“Jon Y Alex”, la imagen con la que el danés Mads Nissen ha ganado la máxima distinción del fotoperiodismo mundial.
Jon, de 21 años, y Alex, de 25 años, una pareja gay, durante un momento íntimo. La vida para las personas lesbianas, gays, bisexuales o transgénero (LGBT) es cada vez más difícil en Rusia. Las minorías sexuales se enfrentan a la discriminación legal y social, el acoso y los ataques de crimen de odio, incluso la violencia por parte de grupos religiosos y nacionalistas conservadores.
De la serie de autorretratos con esfera encontrados en noviembre pasado. Foto: MUNTREF
Por Natalia Blanc / La Nación
Al fondo del estudio de la avenida Callao al 1400, donde Annemarie Heinrich trabajó hasta el final de su vida, se conserva un enorme tesoro:
más de 16.000 piezas fotográficas tomadas desde la década de 1930 en
adelante. Alicia y Ricardo Sanguinetti, hijos también fotógrafos de la
gran retratista alemana nacionalizada argentina, firmaron un convenio
con la Universidad de Tres de Febrero para que el Instituto de
Investigaciones en Arte y Cultura Dr. Norberto Griffa sea el organismo
encargado de preservar y digitalizar el valioso archivo legado por su
madre. De ese acuerdo surgió un trabajo en colaboración que continuará
por varios años. Como resultado de la primera etapa, con alrededor de
1700 fotografías ya catalogadas, el equipo a cargo de Diana Wechsler
seleccionó cien imágenes, que se exhiben al público en la muestra
Estrategias de la Mirada: Annemarie Heinrich,
Inédita. Esas fotos y otras que quedaron fuera de la exhibición se
publicarán en un libro, que saldrá en abril, junto con textos teóricos
que revelan las facetas menos conocidas de la fotógrafa.
El
material reunido en la muestra, que continuará en la sede Caseros 1 del
museo de la Untref hasta el 7 de junio (Valentín Gómez 4838, con entrada
gratuita), integraba un conjunto de negativos de formato 6 x 6 hallados
en su archivo. Allí también aparecieron manuscritos en español y en
alemán, carpetas de recortes, manuales de estilo y de técnica armados
por la propia Heinrich, registros de viajes, tomas descartadas de sus
famosos retratos de artistas y muchísimo trabajo de experimentación en
el laboratorio llevados a cabo entre las décadas de 1930 y 1950.
"Este
proyecto surgió a partir de mi interés por la obra de Annemarie, en
especial por sus trabajos de experimentación con las luces y los
reflejos en su serie de autorretratos, donde se advierte que tenía una
estrategia de la mirada", explica Wechsler.
Sus viajes por América latina, un eje de la muestra. Foto: MUNTREF
Al
comenzar a estudiar el archivo personal de la fotógrafa, la
investigadora encontró material que ni sus hijos conocían. "Ellos lo
habían guardado íntegramente: son más de 16.000 piezas, sólo contando
las placas fotográficas y los negativos. Hay mucho más en contactos,
cuadernos, carpetas. Es un material muy valioso para la historia de la
fotografía en general y de la Argentina en particular, que parece querer
explicar por qué fue una gran retratista. Ella hizo un constante
trabajo de experimentación en su estudio, que abrió un camino enorme
para la disciplina."
Para digitalizar el material, el Instituto de
Investigaciones en Arte y Cultura de la Untref consiguió un subsidio de
la British Library de Londres, que tiene un programa llamado Archivos
en Peligro. El convenio también incluye la posibilidad de que las
fotografías circulen por la Web y que integren redes de consulta
internacionales como la de la propia biblioteca inglesa y el Museo Reina
Sofía, de Madrid. Al mismo tiempo, la Universidad de Tres de Febrero
se mantiene en conversaciones con el museo Jeu de Paume, de París, para
que aloje la muestra en 2017.
Una mirada sobre el mundo privado
La intimidad de Heinrich, en carpetas con anotaciones personales. Foto: MUNTREF
En
la sala "La intimidad del taller, la intimidad del archivo" está el
material personal que refleja el trabajo de Heinrich en su estudio:
carpetas con contactos y anotaciones, fichas técnicas de cada toma, el
proceso paso a paso.
