La tercera edición, llamada "Bienvenidos al
Antropoceno" comenzó en Ushuaia.
Con duraduría general de
la española Consuelo Císcar, hay artistas internacionales y locales
que mostrarán sus obras que reflexionan sobre la influencia humana sobre
la Tierra.
Dicen que la tercera es la vencida. Por eso la edición número
tres de la Bienal del Fin del Mundo –este año llamada “Bienvenidos al
Antropoceno”–, se inaugura el jueves en Ushuaia con todas las
expectativas.
Aunque este año su realización estuvo en duda casi
hasta último momento –debido a la lluvia de cenizas–, ahora, cuando el
volcán calmó su furia, la producción de la bienal se retomó a todo
trapo.
El evento tiene, como siempre, la intención de pisar fuerte
a nivel internacional. Su curadora general es la reconocida española
Consuelo Císcar, directora del IVAM (Instituto Valenciano de Arte
Moderno). Otros curadores que participan este año de la bienal son la
cubana Ibis Hernández Abascal –quien ya había sido co-curadora durante
la primera edición del evento, en 2007–, los españoles Rafael Sierra y
José María Lozano, y las críticas de arte locales Alicia de Arteaga,
Ana María Battistozzi y Ana María Martínez Quijano, además del gestor
cultural Fernando Farina.
Entre los más de cien artistas que
mostrarán su obra, se encuentran el chino Binbin Liang, el inglés
Richard Long, el alemán Klaus Berends, la australiana Pam Max, el
venezolano Jaime Castro, el colombiano Oscar Leone y los brasileros
Estela Sokol y Hugo Fortes. De los artistas locales expondrán sus obras
Clorindo Testa, Fernando Cánovas, César Pelli, Marta Minujin y Gaspar
Libedinsky, entre otros.
La bienal es conocida por intentar
establecer, gracias a su posición geográfica, su eje temático y su
selección de curadores y artistas, un fuerte lazo entre los temas
ecológicos y la acción del ser humano. Por eso, este año su principal
objetivo será hacer reflexionar al público acerca de la influencia
humana sobre la Tierra. Para ello, Císcar –la curadora– propone comenzar
una nueva era geológica que tenga un nuevo nombre: antropoceno. La era
del humano responsable de su futuro.
Arte del Antropoceno, un acontecimiento visual y participativo para el fin del mundo.
Arte del Antropoceno, un acontecimiento visual y participativo para el fin del mundo.
En Ushuaia, arranca la tercera edición de la Bienal
del Fin del Mundo, que se propone vincular el arte contemporáneo con el
medio ambiente. Por eso el lema de Antropoceno, un término empleado en
la ciencia para describir el actual período en la historia terrestre,
signado por el impacto de las actividades humanas en el ecosistema.
La III Bienal de Fin del Mundo que estaba prevista para agosto
en Ushuaia y fue reprogramada por cuestiones climatológicas (las cenizas
volcánicas), no pudo haber tenido curadora más indicada. Consuelo
Císcar, con su exuberante cabellera roja y su determinación explica
--sentada en el bar del hotel, frente la bahía y catálogo en mano-- las
vicisitudes que atravesó la Bienal para ponerse en marcha: "Es como si
hubiéramos tenido dos bienales".
Y horas antes de la inauguración, adelanta detalles de lo que será uno de los principales acontecimientos de las artes visuales de la Argentina, que por tres días a partir del jueves 13 tomará la ciudad austral con la obra de más de cien artistas internacionales de todas las disicplinas, que se articulan alrededor del trinomio: arte, naturaleza y sociedad.
"Estamos en el fin del mundo y apostamos por una naturaleza sostenible", dice Císcar, directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno IVAM, un cargo que generó algunas polémicas entre los críticos de arte de su país. Al margen de esas discusiones, aquí, en el fin del mundo, sí se habla de las obras que aportó Císcar de una colección que nunca había salido del museo valenciano y también de sus ideas para desarrollar la Bienal en un lugar tan recóndito y a la vez particularmente apropiado, que se propone establecer vínculos entre el arte contemporáneo y el medio ambiente. "Se plantea como un work in progress, un acontecimiento visual, participativo y enriquecedor que se propone como dinamizador del entorno social, bajo el lema de Antropoceno", relata.
