TODO LO QUE TOCA LO CONVIERTE EN OBRA DE ARTE


Vive en el Delta

Esteban Hernández busca en las calles elementos que pueda intervenir. “Veo algo y pienso qué uso le puedo dar”, dice. Participa de “Maktub Art”, un proyecto junto a los artistas Carlos Páez Vilaró y Clorindo Testa.

En el taller. "Tempe" Hernández, rodeado de sus pinturas.

Por Martina Johansen

Para muchos una ojota o una zapatilla sirven simplemente como calzado. Para otros, en cambio, pueden adquirir un sinfín de significados. Tal es el caso de Esteban “Tempe” Hernández, un artista plástico que hace cinco años eligió las islas del Delta de Tigre como lugar para vivir y Carupá para asentar su taller, donde transforma todo tipo de elementos en obras que tratan de plasmar distintas realidades. Actualmente, además, tiene el privilegio de participar de “Maktub Art”, un proyecto en el que reacondiciona elementos, como muebles antiguos, junto con artistas reconocidos mundialmente como Carlos Páez Vilaró y Clorindo Testa.
A pesar de que se dedica principalmente a crear pinturas y ensambles, Hernández ahora está participando de esta innovadora iniciativa en la cual la gente se acerca con algo que desea modificar para que el artista lo decore según su estilo y deje impregnado su sello característico. “Es un placer ser parte de un proyecto donde participan artistas con una trayectoria tan importante como Páez Vilaró o Testa. Eso motiva mi trabajo porque de alguna forma la intervención personal del objeto pasa a ser una obra colectiva que nutre y le da fuerza al trabajo personal da cada uno”, cuenta el vecino.
“Es una buena oportunidad para darle una forma más fresca a algo serio, como una biblioteca”, afirma. Y agrega: “Es un emprendimiento diferente, que nos permite intervenir un objeto al que alguien ya le dio un estilo. Usamos ese soporte para expresarnos como si fuera un lienzo”.
La diversidad de situaciones que pueden plantearse en sus obras hacen que resulte difícil catalogarlas, aunque “Tempe” asegura que podrían vincularse al expresionismo y el informalismo. “Mi mamá era artista por lo que me crié en contacto con las diferentes corrientes del arte. Con el tiempo crecí y empecé a conocer nuevas cosas. Ahora pinto lo que quiero ver”, relata el artista, de 33 años cuyo referente es el pintor argentino Antonio Berni.
En su taller puede observarse un pequeño acopio de materiales que van desde tarimas y chapas hasta ruedas y tapitas de gaseosas. “Estoy continuamente buscando cosas en la calle. Veo algo y pienso en el potencial que tiene y qué uso le puedo dar”, cuenta “Tempe”.
Sus obras lo llevaron a exponer en diferentes partes del mundo, como España y Perú, entre otros países. “Me da mucha satisfacción que haya gente en México o en Canadá que tiene un cuadro mío en su pared”, afirma el vecino desde el Delta de Tigre. Y va por más: “Planeo seguir pintando y que mis obras sigan viajando por todas partes”.


Fuente: clarín.com

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