Cuenta Wechsler: "Cuando Annemarie ya era
bastante mayor, en los años 80, comenzó a hacer una especie de manual de
estilo y de técnicas: armaba la secuencia, anotaba la cantidad de tomas
y de superposiciones que hacía para lograr la imagen final". Al dorso
de algunas de las fotos exhibidas se ve su letra manuscrita con
especificaciones. "No hay copia", escribió con lápiz negro al costado de
algunas; "Bebé feliz" se lee al lado de un retrato de un chico de pocos
meses que sonríe.
"Nos sorprendió muchísimo la cantidad de
carpetas que encontramos y cómo las clasificaba: hay carpetas de
exposición, donde registraba cómo imaginaba el posible montaje de la
muestra. Allí conservaba el afiche, la carta de invitación, recortes.
Eso la muestra pensando sus imágenes y atesorando su propio material",
agrega la investigadora.
En otros folios armaba manuales de
técnicas fotográficas que hoy pueden leerse como una breve historia de
la disciplina. Hay artículos de revistas especializadas, cuadernillos de
instrucciones que venían con las cámaras, textos que ella escribía a
partir de sus experimentaciones. Para mostrar al público joven que ya en
los años cuarenta existían equipos portátiles, en la sala se exhibe uno
que perteneció a Heinrich con su estuche original de cuero. Allí
también guardaba un fotómetro.
"Las carpetas de contactos nos
sirvieron para identificar los trabajos. Incluyen experiencias en el
taller y mucho de sus viajes por América latina. Ella sacaba fotos como
registro de sus viajes y también como un hobby. Hay algunas imágenes que
la muestran en las redes de los artistas e intelectuales
contemporáneos: Carlos Alonso, Policastro, Berni, Spilimbergo. En 1934
fue la primera en tomar registro del Ejercicio plástico, el mural
de Siqueiros. Otras fotos también funcionan como documentos de época:
pintadas en las calles del movimiento de resistencia peronista después
de la caída de Perón en el 55. Suponemos que los sacó como documento",
continúa Wechsler.
En la exhibición no faltan reproducciones de
sus primeras publicaciones en la revista Sintonía, de 1936, y de La
novela semanal, de 1933, donde se encargaba de las producciones de moda.
Finalmente, como guiño al público que conocía su faceta de retratista
de artistas, se incluyeron retratos de actores como Norman Briski,
Graciela Borges, Palito Ortega, Andrea del Boca y las trillizas de oro
en la infancia. Su último trabajo, de 1995, un collage armado a mano con
piezas de fotos de distintos momentos de su vida (de su infancia en
Alemania a fotos familiares) tiene un lugar destacado al final del
recorrido.
La serie completa de autorretratos con su imagen
reflejada en una esfera fue una sorpresa de último momento. En noviembre
pasado, dos semanas antes de la inauguración de la muestra, aparecieron
en el archivo. Sus hijos, que integran el equipo de investigación como
consultores permanentes y conocen desde detalles técnicos hasta
anécdotas del trabajo de su madre, se sorprendieron tanto como los
investigadores. Al ver la variedad de tomas que había probado Heinrich
lo primero que dijeron fue: "Ahora entendemos por qué Annemarie pasaba
tantas horas encerrada en su estudio".
Una pionera que experimentó en el laboratorio
annemarie heinrich
(Alemania, 1912- Buenos Aires, 2005) Origen Nacida el 9 de enero de ?1912 en Darmstadt, Heinrich pasó casi toda su vida en la Argentina, adonde llegó a sus 12 años Retratos pintados Fotografió
grandes figuras del Teatro Colón, estrellas de cine y televisión de los
años 30 y 40. Pintados a mano, los retratos ilustraban las tapas de
Radiolandia Referente Fundó la Carpeta de? los Diez,
del Consejo Argentino de Fotografía, y ?fue directiva de la Asociación
de Fotógrafos Profesionales Nuevas técnicas A lo
largo de su carrera realizó una serie de desnudos artísticos y
experimentó con técnicas como la sobreexposición y la repetición.
Se presentaron 488 reclamos por pintadas o destrozos contra esculturas y fachadas de edificios emblemáticos; las reparaciones demandan $ 84 millones por año
Desde 2009, el Monumento a la Cordialidad Internacional, en el parque
Lezama, está deteriorado. Foto: LA NACIÓN / Emiliano Lasalvia / Archivo
Por Juan Landa / Para LA NACIÓN
El vandalismo contra bienes públicos de la ciudad preocupa a los porteños: el año pasado hubo más de una denuncia por día relativa a pintadas o destrozos de esculturas y otros bienes.
