EL PALACIO DONDE EVITA MURIÓ

En el lugar que ocupaba la residencia presidencial hoy se levanta la Biblioteca Nacional. 

Estilo francés. El Palacio Unzué fue erigido como residencia familiar en 1887 y destruido como sede presidencial en 1956, tras el golpe militar del 55.

Por Eduardo Parise

Fue hace 60 años. El dormitorio estaba en el primer piso de la residencia. A un lado había otra habitación que daba al frente, destinada a vestidor. Y hacia el costado, una pequeña terraza desde donde se veía el parque que ocupaba más de 20.000 metros cuadrados con mucho verde.
Al edificio se lo conocía como Palacio Unzué y era la vivienda destinada a los presidentes de la Argentina.
En esa habitación del primer piso, el 26 de julio de 1952, se terminó la vida física de Eva Perón, pero comenzó otra: la de la leyenda de “esa mujer” a quien, seis décadas después, millones de argentinos siguen teniendo como bandera de una convicción política.
La residencia fue demolida en 1956 con un solo objetivo: impedir que el edificio y sus jardines, que abarcaban un terreno de casi tres manzanas, se convirtiera en un memorial de procesión y veneración para aquella figura y su marido, Juan Perón, derrocado un año antes.
El palacio estaba entre la avenida Alvear (hoy Del Libertador), Agüero, Las Heras y Austria, el lugar que actualmente ocupa la Biblioteca Nacional.
El edificio mostraba la impronta que, a finales del siglo XIX, le imponían las familias tradicionales porteñas a sus residencias: estilo académico francés con líneas de influencia italiana.
Tenía algunos techos de pizarra y una gran galería con columnas en la planta baja, a la que se llegaba por una corta escalera de mármol. Instalada sobre una barranca natural, la gran mansión lucía impactante.
Había sido construida en 1887 por pedido de Mariano Unzué y su esposa Mercedes Baudrix para usarla como residencia de la familia. Dicen que la crisis de los años 30 afectó a aquella gente y, mediante la ley 12.352 de 1937, el palacio fue expropiado por el Estado para saldar deudas.
La intención era destinarlo a vivienda de los presidentes quienes hasta entonces residían en un edificio en Suipacha 1034. Cuentan que Ramón S. Castillo, Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell usaron el Palacio Unzué en los fines de semana. Después de las elecciones de febrero de 1946, allí se instalaron Perón y Evita.
Y se recuerda que muchos muebles valiosos y elementos de decoración que estaban en la residencia de Suipacha fueron llevados hacia el palacio.
En octubre de 1955, tras el abrupto final impuesto al gobierno peronista el mes anterior, el nuevo gobierno militar de facto organizó visitas a la residencia para exhibir el vestuario y otras pertenencias de Eva Perón, como una forma de intentar afectar su imagen popular.
Al año siguiente llegaría la demolición. No obstante, algunos elementos valiosos se salvaron. Por ejemplo, el frente de la chimenea que estaba en el despacho presidencial se mantiene en el actual despacho en la Residencia de Olivos. Y un piano Steinway & Sons, comprado por el Estado en Nueva York en 1910, se conserva en el Museo del Bicentenario, en la Casa Rosada.
También en la actualidad en el terreno sobreviven muchos de los árboles que tuvo el jardín de aquella residencia y que ahora son parte de la plaza Eva Perón. Hay plátanos, magnolias, pinos, algunos cedros, tipas y palmeras.
En el lugar también está el monumento que la recuerda, obra del artista Ricardo Gianetti. Es un gran pedestal de piedra y granito en el que se sostiene la escultura de bronce que muestra a la figura de Evita avanzando. Aunque no estaba terminado, se inauguró en diciembre de 1999 y unos años después se hizo la inauguración definitiva.
Pero ya antes de que se levantara esa obra escultórica, en 1952 se había aprobado la construcción de otro monumento que evocara Eva Perón. Iba a ser una obra de gran magnitud y también se había proyectado en esa zona de Recoleta. Nunca se realizó.
Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com



