Un recorrido por “Cambiando paradigmas en la
cerámica contemporánea: la colección de Garth Clark & Mark del
Vecchio” en el Museo de Bellas Artes de Houston, Estados Unidos.
Por Mercedes Pérez Bergliaffa
LISTADO DE OBRAS QUE APARECEN EN EL VIDEO
Por orden de aparición:
“Sueño predictivo”, Aoki Katsuyo
“Laberinto”, Aoki Katsuyo
“Cervatillo sin título”, John Byrd
“Soñador rosado desnudo”, Michael Lucero
“Oh, por favor, mamá, ¿podríamos quedárnosla?”, Barnaby Bradford
“Tallas de baldosas styroformes”, Anne Krauss
“Botella china de peregrinos” Anne Krauss
“Tetera arquitectónica”, Anne Krauss
“Jarra sin título”, Ralph Bacerra
“Chino”, Ken Price
“Demonios del intelecto (profesando ser sabios, pueden devenir locos)”, Richard T. Notkin
“En la habitación del sueño”, Elise Siegel
Fuente: clarin.com
A la izquierda, tras la puerta principal del imponente pero simple Museo de Bellas Artes de Houston (MFAH),
aquí, al sur de los Estados Unidos, impacta la entrada hacia una sala
roja: hay algo que destella. Podrían ser piezas de orfebrería, doradas:
quizás bronces reales. Pero lo que se ve de cerca sorprende, se trata de
cerámicas, de obras realizadas en un precioso e inusual barro
domesticado. Más de un centenar de trabajos hechos con diferentes tipos
de arcillas y métodos conforman la extraordinaria muestra “Cambiando
paradigmas en la cerámica contemporánea”. Pura evidencia de todo lo que
un artista puede hacer hoy con un simple montoncito de arcilla, un poco
de agua y un horno. Pero a no engañarse, acá, en esta disciplina
–siempre tan anclada en la tradición y el folclore-, lo imprescindible
es lo que adelanta el título: no solamente el material, sino su
desobediencia. Es decir, las posibilidades que brinda la arcilla y que
–quizá debido a una enseñanza ortodoxa, estructurada y tendiente a la
repetición-, no se aprovechan.
Son cinco salas enormes
las que hay que atravesar para ver la exposición, una muestra integrada
por la colección de cerámica de Garth Clark y Mark Del Vecchio, una de
las más importantes del mundo. Compuesta por 400 obras creadas después
de 1940, el conjunto fue adquirido en 2007 por el MFAH. Y es un grupo
especial de obras: se debe a que Clark y Del Vecchio - reconocidos
especialistas y académicos de la disciplina-, fueron forjando durante
cincuenta años una nueva postura en torno a la cerámica. Recorrieron los
cinco continentes visitando talleres de ceramistas y escultores, museos
y coleccionistas; escribieron libros, organizaron simposios; llevaron a
cabo más de seiscientas exposiciones de cerámica moderna y
contemporánea. En su juventud, Clark hasta decidió vender todo lo que
tenía en su vida de Johannesburgo, Sudáfrica, para largarse a recorrer
junto a su mujer ceramista en una vieja van Renault toda Europa, desde
Gran Bretaña hasta Turquía. La van era una especie de taller de cerámica
móvil. Así viajaron, conociendo artistas y creando, también, nuevas
piezas de cerámica. Además, Clark y su socio, Del Vecchio, tienen desde
hace 27 años una galería especializada con sus sedes principales en
Nueva York y Los Angeles.
La muestra que presentan
ahora en el MFAH está dividida en cuatro secciones: “Implicaciones: el
pote moderno”, “Algunas otras funciones del pote: sonidos de la risa y
sombras de la Tierra”, “El pote posmoderno” y “Nacido de arcilla”. Y no
llama la atención que una gran parte de la exposición se base en esa
forma primera, tan mínima y humana de la cerámica, una forma que
acompaña desde siempre a la humanidad y que siempre se reinventa: el
pote. Nacido del intento de imitar nuestras dos manos juntas al guardar
agua, comida, calor u otra mano. Nacido del intento de cobijar.