Según datos del Ministerio Público Fiscal, en 2014 se registraron 488
reclamos, nueve más que en 2013 y 94 más que en 2012. El gobierno
porteño gasta hasta siete millones de pesos por mes -casi 84 millones de
pesos al año- para reparar daños ocasionados por vándalos en
monumentos, frentes de edificios públicos y en cartelería urbana, entre
otros. La cifra incluye también los gastos que ocasionan la reposición
de cestos de basura robados y la quita de afiches y pegatinas varias. Entre
los casos más resonantes está el del parque Lezama, que recurrentemente
es objeto de hechos de vandalismo. El último, el de la escultura de la
Loba Romana, a la que le robaron las estatuas de Rómulo y Remo.
Precisamente este caso llevó al Ministerio de Ambiente y Espacio Público
a replantear la instalación de rejas, que no estaban incluidas en la
remodelación integral de la plaza que se lleva a cabo actualmente. El
enrejado generó polémica entre algunos vecinos y el gobierno porteño
(ver aparte). En el mismo parque Lezama, el Monumento a la
Cordialidad Internacional, realizado totalmente en bronce, sufrió serios
daños y la pérdida de varias piezas en 2009, y aún permanece
deteriorado. En la comuna 1, conformada por los barrios de Retiro,
San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución, se
registró el mayor número de denuncias: 230, 48% del total. Le siguen
la comuna 4 (Barracas, La Boca, Nueva Pompeya y Parque Patricios) y la 3
(Balvanera y San Cristóbal), con 44 y 38 casos, respectivamente. Aunque
hay denuncias, la dificultad en identificar a los autores de los hechos
hace que la mayoría de los casos sean archivados: casi el 95% de las
causas se desestiman, según admitió el Ministerio Público Fiscal. El
acto de dañar y ensuciar bienes está penalizado por el Código
Contravencional porteño. El artículo 80 prevé que se castigue al
infractor con 1 a 15 días de trabajo de utilidad pública o multa de $
200 a $ 3000. En el artículo 80 están incluidos los daños
agravados en bienes o lugares públicos (parques, transportes, museos,
escuelas, monumentos, estatuas, entre otros). Éste se configura como
delito y se puede condenar hasta con cuatro años de prisión (art. 184
del Código Penal, inciso 5). "El daño a bienes públicos constituye
el delito de «daño agravado» porque afecta un espacio que es propiedad
de toda la comunidad y es vital en el día a día de los vecinos. La
mayoría de las denuncias dan cuenta de los bienes destruidos, pero no
contienen información sobre quiénes realizaron el daño. El desafío al
que nos enfrentamos los fiscales es identificar a las personas que
cometen este delito y aplicar la ley con sus correspondientes
sanciones", explicó a la nacion el fiscal general de la ciudad, Martín
Ocampo. Entre las denuncias que no fueron desestimadas en 2014
hubo tres mediaciones y tres probations que obligaron a los culpables a
cumplir con tareas comunitarias, en algunos casos, y a pagar una multa. Una
de estas causas tuvo como protagonistas al grupo de alumnos de 5° año
del colegio Liceo Francés Jean Mermoz, que provocaron destrozos en el
Paseo de las Américas, situado en Belgrano, en ocasión del festejo por
su graduación. Los jóvenes debieron solventar los gastos para reparar el
parque, comprar y plantar 40 árboles y realizar tareas comunitarias en
el Jardín Botánico. La Fiscalía General de la Ciudad hace un
seguimiento de estos casos. Si los imputados no respetan las penas, se
reinician las causas y se toman otras medidas más severas.
El vandalismo, a la vista
Entre
otros actos vandálicos se destacan el del monumento a Bernardino
Rivadavia, ubicado en la plaza Miserere; en la plaza Irlanda; en la
plaza Martín Fierro, y frente al monumento a Julio A. Roca, en el cruce
de la Diagonal Sur y Perú. Los daños se han reiterado en el parque
Tres de Febrero, como cuando le serrucharon la cola y los cuernos al
Ciervo, y en el Rosedal, el parque Centenario y el Rivadavia, donde se
han roto o mutilado obras de arte de los jardines y canteros. A
ellos se agregan los recientes ataques a las estatuas de las deportistas
Gabriela Sabatini y Luciana Aymar situadas en el Paseo de la Gloria, en
la Costanera Sur. A la escultura de la tenista le robaron la raqueta,
mientras que a la de la ex jugadora de hockey la dejaron sin su bocha. También
en la Costanera Sur vecinos denunciaron continuas acciones vandálicas
contra el grupo escultórico Monumento a España. La estatua de Colón y la
de Isabel la Católica fueron sustraídas de la obra.