La historia íntima

Por Pedro L. Baliña


La propiedad, que era la quinta y casa de fin de semana de Mariano Unzué y Mercedes Baudrix, fue mandada a expropiar por el presidente Agustín P. Justo en 1937, cuando fue invitado a la fiesta de casamiento de Teresa Blaquier Unzué, nieta de los dueños de casa, con Mario Hirsch.
Justo quedó encandilado con la importancia y el boato de la casa y la manda a expropiar para destinarla a residencia presidencial.
Mario Hirsch, varios años después -en los 70-  siendo presidente de la multinacional argentina Bunge y Born, sería quien les iba a pagar a los Montoneros el rescate más alto de la historia del Mundo: 64.500.000 de dólares por los hermanos Jorge y Juan Born. Los Montoneros secuestraron a los hermanos Born en una emboscada tendida en Olivos, Provincia de Buenos Aires, y también mataron ese día, durante el secuestro, a Alberto Bosch y a un custodio.
Cuando Agustín P. Justo les expropia la quinta de Libertador y Austria a los Unzué, los padres de Teresa Blaquier Unzué, Enrique Blaquier y Ana Unzué Baudrix, se compran la propiedad de Villanueva 1055, que actualmente ocupa la Embajada de Alemania, en la manzana rodeada por las calles Villanueva, Olleros, Luis María Campos y Gorostiaga.
El predio perteneció originariamente a la familia alemana de banqueros Tornquist, que desempeñó un papel importante en la sociedad a principios del siglo pasado.                                
Jorge Newbery, el primer piloto de globo aerostático, levantó vuelo en 1908 desde este lugar.
El terreno de la “Villa Ombúes” con su imponente castillo Tornquist fue vendido en dos ocasiones y quedó abandonado  por muchos años, una vez que la  familia Blaquier Unzué se mudó de allí.
La República Federal de Alemania adquirió el amplio terreno (de una superficie de 17.759 m²) sobre la calle Villanueva, ubicado entre los barrios de Palermo y Belgrano, y llamó a un concurso de arquitectos en el año 1975. La obra fue adjudicada al arquitecto alemán Dieter Oesterlen y en marzo de 1980 se inició la construcción del edificio. En abril de 1983 la Embajada se pudo trasladar a su nuevo edificio, que mantiene la línea arquitectónica de los años 80 y alberga las instalaciones de la Embajada, del Consulado y de la Residencia, todo ello rodeado de un amplio parque.
Ninguna otra Embajada extranjera en Buenos Aires se encuentra rodeada de tanto espacio verde. A la inauguración en 1984 asistieron el entonces Ministro Federal de Relaciones Exteriores Hans-Dietrich Genscher y el presidente argentino Raul Alfonsín.
Buenos Aires es una ciudad llena de mitos, leyendas y cuentos de fantasmas. También existe la leyenda que en el predio de la Embajada habita un fantasma y que hace allí de las suyas desde que se fue la familia Blaquier Unzué.
Sin embargo, parece que hasta ahora todo ha estado muy tranquilo.

2 comentarios:

  1. La casa de la calle Villanueva fue vendida por Tornquist a una persona de apellido aparentemente italiano quien dio una baile al que invitó a "medio Buenos Aires". Le destrozaron la casa.
    Él se la vendió a Marta Unzué de Baudrix

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  2. Hola Isabel.
    Según lo que la propia Mercedes Blaquier Unzué de Tavares me contó a mí, fueron sus padres, Enrique Adolfo María Blaquier Oromí y María del Corazón de Jesús Unzué Baudrix, quienes compraron esa casa cuando el Gral. Agústín P. Justo, siendo Presidente de la Nación, les expropió la quinta de Avenida Alvear y Austria que había sido de los abuelos de Mercedes, Mariano del Corazón de Jesús Unzué Rey y Mercedes Dominga Baudrix Barros Arana, para convertirla en residencia presidencial, en el año 1937.
    Supongo que la María Unzué de Baudrix a la que te referís en tu comentario, es la misma persona - la madre de Mercedes Blaquier Unzué - pero, por el "de Baudrix" puede parecer casada con Baudrix y no con Blaquier como en realidad fue.
    Un abrazo,
    Pedro L. Baliña

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