Gabino Ezeiza nació en 1858 y de la mano de la improvisación y la guitarra hizo historia.
En su honor existe en el país el Día del Payador
En su honor existe en el país el Día del Payador
Por Eduardo Parise
Algunos historiadores fijan su fecha de nacimiento el 3 de febrero de 1858. Otros, el 19 de febrero de ese mismo año. De lo que no hay duda es que Gabino Jacinto Ezeiza, nació en una modesta casa de Chacabuco al 200, en el barrio de Monserrat, por lo que era bien de esta Ciudad que después lo iba a convertir en un ídolo. Ahora, más de un siglo y medio después, su imagen de cantor popular sigue intacta aunque su nombre no le diga mucho a las nuevas generaciones.
Algunos historiadores fijan su fecha de nacimiento el 3 de febrero de 1858. Otros, el 19 de febrero de ese mismo año. De lo que no hay duda es que Gabino Jacinto Ezeiza, nació en una modesta casa de Chacabuco al 200, en el barrio de Monserrat, por lo que era bien de esta Ciudad que después lo iba a convertir en un ídolo. Ahora, más de un siglo y medio después, su imagen de cantor popular sigue intacta aunque su nombre no le diga mucho a las nuevas generaciones.
Gabino era hijo de Joaquín Ezeiza y de Joaquina García. Lo curioso era que siendo de raza negra tuviera ese apellido europeo. La explicación no tiene misterios: su padre había servido a la familia Ezeiza y, como muchos herederos de viejos esclavos, lo había incorporado a su identidad. El primer vasco con ese apellido que llegó a estas tierras fue Jerónimo Antonio de Ezeyza Urrutume e Irazábal Pagola, un hombre nacido en Albistur, provincia de Guipuzcoa. Fue entre 1740 y 1770. Y seguramente alguno de sus descendientes fue quien contó al papá de Gabino como sirviente.
Lo cierto es que desde muy chico, el negrito Gabino se entreveró en las pulperías de su barrio y de San Telmo. Huérfano desde pequeño (su padre, como tantos de su raza, murió en 1867 en la guerra con Paraguay; su mamá había muerto un par de años antes), en esas pulperías conoció a Pancho Luna, un pardo anciano quien le enseñó los rudimentos de la guitarra.
Después de haber pasado por publicaciones de su comunidad (firmaba con el seudónimo de “Liberato” y hasta fue director literario del semanario La Juventud) Gabino Ezeiza optó por dedicarse al canto en forma permanente. Tenía poco más de 20 años, vivía en San Telmo y, aunque figuraba como de profesión jornalero, ya se perfilaba como payador. Su calidad de orador, capaz de improvisaciones impactantes, hacía que la gente lo siguiera en cada presentación.
Desde 1880 en adelante, su fama de gran improvisador y filoso contrincante en los contrapuntos, lo llevarían a la mayor popularidad. Sus enfrentamientos verbales con Nemesio Trejo, Pablo José Vázquez o Pedro Vázquez (dicen que lo enfrentó dos veces y en ambas Gabino fue derrotado) lo hacían figura. Pero para los historiadores, el mayor logro de Ezeiza fue cuando en esos choques de palabras venció a Juan de Nava, un payador uruguayo, a quien enfrentó en Montevideo. Fue el 23 de julio de 1884, en una cancha de pelota de la calle San José, entre Quareim e Ibicuy. Cuentan que más 300 personas se agolparon para ver esa tenida, consagratoria para Gabino. Por ese hecho, en la Argentina, se considera al 23 de julio como “El Día del Payador”.
Además, de sus muchas visitas a Uruguay quedaría aquel famoso saludo a Paysandú ( “Heroico Paysandú, yo te saludo / hermano de la patria en que nací / tus hechos y tus glorias esplendentes / se cantan en mi patria como aquí” ). Y también se haría leyenda su militancia política, primero en las huestes de Leandro Alem (Gabino participó en algunos enfrentamientos de la Revolución del 90 y hasta terminó preso) y después con Hipólito Yrigoyen. Curiosamente, Ezeiza murió a los 58 años en su casa del barrio de Flores el 12 de octubre de 1916, el mismo día en que Yrigoyen asumía su primera presidencia. Como herencia, quedarían diez hijos de su matrimonio con Petrona Peñaloza, al parecer bisnieta del “Chacho”.
Su fama de guitarrero payador y cantor siempre dijo presente en conocidos boliches de la Ciudad. Así lo vieron por ejemplo en el Café Oviedo, de Mataderos, o en el Café de los Angelitos, en Rivadavia y Rincón, donde cuentan que compartía mesa con Carlos Gardel y José Razzano. También grabó algunos discos con acompañamiento al piano de Manuel Campoamor. Este hombre está considerado entre los pioneros del tango. Y tal vez su obra más conocida sea el tango “La C…ara de la L…una”, dedicado a chicas que trabajaban en prostíbulos. Pero esa es otra historia.
Fuente: clarin.com
Fuente: clarin.com
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