Los números de la problemática
488 Denuncias Por daños a bienes públicos registró en 2014 el Ministerio Público Fiscal; nueve más que en 2013 y 84 más que en 2012 84 Millones de pesos al año Gasta la Ciudad para reparar daños ocasionados en bienes públicos Fuente: lanacion.com
Un grupo de arqueólogos griegos descubrieron una tumba prehistórica muy poco usual en la región de Diros; el ADN del hombre y la mujer datan del 3800 antes de Cristo
En la Cueva de Diros se hallaron los restos de la pareja, además de diversos objetos. Foto: AFP
ATENAS
(AFP) - Un grupo de arqueólogos griegos descubrieron una tumba
prehistórica muy poco usual, en la cual yace una pareja abrazada,
informó el ministerio de Cultura.
El hallazgo se produjo en la
Cueva de Diros, un emplazamiento en la costa de la Península del
Peloponeso, un lugar que se presume estaba habitado hace 6000, según el
comunicado de las autoridades griegas.
"Un entierro de una pareja
abrazada es algo extremadamente raro, y el de Diros es uno de los más
antiguos del mundo, si no es el más antiguo (descubierto) hasta ahora",
dijo el ministerio.
El análisis de carbono determinó que la tumba
data de 3800 años antes de nuestra era y las pruebas de ADN mostraron
que corresponden a un hombre y una mujer, aunque no trascendieron más
datos sobre sus respectivas edades.
En las excavaciones, que
comenzaron hace seis años, también se descubrieron un niño y un feto,
además de un osario que contenía los restos de doce personas.
En
el lugar, de unos cuatro metros de amplitud, también se encontraron
objetos de cerámica, perlas y una daga. Según las autoridades, el
emplazamiento constituye algo "único", para este periodo histórico.
"Podemos
afirmar con seguridad que esta área tenía una función en la memoria
colectiva de estos grupos como un cementerio durante cerca de mil años",
agregó el ministerio.
Tres dimensiones. La primera construcción realizada íntegramente con acero producido en la Argentina es un hito en Latinoamérica.
La obra de Mario Roberto Alvarez en Diagonal Sur y avenida Belgrano.
Yo creo que nadie se propone hacer un
edificio para que sea declarado Monumento Histórico Nacional, porque eso
se gana con tiempo y, claro, historia. Por ejemplo, los Altos de
Elorriaga, un edificio de dos pisos de 1812 en la esquina de Defensa y
Alsina, es uno de los últimos vestigios de la Buenos Aires poscolonial y
tienen bien ganado su título. O el Cabildo, que por historia, carácter
simbólico y antigüedad es más que nada un monumento nacional.
El
Edificio Somisa, por el contrario, es casi nuevo y no acumula
acontecimientos que reivindicar. Sin embargo, desde que nació se mostró
como una arquitectura singular, testimonio de una época y de un espíritu
que hoy son dignos de conmemorar.
Medalla de Oro del Colegio
Nacional Buenos Aires y de la Facultad de Arquitectura, práctico y
racional, a Alvarez le gustaba decir: “Tengo pocas ideas, pero las
respeto”. El asunto es que en el Somisa desplegó un montón de ideas
nuevas.
El concurso que ganó en 1967 pedía que el edificio se
construyera en acero porque la empresa propietaria era una acería. El
arquitecto y su joven equipo tuvieron que inventar una forma nueva de
construir el edificio porque no existían antecedentes. Aunque hacer un
edificio de acero era algo nuevo en la Argentina, era una cosa bastante
normal en muchos lugares del mundo. El problema era construirlo con
chapas de tres milímetros de espesor, las más gruesas que se fabricaban
aquí. Algo inusual.
Así fue como el Somisa se convirtió en el
primer edificio hecho íntegramente en acero de la Argentina y el primero
en el mundo armado mediante soldaduras.
