BARRIO PARQUE FESTEJA SU CENTENARIO

Patrimonio porteño / Vecinos ilustres y palacios de época

Es una de las zonas más caras y exclusivas de la ciudad; modelo de arquitec tura, lo caracterizan el silencio y sus calles empedradas.



Por Cynthia Palacios

Es sin dudas el rincón más selecto de la ciudad. Glamoroso, histórico, con vecinos ilustres... y multimillonarios. Lejos del ruido y, sin embargo, cerca del centro; con atmósfera propia, donde el tiempo parece detenerse, no tiene nombre oficial, pero nadie lo desconoce. Barrio Parque, Palermo Chico, Barrio Grand Bourg o Barrio Rufino de Elizalde, como se lo quiera llamar, está de cumpleaños.
El exclusivísimo punto aristocrático de Buenos Aires, que integra el barrio de Palermo, festeja su centenario, y vio crecer con los años su patrimonio paisajístico, arquitectónico, histórico, inmobiliario y económico. Delimitado por la Avenida del Libertador, entre Tagle y Cavia, y las vías del ferrocarril, es uno de los puntos más cotizados de la ciudad.
Silencioso y sin vecinos a la vista, se caracteriza por sus calles empedradas, angostas y curvas; sus mansiones y palacetes, y sus muchos árboles.
El valor de las propiedades en Barrio Parque figura entre los más altos de la ciudad. Sólo podría equipararse con algunos tramos de la Avenida del Libertador, como la plaza Alemania, con la avenida Alvear o algunas modernas construcciones en Puerto Madero. Sin embargo, la exquisitez de sus construcciones y el valor patrimonial de sus edificaciones lo hacen único.
El metro cuadrado en la zona cuesta entre 3600 y 7000 dólares, cuando en Barracas va de los 1700 a los 2300 dólares por m2; en Belgrano, entre 2300 y 3200, y en Caballito, de 2200 a 2800. Sólo se acerca Puerto Madero, con valores de entre US$ 5000 y 6800 el m2.
Si de impuestos municipales se trata, los vecinos de este exclusivo barrio tributan un promedio anual de 112 pesos por metro cuadrado, cuando los que viven en Caballito pagan unos 15,75 pesos y los que habitan en San Telmo abonan 12 pesos.



Es territorio de embajadas: entre sus límites se alojan más de una docena. Las sedes diplomáticas de Marruecos, República de Corea, Albania, Nigeria, Chile y los consulados de El Líbano, de Haití, de Irán, Eslovaquia, Arabia Saudita, Polonia, Indonesia y Canadá se sitúan en estas manzanas.
El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), el Museo de Arte Popular José Hernández y el Metropolitano se alojan en sus cuadras. También la antes concesionaria Chrysler, transformada luego el exclusivo Museo Renault, que a principios de 2011 cerró sus puertas: Irsa lo vendió a la cadena de comida japonesa Dashi, uno de los proveedores de sushi más importante del país. Entre sus vecinos encumbrados se encuentran Mirtha Legrand, Susana Giménez, Mariano Grondona, Carlos Bianchi y empresarios como Eduardo Costantini y Franco Macri. Hasta no hace mucho era el barrio del jefe de gobierno, Mauricio Macri, pero se mudó a la zona de plaza Alemania.
Palermo Chico fue diseñado en 1912 por el arquitecto paisajista Carlos Thays, que imaginó un Buenos Aires distinto, con un diseño de curvas y diagonales, y mucho verde. Por sus reminiscencias francesas, en sus comienzos se lo conoció como Barrio Grand Bourg.
En los terrenos utilizados para los festejos del Centenario en 1910 para la Exposición Industrial, Thays proyectó dos sectores diferenciados por el diseño de sus calles, a un lado y al otro de la entonces avenida Centenario, hoy Figueroa Alcorta. El sector al Sur se organizaba alrededor de una plaza pública con una marcada simetría, mientras que el sector al Norte tenía un plano radial con el eje en una manzana redonda.
Allí se construyeron grandes residencias sobre amplios lotes, como el palacio Errázuriz, donde hoy funciona el Museo de Arte Decorativo, o la actual embajada de España, así como petit hotels y casas de estilo Tudor.
"El proyecto original firmado por Carlos Thays, denominado Barrio Parque, está fechado el 11 de diciembre de 1912 -cuenta la arquitecta y paisajista Sonia Berjman-. Abarca una superficie mucho menor que la actual."
Nacido como repercusión local de las ideas urbanísticas en vigor en la Europa del siglo XIX, sumó, sin embargo, otras influencias derivadas de la teoría de los grandes parques urbanos y surgió como empresa oficial del gobierno municipal. "Curiosamente, la creación de estos barrios parque estaba destinada a la vivienda de los empleados de la administración, diferenciándoselos de los barrios obreros", afirma Berjman.
Además de su reconocimiento histórico, Barrio Parque tiene un incalculable valor patrimonial: el conjunto de edificios que hoy ostenta lo convierten en uno de los más valiosos de la ciudad, por la calidad de su diseño y su factura, así como por las firmas de los profesionales involucrados, asegura la paisajista.
Es que cien años no son nada para un barrio tan lleno de glamour.