La
estrella de esta muestra es la joven artista japonesa Aoki Katsuyo. Sin
dudas. Ella trabaja con porcelana, esa forma tan refinada de amar,
cocinar y esmaltar la tierra, a medio camino entre el barro y el vidrio.
Sus obras ocupan una sala exclusiva. “Sueño predecible” es el título de
esa pieza clave que es una calavera con innumerables caminos, salidas,
huecos, entradas y ornamentos. Llena de elementos decorativos, la
calavera tiene influencias de los antiguos movimientos artísticos
Rococó, Barroco y Manierista, aunque Katsuyo también incorporó en ella
elementos del Western, el lejano oeste americano: un punteado, un lazo,
una vuelta… y siempre esos dos agujeros donde tendrían que ir los ojos
(señal inequívoca de drama, agujeros del infinito).
Y resulta
extraño pensar en el chiste oculto que Katsuyo nos cuenta a través de la
elección de la técnica: la porcelana es un invento japonés, que recién
llego a Occidente en el s XVIII. Por eso, que la use recreando
ornamentos del Rococó y lacitos de vaqueros del oeste produce sorpresa; o
quizás, escalofríos.
“Laberinto”, obra que va adosada a la
pared, con dos patas de caballo sobresaliendo, de las que cuelgan unos
collares, también es de la misma artista y de porcelana. Más allá hay
un ciervo: Y no es ninguna imitación. Es una cabeza de ciervo
momificada, envuelta en resina, adosada a un cuerpo de cerámica. El
animalito reposa serenamente, mira desde su base de flores y avellanas
gigantes. Y aunque parezca una feliz recreación de un día de bosque, en
el fondo es una escena bastante terrible (siempre que en las obras
contemporáneas los artistas adosan cuerpos muertos a las obras, me
otorga una sensación de oscuridad). Su autor, John Byrd, es un
norteamericano que se caracteriza por realizar este tipo de cruce en sus
cerámicas, mezclas de taxidermia con tierra cocida y pintada. En el
caso de “Cervatillo sin titulo”, Byrd utilizó gres, un tipo de barro más
bien rústico y de alta resistencia una vez horneado.
Próxima al
cervatillo, ladeada y descansando, aparece una cabeza gigante. “Soñador
rosado desnudo”, de Michael Lucero. Desde done se la mire, siempre es
distinta. De un lado tiene la faz, del otro, un plano pleno con una mano
esgrafiada (grabada a presión, si uno pasara el dedo por sobre ella,
podría sentir los caminos, las incrustaciones de las líneas del dibujo).
En otro de los costados tiene formas poliédricas, levemente
irregulares, que sobresalen y entran; y atrás, en la nuca, paisajes.
Porque toda esta cabeza tiene pintada y grabada sobre ella ríos,
bosques, cielos y nubes con colores brillantes, característicos de la
obra de Lucero. Son los paisajes internos de un hombre de barro que
sueña.
“¡Oh, por favor, ¿podríamos quedárnosla, mamá?”, le dicen
los niños a su madre, señalando una vaca; y ése es el título de la obra
del muy joven inglés Barnaby Barford (anda por los escasos 30). Hay una
familia Mac Donalds alrededor del animal, mirándolo con simpatía; y los
niños piden, piden…. Están hechos con nuestra amiga, la porcelana. Y eso
seduce, además de su escala pequeña, su terminación perfecta-
parecerían de plástico-, su brillantez... Y su ironía.
“Tallas de
baldosas styroformes”, “Botella china de peregrinos” y “Tetera
arquitectónica” son, definitivamente, obras de quiebre, dentro del
lenguaje específico de la cerámica aplicada a los utensilios. Su
autora, la norteamericana Anne Kraus –quien falleció hace algunos años
con sólo cuarenta y tantos -, era una ceramista con pasado de pintora.