Como si la construcción
en acero fuera poca cosa, Alvarez y sus socios decidieron que el
edificio se apoyaría solo en cuatro columnas exteriores, en las paredes
de los ascensores y en el único muro medianero que tenía el lote. Todo
para tener mayor cantidad de espacio libre en el interior. A simple
vista, las columnas parece ser lo único que sostiene al edificio y
quedaron a la vista junto a las enormes vigas de acero. Así, el temita
de la construcción metálica se convirtió en la imagen del edificio. Por
detrás de esa estructura de acero pintado de azul, una piel neutra de
cristales dobles envuelve el edificio como si se tratara de una torre de
oficinas siglo XXI.
Otro asunto con el que se las tuvo que ver
Alvarez fue que Diagonal Sur tiene una altura límite obligatoria. Para
lograr más pisos, su equipo diseñadores hicieron que la planta baja
arrancara un poco por debajo del nivel de la vereda y abrieron enormes
patios hasta el segundo subsuelo para tener luz natural bien abajo. El
resultado es un edificio de siete subsuelos que llegan a 24 metros de
profundidad, y 14 pisos altos, que mantienen la altura de sus vecinos a
lo largo de Diagonal Sur.
Como una coincidencia del destino, el
martes que viene Clarín publica un especial sobre Alvarez en la
colección Maestros de la Arquitectura Argentina. Pero las coincidencias
siguen: el 29 de marzo próximo, el Edificio Somisa y el Teatro Municipal
General San Martín formarán parte de una exposición sobre la
arquitectura latinoamericana en el prestigioso museo MoMA de Nueva York.
Se llamará “América Latina en construcción: 1955-1980” y reunirá obras
modernas de ese período. Una época en que creadores como Mario Roberto
Alvarez se dieron cuenta que la arquitectura latinoamericana debía dar
un salto cualitativo.
Hoy, para que un elemento, un edificio o un
lugar sea declarado Monumento Histórico Nacional es necesario que tenga
gran valor para el país y su gente. Esas son las razones por las que el
joven Edificio Somisa se convirtió en un pedazo de nuestra historia y en
un mensaje para nuestro futuro.
El «Retrato de Isabel
d'Este», hallado en 2013 en un búnker de una familia suiza, estaba en un
banco de Lugano, listo para ser vendido por 150 millones de euros a
compradores árabes
El cuadro confiscado por la policía suiza
ÁNGEL GÓMEZ FUENTES / ABC / ROMA
El misterio ha sido completamente desvelado. Un cuadro de inestimable valor, atribuido a Leonardo da Vinci, ha sido «secuestrado» en Suiza por la Guardia de Finanzas de Italia y carabineros encargados de la tutela del patrimonio artístico italiano. Se trata de un óleo que Leonardo realizó a la marquesa de Mantua, Isabel d'Este (61 x 46,5 centímetros), una pintura de la que se perdieron las huellas durante siglos y que está considerada como una de las precursoras de la célebre «Gioconda».
Ilegalmente había sido transferido al extranjero y actualmente se encontraba depositado en un banco de Lugano (Suiza), listo para ser vendido por 150 millones de euros a compradores árabes. Después de oportunas comprobaciones técnicas, la pintura fue atribuida a Leonardo da Vinci por el profesor Carlo Pedretti,
el mayor experto en el maestro del Renacimiento. Ahora, cuando el
cuadro sea trasladado a Italia, se realizarán nuevas pruebas para
establecer de forma definitiva que se trata de una obra creada por la
mano de Leonardo.
La noticia del descubrimiento del cuadro la dio el «Corriere della Sera» en octubre 2013. Los historiadores creían que nunca había sido pintado, porque la obra estuvo «perdida» durante 500 años. La investigación policial italiana se inició en 2013 y ha estado coordinada por la fiscalía de Pesaro, que se muestra convencida de estar en la pista de un notable tráfico internacional de obras de arte. El fiscal Manfredi Palumbo ha hablado de «decenas de investigados», que podrían ser responsables de delitos de exportación ilegal de obras de arte y asociación para delinquir.
