“Larry Gagosian y Damien han alcanzado un acuerdo
amistoso para disolver su relación comercial.” El artista abandona su
galería tras 17 años.
FOR THE LOVE OF GOD. Del artista británico Damien Hirst. |
Por
Eduardo Villar
Después de 17 años, el artista plástico más rico del mundo y el
galerista ídem han dado por terminada su fructífera sociedad. Damien
Hirst –el-del tiburón-en-formol-y-la-calavera-incrustada-de-diamantes–
se ha separado de Larry Gagosian, el de las galerías distribuidas en los
centros más activos del mercado global de arte.
El primer dato significativo es que la noticia no la dio una revista de arte sino el diario norteamericano Financial Times. Es que no se trata de arte, se trata de dinero. El patrimonio de la galería Gagosian se estima en 930 millones de dólares. El de Hirst, en 350.
El primer dato significativo es que la noticia no la dio una revista de arte sino el diario norteamericano Financial Times. Es que no se trata de arte, se trata de dinero. El patrimonio de la galería Gagosian se estima en 930 millones de dólares. El de Hirst, en 350.
Alguno de los dos –o
ambos– debe haber tenido muy buenos motivos para abandonar la mina de
oro que construyeron juntos. Es difícil que se conozcan. Con lenguaje
más propio del mundo empresario que del arte, las dos partes informaron
de la separación con mucha formalidad y discreción. Hirst lo hizo a
través de un comunicado de su compañía Science Ltd.: “Larry Gagosian y
Damien han alcanzado un acuerdo amistoso para disolver su relación
comercial”. Gagosian correspondió con algo del mismo tono: “Ha sido un
gran honor trabajar con Damien durante 17 años, culminando con la
proyección mundial de las ‘Complete Spot Paintings 1986-2011’ expuestas
en las 11 galerías Gagosian este año…” Las ‘Complete Spot Paintings’
fueron uno de los inventos más notables del dúo Hirst-Gagosian. Una
exposición de todas las pinturas de lunares de colores producidas por
Hirst durante 25 años, realizada simultáneamente en 11 galerías
Gagosian, en Nueva York, París, Londres, Los Angeles, Roma, Atenas,
Ginebra y Hong Kong. Muchos de esos lunares fueron pintados por un
ejército de pintadores de lunares empleados por Hirst. En 2008 Hirst ya
le había mostrado las uñas a Gagosian, cuando vendió una muestra
completa en una subasta en Sotheby’s, dejando fuera del negocio a la
galería y a White Cube, su otro representante. Y no fueron monedas: unos
200 millones de dólares en un par de días. Hirst perfecciona su arte:
hacer dinero.
Fuente: Revista Ñ Clarín
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