El Libertador. En 1862 se convirtió en el primer monumento ecuestre de la Ciudad. En 1910 sufrió reformas y cambió de orientación. / JUAN MANUEL FOGLIA |
Por Eduardo Parise
Lo colocaron allí en junio de 1862, pero la inauguración oficial fue el 13 de julio de ese año. Es decir que, en unos meses, cumplirá nada menos que 152 años en ese lugar. Todavía no habían pasado doce años de la muerte del homenajeado y de esa forma en Buenos Aires se instalaba el primer monumento ecuestre, dedicado a un prócer fundamental en la historia argentina y continental: José de San Martín.
Lo colocaron allí en junio de 1862, pero la inauguración oficial fue el 13 de julio de ese año. Es decir que, en unos meses, cumplirá nada menos que 152 años en ese lugar. Todavía no habían pasado doce años de la muerte del homenajeado y de esa forma en Buenos Aires se instalaba el primer monumento ecuestre, dedicado a un prócer fundamental en la historia argentina y continental: José de San Martín.
Por supuesto
que la elección del lugar tampoco fue una casualidad. En 1812, en esa
zona de Retiro conocida como el Campo de Marte, el regimiento de
Granaderos a Caballo había hecho sus primeros movimientos de instrucción
militar y entrenamiento antes de iniciar la campaña libertadora. La
estatua fue colocada sobre un pedestal de mármol italiano que había
llegado al país a finales de 1861. Los cajones con la obra fueron
desembarcados en la misma zona en marzo de 1862. Y, según cuentan los
historiadores, fueron subidos por la barranca de la calle Arenales con
varias yuntas de caballos percherones.
La estatua (pesa tres
toneladas y media) es del escultor y medallista francés Louis Joseph
Daumas (1801-1887), un especialista en el diseño de este tipo de obras.
Lo curioso del caso es que la elección de este artista surgió porque en
1856, en Chile, se pensó en hacer monumentos a los próceres de su
independencia. La propuesta, lógicamente, incluyó a San Martín. Ante
esta situación, la Municipalidad de Buenos Aires también le encomendó a
una comisión de vecinos de Retiro un doble trabajo: encargar la obra y
adecuar el lugar en el que sería emplazada. Como los chilenos habían
elegido a Daumas, también a él se le encargó la estatua para la Ciudad.
A
diferencia de la que hizo para Chile (está en el Paseo de La Alameda,
en Santiago) la de Buenos Aires tiene a San Martín con el brazo derecho
señalando el camino a la gloria (en la del país trasandino porta una
bandera, también creada por el prócer) y la cola del caballo flotando en
el aire. Se había pensado en incluir una espada sostenida por el brazo
derecho. Pero el artista estimó que esa arma podía considerarse como
símbolo de un elemento de dominación y no la colocó.
En 1909, con
los festejos por el Primer Centenario de la Revolución de Mayo a la
vista, se decidió que aquel monumento debía ser mejorado. Entonces, le
encargaron al famoso escultor alemán Gustave Eberlein (1847-1926) que
embelleciera la obra de Daumas. Eberlein aceptó el trabajo y empezó a
hacerlo en su país. Para complementar a la estatua ecuestre se pensó en
realizar unos frisos con grupos alegóricos y bajorrelieves que
recordaran a los ejércitos de la lucha por la independencia y a la
campaña libertadora. La obra original de Eberlein recibió retoques
porque tenía algunos errores. Por ejemplo: los soldados llevaban
uniformes como los que usaban los ejércitos de Napoleón.
La nueva
inauguración, con el pedestal de granito rojo pulido, se realizó el 27
de mayo de 1910. Y en esa remodelación se aprovechó para darle a la
estatua una nueva orientación. Antes San Martín señalaba hacia el Este;
después, se colocó como está actualmente, marcando el Noroeste, más
acorde con la Cordillera y con el Alto Perú. Y a propósito de cambios,
recién en 1878 la plaza había recibido su denominación actual. En ese
año, al recordarse el centenario del nacimiento del gran libertador, se
decidió que el lugar se rebautizara como Plaza San Martín, en lugar de
Paseo de Marte. Claro que no todas fueron luces para la estatua. En
diciembre de 1864, a dos años de su inauguración, una brutal explosión
sacudió el lugar. Fue cuando estalló el polvorín de los antiguos
cuarteles de Retiro. Aquello fue una tragedia porque los escombros
aplastaron a los soldados del Regimiento de Artillería que justo
llegaban de realizar unas maniobras en la zona de Recoleta. Pero esa es
otra historia.
Fuente: clarin.com
Fuente: clarin.com
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