ARTE Y TECNOLOGÍA A UN SIGLO Y MEDIO DEL NACIMIENTO DE GUSTAV KLIMT


Una de las muestras permite, a través de un iPad y Google Maps, un viaje virtual por la vida y la obra del pintor.
El beso. Obra clave en la producción del artista vienés. archivo
Por Julia Villaro - Especial para Clarín
Es probable que pocos identifiquen su rostro alocado en una foto; seguramente muchos más conozcan su nombre o incluso su papel preponderante en la revolución artística que se produjo en la Europa de finales del siglo XIX y principios del XX.
Sin duda todos hemos visto alguna vez El beso , ese homenaje al amor que es su obra plástica del año 1907; y para aquellos que aún no conocían a Gustav Klimt , su genio —y en particular el que habita la mencionada obra— ha sido llevado a otro nivel en la escala de la popularidad cuando, hace sólo nueve días, y con motivo de la celebración del 150 aniversario de su nacimiento, Google decoró su portal virtual con esa escena.
Y no solo hasta ahí llega la tecnología: una muestra en la galería vienesa Belvedere, que constituye el plato fuerte de este año que la capital de Austria le dedica a Klimt, con muestras en todos sus grandes museos, permite a los visitantes recorrer, de forma virtual, los lugares más importantes de la vida y la obra del pintor.
Para esta original retrospectiva, la galería pone a disposición de los visitantes varias tabletas iPad con dos aplicaciones: una que vincula 15 de las obras expuestas —como El Beso o Judith — con los lugares en que fueron concebidas o creadas, o con otros que tienen una relación aún más simbólica, como la tumba del artista; la otra herramienta permite acompañar a Klimt por los lugares que marcaron su vida: un mapamundi con ciudades, edificios, paisajes, realizado gracias al sistema Google Maps.
Con solo un click en la tableta, se pueden visitar los lugares que influyeron en la vida y en la obra del que sin duda es uno de los padres del arte europeo contemporáneo.

Retrato. Gustav Klimt. Wikipedia
Klimt nació el 14 de Julio de 1862 en la ciudad de Baumgarten, cerca de Viena, Austria. Su nombre y sus obras son fundamentales para la historia del arte occidental: tuvo un importante papel en la Secesión Vienesa, aquel movimiento artístico de fines del mil ochocientos que encarnó en Austria al espíritu de la plástica rupturista y renovadora, que antes o después habitaría toda Europa .
Los paisajes y retratos del artista —óleos, dibujos, murales— implican tanto un quiebre con las convenciones plásticas establecidas, como una recuperación de antiguas técnicas artesanales. Renegó de los más importantes recursos del realismo: la perspectiva —creación de un espacio tridimensional donde el cuadro se asemeja a una ventana— y el claroscuro —trabajo de las luces y las sombras para generar volumen—, por eso sus paisajes son una ensoñación sin direcciones, y en sus retratos no es posible distinguir el fondo de la figura, todo es parte de la misma experiencia extasiada.
Su obra es altamente personal y no admite catalogaciones, sin embargo su espíritu se corresponde con las ideas simbolistas que agitaban la atmósfera cultural del momento.
Una de sus marcas distintivas es la celebración de la femineidad y el erotismo. En su visión de la mujer conviven la estilización y la delicadeza con cierta impronta amenazante. Klimt explora el universo femenino sistemáticamente en un momento histórico donde la mujer está cobrando una nueva importancia y su visión provocativa vaticina próximos destapes.
Sus imágenes respiran muchas de las inquietudes de un mundo en transformación, pero lo más importante de su labor es que sus cuadros no aspiran a imitar la realidad que vemos, sino a crear una diferente, propia de la experiencia artística.
Puede que esta sea la victoria más importante para Klimt y para el arte moderno: reclamar el lienzo en blanco como un territorio infinito de libertad creativa.

Fuente: clarin.com

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