Vuelve al museo el 7 de julio, en una habitación de 214 metros cuadrados.
La Venus de Milo vuelve restaurada, el 7 de julio, al emplazamiento que ocupó desde 1824 hasta 1848. Y un dato fundamental: este cambio modificará el recorrido del 60% al 80% de los visitantes que llegan al Louvre.
No es una tontería preguntar si le pusieron brazos. Descubierta en 1820 en Melos o Milo, en el archipiélago griego de las Cícladas, fechada hacia el 120 a.C., Afrodita fue rebautizada Venus por los romanos.
Identidad ambigua. La falta de brazos y otros elementos de identificación hacen flotar incluso esta duda: ¿Y si en realidad se trata de una estatua de Anfitrita, diosa del mar singularmente venerada en Milo? “La técnica escultórica, en dos bloques, es propia del fin de la época helenística, cuando los romanos conquistan Grecia”, enseña Jean-Luc Martínez, director del departamento de antigüedades griegas, etruscas y romanas del Louvre.
En su nueva sala, que con 214 metros cuadrados es la más amplia del sector, la Venus acogerá fragmentos descubiertos simultáneamente: de una mano con una manzana, de brazos que no le van, de un pie que no es el suyo. Otros nichos evocan la iconografía de Afrodita en su época. Y las técnicas de la escultura contemporánea que permiten fechar la estatua.
Cuando la Venus llegó al Louvre, en 1821, el arte de la restauración imponía, desde el siglo XVII, recomponer lo descompuesto, sin dejar fragmentos. La única excepción a la regla había sido hasta entonces el Torso del Belvedere: el propio Miguel Ángel se negó a intervenir.
El responsable del taller de escultura del Louvre pretendía completar la nariz y añadir el pie izquierdo y los brazos que faltaban. Pero, ¿cuál era la posición de los brazos? ¿La escultura formaba parte de un grupo? ¿Llevaba corona? Ante la duda, se hicieron discretos retoques. Venus ganó un zócalo rectangular en el que apoyaba un flamante pie izquierdo. El derecho recuperó un dedo. Y la cara, su nariz. Aquella prudencia ¿marcó un antes y un después en la restauración de las esculturas? Lo afirman algunos historiadores. ¿O fue un quiero y no puedo? Es lo que deja suponer una preparación de 1821, para dotarla de un brazo, detectada por los actuales restauradores.
Un estudio también establece porque la Venus fue considerada una obra maestra. La historia del arte es la de sus modas: consecuencia de la derrota napoleónica, el Louvre había perdido las obras robadas en Italia y Alemania. Más importante: el Louvre proclama su hallazgo cuando Grecia se alza contra el Imperio Otomano.
Aquella guerra, reflejada inmediatamente por Delacroix en su cuadro Scène des massacres de Scio, provoca una insurrección romántica de la juventud francesa. Afrodita simboliza la Grecia liberada.
En fin, el Louvre debe sus nuevas salas a la NTV, primera cadena de televisión privada de Japón, que financió ya la nueva sala de la Gioconda, y se apresta a pagar la restauración de la Victoria de Samotracia.
La bella mujer sin brazos
Afrodita, la diosa del amor y de la lujuria, fue rebautizada Venus por los romanos. Pero puede ser que esta escultura no retrate a Venus. Su falta de brazos hace que algunos especialistas se pregunten si en realidad se trata de Anfitrita, diosa del mar venerada en Milo. Su popularidad obliga, desde 1848, a desplazarla de sala en sala.
La Venus de Milo vuelve restaurada, el 7 de julio, al emplazamiento que ocupó desde 1824 hasta 1848. Y un dato fundamental: este cambio modificará el recorrido del 60% al 80% de los visitantes que llegan al Louvre.
No es una tontería preguntar si le pusieron brazos. Descubierta en 1820 en Melos o Milo, en el archipiélago griego de las Cícladas, fechada hacia el 120 a.C., Afrodita fue rebautizada Venus por los romanos.
Identidad ambigua. La falta de brazos y otros elementos de identificación hacen flotar incluso esta duda: ¿Y si en realidad se trata de una estatua de Anfitrita, diosa del mar singularmente venerada en Milo? “La técnica escultórica, en dos bloques, es propia del fin de la época helenística, cuando los romanos conquistan Grecia”, enseña Jean-Luc Martínez, director del departamento de antigüedades griegas, etruscas y romanas del Louvre.
En su nueva sala, que con 214 metros cuadrados es la más amplia del sector, la Venus acogerá fragmentos descubiertos simultáneamente: de una mano con una manzana, de brazos que no le van, de un pie que no es el suyo. Otros nichos evocan la iconografía de Afrodita en su época. Y las técnicas de la escultura contemporánea que permiten fechar la estatua.
Cuando la Venus llegó al Louvre, en 1821, el arte de la restauración imponía, desde el siglo XVII, recomponer lo descompuesto, sin dejar fragmentos. La única excepción a la regla había sido hasta entonces el Torso del Belvedere: el propio Miguel Ángel se negó a intervenir.
El responsable del taller de escultura del Louvre pretendía completar la nariz y añadir el pie izquierdo y los brazos que faltaban. Pero, ¿cuál era la posición de los brazos? ¿La escultura formaba parte de un grupo? ¿Llevaba corona? Ante la duda, se hicieron discretos retoques. Venus ganó un zócalo rectangular en el que apoyaba un flamante pie izquierdo. El derecho recuperó un dedo. Y la cara, su nariz. Aquella prudencia ¿marcó un antes y un después en la restauración de las esculturas? Lo afirman algunos historiadores. ¿O fue un quiero y no puedo? Es lo que deja suponer una preparación de 1821, para dotarla de un brazo, detectada por los actuales restauradores.
Un estudio también establece porque la Venus fue considerada una obra maestra. La historia del arte es la de sus modas: consecuencia de la derrota napoleónica, el Louvre había perdido las obras robadas en Italia y Alemania. Más importante: el Louvre proclama su hallazgo cuando Grecia se alza contra el Imperio Otomano.
Aquella guerra, reflejada inmediatamente por Delacroix en su cuadro Scène des massacres de Scio, provoca una insurrección romántica de la juventud francesa. Afrodita simboliza la Grecia liberada.
En fin, el Louvre debe sus nuevas salas a la NTV, primera cadena de televisión privada de Japón, que financió ya la nueva sala de la Gioconda, y se apresta a pagar la restauración de la Victoria de Samotracia.
La bella mujer sin brazos
Afrodita, la diosa del amor y de la lujuria, fue rebautizada Venus por los romanos. Pero puede ser que esta escultura no retrate a Venus. Su falta de brazos hace que algunos especialistas se pregunten si en realidad se trata de Anfitrita, diosa del mar venerada en Milo. Su popularidad obliga, desde 1848, a desplazarla de sala en sala.
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