El término Antropoceno, acuñado por el Nobel de Química Paul Krutzen en 2000, considera que el comportamiento humano sobre la Tierra en los últimos siglos ha sido definitivo para construir una nueva era geológica como lo fueron el paleolítico y el neolítico, cuando elementos de la naturaleza prevalecían. En la era en que el hombre parece llegar a la cúspide de la evolución de su autoconsciencia y del desarrollo tecnológico, "irónicamente, esta inteligencia puede provocar el colapso del funcionamiento natural de la Tierra", dice José Luis Rubio, investigador científico especializado en medio ambiente y autor de uno de los diversos textos críticos elaborados para la Bienal.
Además curadora de los artistas de los cinco continentes junto a Rafael Sierra, Císcar estuvo en todos los detalles, desde la confección de los catálogos, la gestión de seguro para las obras que atravesaron océanos, hasta la elección de los curadores invitados para diferentes regiones y temáticas. Así, Ana María Battistozzi, Alicia de Arteaga, Fernando Farina y Ana Martínez Quijano ofician de curadores de los artistas argentinos; Ibis Hernández, de los de Centroamérica; y José María Lozano, de la exposición "Arte y arquitectura".
El espacio neurálgico de la Bienal se ubica en el Hangar del Comando del Área Naval Austral, una repartición de la Armada Argentina que funcionó como aeropuerto durante la Guerra de Malvinas, donde se emplaza la exposición "Los cuatro elementos de la naturaleza". Agua, tierra, aire y fuego --además de un espacio para el hombre, a propósito del Antropoceno-- son a la vez los ejes que exploran los artistas con su obra. Sobre la superficie de 5.000 m2, se inscribió una cruz del sur y otras subdivisiones a modo de las paredes de una galería, que no casualmente tienen la forma estrellada de una partícula de hielo, y están fabricados en material reciclable que luego será donado para la construcción de viviendas. También en este espacio se desarrolla el eje "Arte y deporte" --que estaba previsto para la estación de esquí si todo sucedía en agosto-- con obras como pelotas deconstruidas, esculturas de autos y motos de acero inoxidable y una travesía en velero por la Antártida en fotografías, entre otras. En la fachada exterior, por su parte, habrá proyecciones y la instalación de Gabriel Valansi en un container como los que se ven apilados en el puerto.
Varios espacios, con propuestas muy diversas, es uno de los rasgos que distingue a esta Bienal de las anteriores. Eso se comenta en las mesas de almuerzo. Mientras en la Panadería del Antiguo penal se proyectará una película de Luis García Berlanga, en el Aeropuerto de Ushuaia pasan una película de Bigas Luna, uno de los cuatro homenajeados de la Bienal. El recinto industrial de la Antigua Usina funcionará, al mismo tiempo, como el espacio de José Luis Miralles para su instalación y el punto de partida para el proyecto del arquitecto argentino Esteban Campolongo: un museo de módulos con los containers omnipresentes en el paisaje que ya tiene, al parecer, el visto bueno para su construcción. Más intervenciones en espacios públicos, presentaciones de proyectos alrededor del eje "Arte y literatura", un libro de cartografía del Fin del Mundo, trabajo con artistas y estudiantes de bellas artes locales.
"Trabajo con la transversalidad de las artes, que son motor dinamizador de la cultura, de corrientes creativas que propicien la oferta de trabajo y la oportunidad de crear un laboratorio de ideas. No hago una bienal que no deje algo de ella". Así resume Císcar el espíritu de su propuesta en vísperas de la inauguración. Al acto oficial, que será el jueves 13 a las 20 en el Centro Beagle, asistirán el Secretario General de la Presidencia y presidente de la Bienal Gustavo López, el Secretario de Cultura provincial y el intendente, además de todos los artistas y curadores que se llegaron hasta el fin del mundo. Después quedarán los espacios abiertos a la comunidad, y la serie de actividades e inauguraciones que determinarán el auténtico destino de la Bienal, la única que se realiza en la actualidad en el país y que aspira, sobre todo, a perdurar.
Y horas antes de la inauguración, adelanta detalles de lo que será uno de los principales acontecimientos de las artes visuales de la Argentina, que por tres días a partir del jueves 13 tomará la ciudad austral con la obra de más de cien artistas internacionales de todas las disicplinas, que se articulan alrededor del trinomio: arte, naturaleza y sociedad.
