fragmentos algo de Cervantes, pero no obstante no lo puedo decir en
términos de certeza absoluta". "Las coincidencias y las no
discrepancias de la articulación de los elementos de carácter histórico,
antropológico y arqueológico nos llevan a considerar que ahí estaría
Cervantes en términos razonables", explicó.
Por su parte, la
arqueóloga Almudena García Rubio, reiterando lo que ya había avanzado el
equipo al inicio de la búsqueda en marzo del pasado año, dijo que noo
va a haber una individualización confirmada por la genética".
Aunque los restos hubieran estado bien conservados para las pruebas de ADN, la única descendencia actual de la familia del autor del Quijote proviene de su hermano Rodrigo "y después de doce generaciones el ADN que pudiera tener en común con Cervantes es mínimo", afirmó el historiador Fernando de Pardo.
Aunque los restos hubieran estado bien conservados para las pruebas de ADN, la única descendencia actual de la familia del autor del Quijote proviene de su hermano Rodrigo "y después de doce generaciones el ADN que pudiera tener en común con Cervantes es mínimo", afirmó el historiador Fernando de Pardo.
Según explicaron los investigadores,
en la búsqueda aparecieron restos muy descompuestos asociados al
escritor a su esposa y a las primeras personas enterradas en la iglesia
primitiva, que estaba ubicada en un punto distinto al actual.
Esos restos fueron inhumados entre 1612 y 1630 de la iglesia primitiva
de las Trinitarias, ubicada al contrario de lo que se pensaba hasta
ahora en un lugar distinto al actual, y que fueron trasladados juntos a
la cripta entre 1698 y 1730, en el momento en que estaban terminando las
obras de construcción del convento.
Según la antropóloga Almudena García Cid, concretamente hay restos de un mínimo de cinco niños y un mínimo de diez adultos (de ellos cuatro masculinos, dos femeninos, dos indeterminados y dos probablemente masculinos), lo que se corresponde con los 17 enterramientos documentados en la iglesia inicial.
Otra información señala que el equipo se topó, en su investigación, con restos de unos 200 chicos: los historiadores atribuyen el alto índice de mortalidad infantil a epidemias de viruela, peste y fiebre que hubo en Madrid entre los siglos XVII y el XIX. Entre los restos que estaban en mejor estado –de los atribuidos a Cervantes– la mandíbula fue uno de los definitivos para establecer un veredicto.
Según la antropóloga Almudena García Cid, concretamente hay restos de un mínimo de cinco niños y un mínimo de diez adultos (de ellos cuatro masculinos, dos femeninos, dos indeterminados y dos probablemente masculinos), lo que se corresponde con los 17 enterramientos documentados en la iglesia inicial.
Otra información señala que el equipo se topó, en su investigación, con restos de unos 200 chicos: los historiadores atribuyen el alto índice de mortalidad infantil a epidemias de viruela, peste y fiebre que hubo en Madrid entre los siglos XVII y el XIX. Entre los restos que estaban en mejor estado –de los atribuidos a Cervantes– la mandíbula fue uno de los definitivos para establecer un veredicto.
No
se han practicado pruebas de ADN porque, según informó el forense
Francisco Etxeberria, solamente podría contrastarse con el de una
hermana del padre de "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha",
cuyos restos están en un osario común de un convento de Alcalá de
Henares, a las afueras de Madrid.
"No vamos a encontrar a
Cervantes con su nombre puesto en un ataúd", había ironizado Etxeberria,
cuando en junio del año pasado se presentaron los puntos de
enterramiento de la iglesia detectados con un georradar. Los trabajos
comenzaron a finales de abril del año pasado, cuando el equipo de
georradaristas localizó cuatro sepulturas en la iglesia y la cripta con
los nichos donde se hallaron los restos.
Después de varios meses de gestiones para obtener los permisos, el
22 de enero comenzó la fase antropológica y una treintena de
investigadores accedieron a una cripta, de unos setenta metros cuadrados
a cinco metros bajo el nivel del suelo, para la recuperación de los
restos. Ahí se encontraron más de 200 enterramientos, en su mayoría
de niños, que permitieron ampliar el conocimiento de cómo era el Madrid
de los siglos XVI y XVII, ya que en este tiempo fueron apareciendo
momias, ropajes y detalles que arrojan luz sobre los modos de vida de la
época.
El hallazgo coincide con la conmemoración de los 400 años de la publicación de la segunda parte de "El Quijote de la Mancha", que precede a la celebración en 2016 del Cuarto Centenario de la muerte de una de las cumbres de la literatura universal.
Fuente: clarin.com
El hallazgo coincide con la conmemoración de los 400 años de la publicación de la segunda parte de "El Quijote de la Mancha", que precede a la celebración en 2016 del Cuarto Centenario de la muerte de una de las cumbres de la literatura universal.
Fuente: clarin.com
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