La colectividad afirma que toda esa zona del sur hoy sólo es sinónimo de inseguridad.
Por Silvia Gómez
Con el Monumento a Colón de-sarmado y la decisión de mudarlo ya tomada, comenzó un nuevo capítulo de esta historia que tiene como protagonistas a los gobiernos de Nación y Ciudad y a la comunidad italiana que, desgastada por la situación, se encuentra dividida entre aquellos que no aceptan la mudanza y quienes sí, por miedo a no verlo en pie nunca más.
Con el Monumento a Colón de-sarmado y la decisión de mudarlo ya tomada, comenzó un nuevo capítulo de esta historia que tiene como protagonistas a los gobiernos de Nación y Ciudad y a la comunidad italiana que, desgastada por la situación, se encuentra dividida entre aquellos que no aceptan la mudanza y quienes sí, por miedo a no verlo en pie nunca más.
Descartada la posibilidad de mudar el grupo
escultórico a la plaza Rubén Darío (en Recoleta, donde lo quería una
parte de la colectividad), la Ciudad lanzó una propuesta para reubicarlo
en el cruce de las avenidas Paseo Colón, Martín García y Almirante
Brown, justo en el límite de los barrios de La Boca y San Telmo, y a
metros del histórico Parque Lezama.
“Es un barrio que tiene mucho que ver con la inmigración italiana.
La idea es que el monumento se destaque como un punto de referencia.
Estamos convencidos de que tiene una significación que no tendría en
Recoleta”, opinó Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos y
Pluralismo Cultural porteño. El grupo escultórico –donado por la
colectividad italiana e inaugurado en 1921– es el cuarto en altura de la
Ciudad, después del Obelisco, la Torre Monumental (ex de los Ingleses) y
el Monumento de los Españoles.
Esta semana, en una reunión de la
que participaron diferentes ministerios porteños, evaluaron esta nueva
propuesta y dieron por terminados los estudios de suelo realizados en la
Rubén Darío: “Por debajo de esa plaza hay un caño maestro de agua potable
y el peso del monumento podría provocar algún problema en el futuro”,
dijeron desde el Gobierno. El conjunto escultórico, tallado en mármol de
Carrara, pesa unas 623 toneladas. Y esa plaza es un espacio verde con
sus propios usos: está el Museo de Bellas Artes, un sector de juegos,
una estación saludable, el Paseo de las Esculturas (hoy con 45 obras de
Carlos Regazzoni) y el estanque Urquiza, en funcionamiento.
Consultada por Clarín, la empresa de aguas AySA confirmó que existen caños maestros que cruzan esa zona de la Ciudad.
Pero
la idea de mudarlo a La Boca-San Telmo, por fin puso de acuerdo a la
comunidad italiana: unos y otros rechazan la propuesta. “Conocemos muy
bien el sur de la Ciudad. Nuestros abuelos llegaron a La Boca y vivieron
en los conventillos que hoy sólo transmiten inseguridad. El Parque
Lezama está lleno de monumentos destruidos y el espacio público de San
Telmo está descontrolado de vendedores ambulantes. Es una mala idea”,
opinó Dario Signorini, de Fediba.
El cruce. Buscan emplazarlo en Paseo Colón y Martín García, límite con La Boca. / ANDRES D’ELIA |
Desde el Círculo Italiano y otra decena de asociaciones (como Unione e Benevolenza y la Nazionale
), rechazan cualquier mudanza: “No vamos a ceder al traslado, porque no
aceptamos violar la ley. Tampoco consentimos este pisoteo a la
República –los gobiernos desoyen fallos de la Justicia– y la
discriminación a la comunidad italiana”, dijo Alejandro Marocco, abogado
de las asociaciones.
El Gobierno porteño también habría evaluado colocarla en la plazoleta donde se juntan las avenidas Libertador y Alcorta.
En
relación a los barrios de San Telmo y La Boca, Avruj consideró que “es
importante ver el panorama en el futuro, porque la Ciudad está
promoviendo allí el Distrito de las Artes, a pocos minutos funciona el
Centro Metropolitano de Diseño, están los museos Mamba y Macba, y la
Usina del Arte. El monumento tendrá una ubicación de privilegio”.
Fuente: clarin.com
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