Celina Chatruc
Cuando
regresa de la Guerra de Troya, Agamenón muere en manos de su infiel esposa, en
venganza por el sacrificio de su hija. Orestes, hijo del rey de Micenas, mata a
su vez a su madre y es llevado a juicio ante el tribunal divino. Así podría
resumirse la Orestíada, obra de teatro premiada en Atenas 458 años antes de
Cristo. Una trilogía inspirada en aquella tragedia griega de Esquilo, pintada
por Francis
Bacon en 1981, se subastó semanas atrás por 84,6 millones de
dólares.
Detalle del Tríptico inspirado en la Orestíada de Esquilo (1981), rematado por 84,6 millones de dólares |
Si
bien fue el precio más alto pagado en el primer
remate intercontinental por streaming de Sotheby's, representa poco
más de la mitad del valor alcanzado en 2013 por otro tríptico del pintor británico: Tres
estudios de Lucian Freud (1969) -amigo
con el que compartió musa- se convirtió en la
obra más cara rematada hasta entonces, por 142,4 millones. Hoy ocupa
el quinto
puesto del ranking, liderado por Salvator
Mundi de Leonardo Da Vinci.
Detalle del Tríptico inspirado en la Orestíada de Esquilo (1981), rematado por 84,6 millones de dólares |
Entre
los célebres trípticos de Bacon se destaca también otro
inspirado en la Orestíada que también marcó un hito en su carrera. Tres
estudios para figuras al pie de una crucifixión, de 1944, representa a las
"furias" que acosaron a Orestes tras el asesinato de su madre. Esa
"primera obra madura" del artista lo consagró como uno de los más
destacados pintores de posguerra y fue descripta por un crítico como un reflejo
"del mundo atroz al que sobrevivimos".
La
culpa y la sed de justicia en aquella tragedia familiar griega encontraron un
doloroso eco en la vida de Bacon, nacido en Irlanda en 1909 y fallecido en
España 84 años más tarde, considerado según la Tate como
"el pintor británico más importante después de William
Turner".
Detalle del Tríptico inspirado en la Orestíada de Esquilo (1981), rematado por 84,6 millones de dólares |
El
hombre que retrató como pocos la angustia de la era moderna -e incluso el
horror, como en sus escalofriantes recreaciones del retrato del papa Inocencio
X de Diego Velázquez- sufrió la herida en carne propia. Echado de su casa por
su padre, que lo encontró vestido de mujer, a los 16 años conoció la pobreza en
Londres, donde se volvió adicto al juego y al alcohol. Una de sus parejas,
George Dyer, murió de sobredosis dos días antes de la inauguración de su
retrospectiva en el Grand Palais de París, en 1971. Destruído, elaboró su duelo
con los conmovedores Trípticos negros.
"No
sé por qué piensan que hay algo horripilante en mis personajes, yo no lo creo
-opina en el documental Francis
Bacon y la brutalidad de los hechos (1985)- Cuanto más intensamente
sentís la vida, más conciencia tenés que tener de la muerte".
Fuente: lanacion.com
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