Por eso el color en estas obras es un elemento tan importante como las
texturas, las formas y el peso, el volumen que presenta cada pieza. “Mis
sentimientos hacia la historia de la cerámica, hacia la tradiciones de
la cerámica, son de un gran amor”; explicó en cierta ocasión la
artista. “Veo en ella algo que encuentro tan hermoso, que sólo quiero
hacer mi propia versión de eso. Es como un tributo que le hago.” Y Kraus
recordaba entonces la temprana relación que estableció con la cerámica,
cuando de niña miraba las vasijas prusianas que decoraban el living de
la granja de su abuela, en el norte de Dakota.
Teteras, vasos,
tazas, jarrones: utensilios tradicionales que aquí son distintos, porque
ninguno se puede usar. Presentan textos y narrativas en clave de cómic.
¿De dónde salieron estas palabras, estas imágenes…? Kraus mantuvo
durante mucho tiempo un diario en el que iba anotando sus sueños,
bocetándolos y escribiendo los diálogos que de ellos recordaba. Llenó
docenas. Por eso - como pasa en todos los sueños-, tampoco sus
teteras, jarrones y copas pueden terminar de comprenderse siguiendo un
solo sentido. Por eso, como en los sueños, es mejor entrever y recibir
sus mensajes de manera oblicua, y aceptarlos así.
”Vos, sueño, que
estuviste sentenciado a dos años pero te escapaste…”, dice un tetera.
Kraus mantiene con sus obras una relación totalmente personal, en la que
el público muchas veces está excluido.
Muy cerca hay una piedra
preciosa en una vitrina: una pequeña pieza abstracta, parecida a una
roca de fuertes colores, de fuertes texturas. Una simple cerámica
pintada que mantiene una forma y energías totalmente originales,
pregnantes. Y están las direcciones que marca cada una de las caras de
este objeto… sobre todo, su superficie dura, ruda, a veces áspera,
producto, probablemente, del raspado y extracción de arcilla durante los
diferentes estadios de secado del barro (esos en los que la masa ya no
era aceitada ni babosa pero tampoco dura ni seca).
“Chino”, se
llama, y es del norteamericano Ken Price. “Inventiva, enigmática,
obsesiva, preciosa”: así describen en los Estados Unidos a la cerámica
de este reconocido artista, considerado un guía innovador dentro de las
nuevas corrientes de la disciplina. “Chino”: el título se debe a su
particular gama de colores, influenciados por los de la dinastía Song de
ese país (960- 1279).
“La cerámica no es un solo medio
homogéneo”, sostiene el especialista Clark, “no es un mundo de una sola
voz parecida, uniforme, sino que es una actividad compleja que combina
una tecnología sutil, muy desarrollada, con un oficio, arte y diseño. Es
una historia de trece mil años que enriqueció a otras disciplinas, en
especial a la escultura. Una historia que se puede dividir en varias
escuelas”. George Bernard Shaw decía: piensen en la cerámica como en
muchas actividades distintas, unidas por un solo material común: la
arcilla.
Entonces, ¿qué es la tradición en este campo, después
de todo...? Es todo eso hecho con un mismo material y con lo que hay
que romper, arrastrando su uso al límite. Pero a un límite conceptual.
LISTADO DE OBRAS QUE APARECEN EN EL VIDEO
Por orden de aparición:
“Sueño predictivo”, Aoki Katsuyo
“Laberinto”, Aoki Katsuyo
“Cervatillo sin título”, John Byrd
“Soñador rosado desnudo”, Michael Lucero
“Oh, por favor, mamá, ¿podríamos quedárnosla?”, Barnaby Bradford
“Tallas de baldosas styroformes”, Anne Krauss
“Botella china de peregrinos” Anne Krauss
“Tetera arquitectónica”, Anne Krauss
“Jarra sin título”, Ralph Bacerra
“Chino”, Ken Price
“Demonios del intelecto (profesando ser sabios, pueden devenir locos)”, Richard T. Notkin
“En la habitación del sueño”, Elise Siegel
Fuente: clarin.com
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