El escenario


No puede ser más lindo

Por Mariano Wullich / LA NACIÓN

Sólo quienes no las conocen, no saben que esas veinte y pico de manzanas son uno de los lugares más lindos del mundo: de Tagle a Salguero, no importa la avenida de por medio (Alcorta), Barrio Parque y Palermo Chico, que son la misma cosa, cantarían con Eladia Blázquez, "Ay, si te viera Garay, si te ve,/lo bonita que estás, hoy te funda otra vez". ¡Buenos Aires!, la que debe ser.
Es que no pueden ser más lindas la plaza Grand Bourg, la rotonda del ombú o el siempre floreciente lapacho de Ezcurra, que tanto nos recordaba Falucho Luna. Y, entre tantas flores, las flores. Esas que cuando uno era chico salían con polleras escocesas azules del colegio San Martín de Tours o, con un toque verde, desde un poco más allá, del instituto Bayard.
Pero la cosa venía de antes, porque cuando ATC (hoy TV Pública) era pasto frente al monumento a Artigas y allí se entrenaban las inferiores de rugby del colegio Champagnat, mucho antes, en esa esquina, se había ido "el Varón del Tango", Julio Sosa, al chocar su DKW contra una vieja baliza. Sí, justo frente a Rond Point, la confitería que sigue estando pero que por esos tiempos tenía unos "ojos de buey", bien art déco, al lado del edificio que después construyó el arquitecto Storni.
Un Rond Point imperdible, con su redonda boiserie y miles de anécdotas. Es que allí nomás, junto a la vía, corría la calle más adorada y querida: Juez Tedín, la que tenía el traqueteo del tren Mitre (y lo tiene) en las espaldas de sus jardines. Allí, en donde vivían los Obligado, los Ayerza y aquella pecosa que jamás se dignó a mirar a un chico que casi quedó tieso por dar vuelta el pescuezo.
Era el lugar en donde tenían una de sus casas los Cortejarena y en el que una suerte de mayordomo amigo, que andaba precisamente con mala suerte, se tiraba desde el primer piso a la pileta e inundaba hasta el riel del ferrocarril. Era el "Gordo" Tejerina, quien solía irse invitado de copas de Mau Mau, pero al llegar al bajo se tomaba el 130 para volver a "su pileta". Dicen que los choferes lo conocían tanto que ni siquiera le cobraban.
Por tratar de saber qué pensaban otros del querido Buenos Aires, en la época de la presidencia de Eduardo Duhalde, este cronista viajó en un tour por su ciudad. Pocos turistas se interesaron por San Telmo, La Boca o los lofts de Puerto Madero: sólo al llegar a ese lugar de Palermo sacaron sus cámaras asombrados y, luego, un matrimonio alemán preguntó: "¿Qué les pasó?".
Sólo atiné a decir: "Es el Buenos Aires que debió ser."

Fuente: lanacion.com

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