Sett - «Retrato de Isabel d'Este»
Sett - El carboncillo conservado en el Louvre
El «Retrato de Isabel d'Este» fue encontrado en 2013 en el búnker de la casa de una adinerada familia suiza y es el sucesor del carboncillo previo hecho por el maestro italiano y conservado hoy en el Museo del Louvre en París. Todo indicaba entonces que, mientras el carboncillo fue realizado por Da Vinci a principios del siglo XVI, cuando era huésped del marqués Francisco II Gonzaga
en la ciudad italiana de Mantua, el retrato a color tuvo que esperar
alrededor de quince años y tras la constante insistencia de la esposa
del marqués y modelo, Isabel d'Este. Se trata de un óleo sobre tela realizado entre los años 1513 y 1516 y que presenta varios motivos iconográficos inspirados en Santa Catalina de Siena, tales como corona y cetro. No hay dudas sobre la autenticidad del retrato y la firma del maestro florentino: «La tela es auténtica», dijo Pedretti. Similitudes con la Gioconda
Además, el análisis del Carbono 14 demostró que la pintura se realizó en un periodo entre el 1460 y el 1650, evitando así la sospecha de que hubiera sido realizada en un tiempo posterior al de Leonardo. El retrato presenta muchas similitudes con el de la Gioconda, especialmente en cuanto al color y la iluminación, aparte de la pose de ambas modelos.
De hecho, los expertos presentaron varios documentos en los que se puede intuir una división entre La Gioconda y la Mona Lisa,
como si fueran dos cuadros distintos, y en los que se habla de una de ella como una «dama italiana, consorte de un caballero llamado Francesco». Por ello, la duda de que una de ellas fuera realmente Isabel
d'Este queda latente y tendrá que ser investigada más a fondo. Isabel
d'Este fue una noble italiana, gran mecenas de artistas y protectora de, entre otros, Rafael, Mantegna y Giulio Romano y retratada por otros genios como Tiziano.
El proyecto interdisciplinario se realizará en octubre.
El jurado seleccionó la obra por su carácter de cruce entre el arte, la ciencia, la tecnología y el diseño.
Cinema Architecture. Boceto del proyecto ganador.
Mercedes Pérez Bergliaffa
Finalmente se supo quién es el ganador del
Premio Faena a las Artes, uno de los más importantes de la región: se
trata del hawaiano Cayetano Ferrer (1981), quien actualmente vive y
trabaja en Los Angeles.
Su proyecto, “Cinema architecture” –que
fue elegido entre más de 400 proyectos llegados desde todo el mundo para
concursar–, hace foco en la creación de entornos virtuales, acompañados
de un banda sonora elaborada por él mismo. La obra intenta crear,
específicamente, cruces experimentales entre el arte, la ciencia y el
diseño.
En este caso el proyecto tomará como excusa y punto de
base para desarrollarse la arquitectura del propio espacio exhibitivo:
la sala Los Molinos del Faena Art Center de Buenos Aires. Será un
site-specific diseñado en diálogo con la historia del edificio -una
construcción patrimonial, el espacio del Art Center eran los antiguos
molinos de trigo pertenecientes a principios del siglo XX a Molinos Río
de La Plata -, y con la arquitectura de la ciudad de Buenos Aires.
Premio
codiciado por la alta visibilidad internacional que brinda al artista
que lo gana, así como por el dinero que se le otorga al ganador para
realizar el proyecto y para él mismo –75.000 dólares, de los cuales
50.000 se destinan a la creación de la obra y 25.000 son para el
artista–, los Premios Faena (o Premios F, como se los conoce
comúnmente), se encuentran ya en su cuarta edición. Hagamos un repaso:
durante la primera edición (2006) los ganadores habían sido 13 artistas
de todas las disciplinas y generaciones, entre ellos Margarita Bali,
Margarita Paksa y Lorena Cardona. En la segunda edición del premio
(2009) la modalidad había cambiado, se dedicó el premio a un solo
ganador y dos menciones. En ese momento lo ganó el uruguayo Martín
Sastre. En la tercera edición (2013) el premio fue otorgado al argentino
Franco Vico. La cuarta edición es la actual, ganada por Ferrer, con dos
menciones a Pablo Rasgado (México, 1984) por “El color del espectro” y
Nicolás Gullota (Argentina, 1981) por “Piedra Movediza Archive”.
Con
un jurado internacional importante –Rita González del County Museum de
Los Ángeles, Katie Sonneborn de la Skowhegan School de Nueva York,
Caroline Bourgeois de la Fundación François Pinault de París y Sonia
Becce, curadora argentina independiente, con la coordinación del jurado
de Ximena Caminos, directora del Faena Arts Centre y del Faena Forum de
Miami Beach–, cada edición del premio ratifica su consolidación
internacional.