Los personajes que dibujaba, semejantes a "jeroglíficos", parecían escapados de sus relatos y novelas; un libro reúne esa imágenes privadas que el escritor distribuyó en sus libretas
En los cuadernos del autor de El proceso convivían las anotaciones y trabajos en tinta o en lápiz. Foto: LA NACIÓN
Daniel Gigena
Hace
años Gilles Deleuze y Félix Guattari habían llamado la atención sobre los
dibujos de Franz Kakfa (1883-1924). Ambos señalaban que el autor de El
castillo tenía
preferencia por dibujar cabezas inclinadas, cabezas erguidas, dibujos de "primero
la cabeza". Contemplaban su obra gráfica con la misma lente con que leían
sus ficciones: Kafka era un experimento puro y su obra carecía de pretensiones
morales o metafísicas (para ellos, El proceso era
menos una crítica de la burocracia que una actualización de la novela de
vampiros). La publicación de Franz Kafka. Dibujos (Sexto
Piso), a cargo de Niels Bokhove y Marijke van Dorst, cumple un sueño del amigo
y albacea literario de Kafka, Max Brod. Él ansiaba publicar un "cartapacio
Kafka", que incluyera todos sus dibujos. Ese proyecto, que nunca se
cumplió (ni podrá cumplirse: varios de los dibujos desaparecieron y para colmo
el ama de llaves de Brod impidió que se retiraran esos papeles de sus
archivos), llega ahora transformado en un libro de colección, con 40 dibujos
impresos a página entera. El volumen incluye un estudio firmado por Bokhove y
Van Dorst y una serie de indicaciones sobre ilustraciones y textos. Los
editores consignan que la técnica, así como también la datación, de varios
dibujos es desconocida, aunque se presume que fueron hechos en tinta o en lápiz
en sombrías bohardillas.
Más que pintor, Kafka quería ser un escritor. De hecho, la mayoría de los dibujos, bocetos y viñetas lleva un título ("Hombre entre rejas", "Mujer serpiente", "Bebedor descontrolado"), como si se trataran de breves parábolas o aguafuertes. Los dibujos seleccionados están acompañados, en página par, por escritos suyos: entradas de su diario personal (en los cuadernos dibujaba al costado o en el medio de la página); fragmentos de cartas a novias, amigos y familiares, a las que a veces agregaba garabatos, e incluso los textos que fueron publicados en revistas junto con las ilustraciones. Algunos dibujos de Kafka fueron empleados con frecuencia en tapas de sus libros y de Brod. "Espero también que la portada sea fácil de reproducir. Completamente negra, claro, con letras rojas. No se pedirán honorarios", detalla Brod en una carta a su editor berlinés. (Ese dibujo de Kafka fue rechazado.)
En "Corredor", se lee:
"Y eché a correr. Di tres vueltas a la gran plaza corriendo sin
dificultad, y al no encontrarme con ningún borracho seguí corriendo hacia la
calle Carlos IV sin aminorar la velocidad ni sentir cansancio. A mi lado, mi
sombra avanzaba a ratos más pequeña que yo en la pared, como por un camino
hondo entre el muro y la calzada. [«Descripción de una lucha», 1907/08]".
La imagen de una figura estirada y estática contradice la dinámica del texto.
Le siguen "Tres corredores", luego bailarinas, después "Un
hombre yendo a gatas". Es verdad que en la obra de Kafka la representación
del movimiento siempre implica un martirio sutil.
También figura la galería de mujeres amadas por el escritor más enigmático del siglo XX: la madre (su imagen aparece en un espectral autorretrato que incluye la cabeza del escritor debajo del torso materno), su hermana Ottla y Dora Diamant. Sobre ella, poco antes de morir, en una carta a sus padres fechada en 1924, confiesa: "D. está en mi casa de dos a cuatro, llega apenas pasada la una y temo que vaya a destruir toda la organización hospitalaria"). En el dibujo, el rostro sin bordes de Diamant parece el de una anciana. Una versión kafkiana de Cabeza de mujer, de Leonardo da Vinci, permite rastrear el interés del escritor por el dibujo. Kafka admiraba los bocetos de los artistas del Renacimiento y las obras del arte japonés. Esa amalgama se convierte en sus dibujos en una vía de escape de la representación. "El arte se abstrae de sí mismo y se suprime a sí mismo: lo que en realidad es huida, se hace pasar por divagación o incluso por ataque", escribió en sus cuadernos hacia 1917. ¿En qué se parecen Kafka dibujante y Kafka escritor? Algunos llamaron "jeroglíficos" a sus figuras lánguidas y aisladas; él mismo las denominó "marionetas negras de hilos invisibles". Brod escribió: "Kafka dibujante fue un escrupuloso realista y al mismo tiempo creador de un mundo fantástico". ¿No se puede aplicar la misma definición para su literatura?
Franz Kafka Dibujos
Foto:
Fuente: lanacion.com
Autor: Niels Bokhove y Marijike van Dorst (eds.)
Editorial: Sexto Piso Páginas: 144
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