Bajo el lema “el Sur... una luz”, durante noviembre
55 artistas de la región exhiben trabajos en el Mes del Arte Fueguino,
en Ushuaia.
Fernanda Rivera Luque. “Dios le pague”, fotografía, 2012. |
Por
Eduardo Villar
- Enviado Especial A Ushuaia
Se puede empezar esta reseña con una anécdota: “Marginación
patagónica”, la escultura de Nadia Guthmann que vive y trabaja en
Bariloche, no estuvo en Ushuaia, el lugar donde debía estar, el día de
la inauguración del Mes del Arte Fueguino. El título de la obra parece
casi una explicación de esa ausencia. Es que la obra viajó en avión
desde Bariloche vía Buenos Aires, aunque un vistazo al mapa de la
Argentina haga que parezca increíble. Y por esas cosas de los aviones y
los aeropuertos, allí se quedó: en Buenos Aires. A Ushuaia llegó la
artista –no su obra– que rápidamente se puso a trabajar en un reemplazo
para que ese lugar no quedara vacío. El resultado fue óptimo, pero eso
no quita que la historia –casi una performance involuntaria de autor
anónimo– haya servido para representar y sintetizar las dificultades de
ser artista en la Patagonia argentina.
Matilde Marín. “Proyecto Pharus”, video, 2012 |
Aunque fue concebida para hablar
de la marginación en nuestra sociedad en términos más generales, la obra
de Nadia Guthmann representa a una mara, o liebre patagónica, autóctona
de la región, en el interior de una liebre europea, la especie
introducida luego de la conquista de América que desplazó y marginó a la
local a ciertas zonas de la estepa más árida. “La obra –dice Guthmann–
no sólo alude a una situación histórica y antropológica, sino también a
la valoración cultural sobre lo autóctono y lo exótico, ya que tanto
descendientes de europeos como de pueblos originarios acarreamos la
impronta de la colonización.” Cuando uno se aproxima a la treintena de
trabajos de 55 artistas que se mostrarán durante todo noviembre en
varios espacios de exhibición de Ushuaia, es difícil olvidar que todos
ellos trabajan en condiciones como las que ilustra la historia de
“Marginación patagónica”. Así es ser artista en el sur argentino,
especialmente en Tierra del Fuego, un paisaje signado por la dureza y el
extremo.
José Luis Miralles. “El regreso”, instalación, performance |
Esas condiciones de vida afloran de manera recurrente
en las obras de los artistas expuestos, pero están lejos de la queja o
del lamento. Se trata, sencillamente, de miradas que no pueden obviar lo
que es evidente para cualquiera que llega a este lugar que no por nada
se ajusta tan nítidamente al imaginario de “fin del mundo”. Todo, en
Tierra del Fuego, tiene esa impronta.
Por eso parece un acierto
la elección del lema “El Sur... una luz”, que la curadora Ana María
Battistozzi eligió como eje de esta segunda edición del Mes del Arte
Fueguino, que el año pasado convocó sólo a artistas de esa provincia y
esta vez amplió la convocatoria a los de varias más y a la ciudad
chilena de Punta Arenas. La luz está llena de significados diferentes
en el Sur. Es lo que guía a los exploradores, a los navegantes y a los
viajeros, en sentido estricto y metafórico.
Malala Lekander. “De la Tierra al Cielo”, instalación, 2012 |
Es lo que se quiere
alcanzar, aquello a lo que se aspira, algo que está a flor de piel en la
población fueguina, compuesta casi íntegramente por personas que en
algún momento de sus vidas cortaron sus raíces en otros sitios de la
Argentina para buscar nuevos destinos, nuevas luces. Es también lo que
calienta, los fuegos que por doquier encendían los pobladores
originarios. La lucidez, lo que el arte muestra y señala. Y también,
como dice Battistozzi en el texto del catálogo, la luz de las fábricas
que modificaron el paisaje fueguino más reciente.
Casi tanto como
la luz, otros temas presentes en los trabajos exhibidos son la
contaminación, el frío extremo, la soledad. Y los sueños. Todos esos
temas parecen animar, por ejemplo, “Conquista de lo inútil”, la poética
obra que exhibe Valeria Conte Mac Donell, un registro de performance en
video.
Santiago Ramón Pastorino Cané. “Paleta de aguas”, instalación, video, 2012. |
Durante tres meses, siguiendo fielmente los planos
arquitectónicos de la que luego sería su casa en las afueras de San
Martín de los Andes, Conte Mac Donell tejió su casa con hilo de nailon,
en el mismo terreno y en tamaño real. Luego, en las noches de
invierno, regaba con una manguera los hilos como si fueran las plantas
de un jardín. Durante su sueño, la casa de hilo se congelaba, adquiría
una materialidad mayor. Por la mañana, con la salida del sol, la casa de
hielo se derretía, volvía a desvanecerse, como el sueño. Casi una
performance de la utopía.
Con la eficiencia y la contundencia
que siempre aportan el humor y la ironía, Santiago Pastorino Cané
presenta “Paleta de aguas”, una instalación en la que cuelgan, delante
de un video de Isabel Sarli bañándose en aguas que pretendían ser las
del Beagle en una de sus películas, decenas de tubos de ensayo
conteniendo muestras de coloridas aguas contaminadas, recogidas del
Beagle y cursos de agua fueguinos.
Nadia Guthmann. “Marginación patagónica”, escultura, 2012 |
Igualmente impresionante, en
un territorio que con ingenuidad durante mucho tiempo todos imaginamos
limpio y puro, es la instalación “De la Tierra al Cielo”, de Malala
Lekander: una rayuela traslúcida que deja ver debajo de su superficie
todo tipo de desecho no degradable que la artista recogió en un rato,
apenas saliendo de su taller, explorando superficialmente el terreno que
lo rodea.
También con todo tipo de artefacto descartado y
desechos industriales, Federico Bruni crea objetos que podrían llamarse
esculturas lumínicas, definidos por una delirante y bella mezcla de
tecnología de punta, estética pop y un poco retro, se diría de
ferretería.
Valeria Conte Mac Donell. “Conquista de lo inútil”, video, registro de performance, 2012. |
Son demasiadas las obras y demasiados los artistas
para intentar un comentario sobre cada uno de los trabajos. Sí vale la
pena destacar un rasgo común en casi todos: los cruces de lenguajes, la
hibridación entre pintura, video, instalación, performance, fotografía,
algo cada vez más frecuente en el arte contemporáneo.
También es imprescindible destacar la importancia que el gobierno local le otorga a esto que en la inauguración la gobernadora Fabiana Ríos y la subsecretaria de Cultura y Educación, Mónica Sandalí, consideraron no ya un evento sino “algo que se construye”. Es la actitud que hace falta para que no pierda continuidad.
También es imprescindible destacar la importancia que el gobierno local le otorga a esto que en la inauguración la gobernadora Fabiana Ríos y la subsecretaria de Cultura y Educación, Mónica Sandalí, consideraron no ya un evento sino “algo que se construye”. Es la actitud que hace falta para que no pierda continuidad.
Valeria Conte Mac Donell. “Conquista de lo inútil”, video, registro de performance, 2012. |
Fuente: Revista Ñ Clarín
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