¿Por qué todo resultó tan familiar?; ¿por qué buena parte de la iconografía, los sonidos y las representaciones de la ceremonia inaugural de Londres 2012 parecen tan incorporadas por los mil millones de espectadores que la siguieron por TV?
Por Marcelo Gantman / Enviado especial
LONDRES - Si solamente se trataba de retratar y recrear
la historia y la vida de los británicos, ¿por qué todo resultó tan
familiar? ¿Por qué buena parte de la iconografía, los sonidos y las
representaciones de la ceremonia inaugural de Londres 2012 parecen tan
incorporadas por los mil millones de televidentes que la siguieron en la
noche del viernes?
Simplemente porque algunos hechos cambiaron la historia
de la humanidad y otros cambiaron la vida de las personas. Unos fueron
debidamente estudiados y otros debidamente saboreados. Cuando el
espectáculo de Danny Boyle pasó con violencia artística de las ovejas y
los campesinos en la pradera, a la marcha decidida de los obreros camino
a las fábricas simbolizadas por esas torres que echaban humo, los
conocimientos sobre la Revolución Industrial se activaron de inmediato.
Fue la puesta en escena de un modo de producción y división del trabajo
que todavía persiste y por el que algunos sindicalistas basan sus
reclamos gremiales.
El cambio de los tiempos hizo que esta barrio de
Stratford, donde se despliega todo el Parque Olímpico, haya acogido la
versión londinense de aquella revolución para luego pasar a ser una zona
olvidada y decadente. De aquellos avances tecnológicos que derivaron
en el uso del ferrocarril y la producción de bienes en serie pasaron más
de 200 años. Pero desde los hechos culturales más difundidos por los
británicos todavía no pasaron sesenta. Y ese es el mundo que es tan
familiar.
La música tal vez no haya cambiado al mundo, pero sí a las personas. Nadie que haya escuchado y gustado de Los Beatles y Los Rolling Stones volvió a ser el mismo. El repaso de cinco décadas de música británica en la ceremonia inaugural fue tan local y tan global a la vez que cuando la delegación de Gran Bretaña ingresó con Héroes de David Bowie, algo de injusto flotaba en el aire. Bowie, como artista y con semejante canción, merece ser compartido.
La música tal vez no haya cambiado al mundo, pero sí a las personas. Nadie que haya escuchado y gustado de Los Beatles y Los Rolling Stones volvió a ser el mismo. El repaso de cinco décadas de música británica en la ceremonia inaugural fue tan local y tan global a la vez que cuando la delegación de Gran Bretaña ingresó con Héroes de David Bowie, algo de injusto flotaba en el aire. Bowie, como artista y con semejante canción, merece ser compartido.
La ceremonia de Apertura como hecho cultural mezcló
personajes reales con otros de ficción que tienen tanta fuerza como los
verdaderos. Harry Potter y el malvado Lord Voldemort no existen. Tampoco
existe James Bond y mucho menos Mary Poppins. Pero durante generaciones
hubo y hay niños y adultos que se fueron a dormir y a soñar con esos
personajes. Muchos se sintieron animados escuchando a los Sex Pistols en
los 70 como otros ahora se paran frente al mundo sostenidos por los
Arctic Monkeys.
Por eso la ceremonia de Apertura de Londres 2012 fue tan
colosal y explosiva. No tanto por los fuegos artificiales, que
seguramente eran de origen chino. Sino por lo que a cada uno le pasó
adentro, mientras el espectáculo paseaba por vivencias y gustos que la
humanidad comparte desde hace 50 años.
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