"Estamos en el fin del mundo y apostamos por una naturaleza sostenible", dice Císcar, directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno IVAM, un cargo que generó algunas polémicas entre los críticos de arte de su país. Al margen de esas discusiones, aquí, en el fin del mundo, sí se habla de las obras que aportó Císcar de una colección que nunca había salido del museo valenciano y también de sus ideas para desarrollar la Bienal en un lugar tan recóndito y a la vez particularmente apropiado, que se propone establecer vínculos entre el arte contemporáneo y el medio ambiente. "Se plantea como un work in progress, un acontecimiento visual, participativo y enriquecedor que se propone como dinamizador del entorno social, bajo el lema de Antropoceno", relata.
El término Antropoceno, acuñado por el Nobel de Química Paul Krutzen en 2000, considera que el comportamiento humano sobre la Tierra en los últimos siglos ha sido definitivo para construir una nueva era geológica como lo fueron el paleolítico y el neolítico, cuando elementos de la naturaleza prevalecían. En la era en que el hombre parece llegar a la cúspide de la evolución de su autoconsciencia y del desarrollo tecnológico, "irónicamente, esta inteligencia puede provocar el colapso del funcionamiento natural de la Tierra", dice José Luis Rubio, investigador científico especializado en medio ambiente y autor de uno de los diversos textos críticos elaborados para la Bienal.
Además curadora de los artistas de los cinco continentes junto a Rafael Sierra, Císcar estuvo en todos los detalles, desde la confección de los catálogos, la gestión de seguro para las obras que atravesaron océanos, hasta la elección de los curadores invitados para diferentes regiones y temáticas. Así, Ana María Battistozzi, Alicia de Arteaga, Fernando Farina y Ana Martínez Quijano ofician de curadores de los artistas argentinos; Ibis Hernández, de los de Centroamérica; y José María Lozano, de la exposición "Arte y arquitectura".
El espacio neurálgico de la Bienal se ubica en el Hangar del Comando del Área Naval Austral, una repartición de la Armada Argentina que funcionó como aeropuerto durante la Guerra de Malvinas, donde se emplaza la exposición "Los cuatro elementos de la naturaleza". Agua, tierra, aire y fuego --además de un espacio para el hombre, a propósito del Antropoceno-- son a la vez los ejes que exploran los artistas con su obra. Sobre la superficie de 5.000 m2, se inscribió una cruz del sur y otras subdivisiones a modo de las paredes de una galería, que no casualmente tienen la forma estrellada de una partícula de hielo, y están fabricados en material reciclable que luego será donado para la construcción de viviendas. También en este espacio se desarrolla el eje "Arte y deporte" --que estaba previsto para la estación de esquí si todo sucedía en agosto-- con obras como pelotas deconstruidas, esculturas de autos y motos de acero inoxidable y una travesía en velero por la Antártida en fotografías, entre otras. En la fachada exterior, por su parte, habrá proyecciones y la instalación de Gabriel Valansi en un container como los que se ven apilados en el puerto.
Varios espacios, con propuestas muy diversas, es uno de los rasgos que distingue a esta Bienal de las anteriores. Eso se comenta en las mesas de almuerzo. Mientras en la Panadería del Antiguo penal se proyectará una película de Luis García Berlanga, en el Aeropuerto de Ushuaia pasan una película de Bigas Luna, uno de los cuatro homenajeados de la Bienal. El recinto industrial de la Antigua Usina funcionará, al mismo tiempo, como el espacio de José Luis Miralles para su instalación y el punto de partida para el proyecto del arquitecto argentino Esteban Campolongo: un museo de módulos con los containers omnipresentes en el paisaje que ya tiene, al parecer, el visto bueno para su construcción. Más intervenciones en espacios públicos, presentaciones de proyectos alrededor del eje "Arte y literatura", un libro de cartografía del Fin del Mundo, trabajo con artistas y estudiantes de bellas artes locales.
"Trabajo con la transversalidad de las artes, que son motor dinamizador de la cultura, de corrientes creativas que propicien la oferta de trabajo y la oportunidad de crear un laboratorio de ideas. No hago una bienal que no deje algo de ella". Así resume Císcar el espíritu de su propuesta en vísperas de la inauguración. Al acto oficial, que será el jueves 13 a las 20 en el Centro Beagle, asistirán el Secretario General de la Presidencia y presidente de la Bienal Gustavo López, el Secretario de Cultura provincial y el intendente, además de todos los artistas y curadores que se llegaron hasta el fin del mundo. Después quedarán los espacios abiertos a la comunidad, y la serie de actividades e inauguraciones que determinarán el auténtico destino de la Bienal, la única que se realiza en la actualidad en el país y que aspira, sobre todo, a perdurar.
Fuente: Revista Ñ Clarín
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