Encabezó los esfuerzos por dar con el avión caído en los Andes, donde rescató a su hijo
Carlos Páez Vilaró con su hijo Carlos Miguel Páez Rodríguez, cuando lo encontró vivo, entre los sobrevivientes de la tragedia de los Andes. |
MONTEVIDEO (De nuestro corresponsal).- "Carlitos Miguel Páez, mi hijo. Carlitos Miguel Páez, mi hijo." Dos veces, porque el periodista le pidió que leyera todos los nombres dos veces. Así, Carlos Páez Vilaró leyó el nombre de su hijo que había estado perdido en los Andes durante dos meses y medio.Estaba ahí, en Chile, porque nunca había perdido las esperanzas, pese a que las tareas de rescate habían concluido y todos creían que los jóvenes uruguayos que se habían accidentado en un vuelo hacia Santiago, adonde iban a jugar un partido de rugby, estaban todos muertos.Y cuando por la porfiada búsqueda de aquellos 16 sobrevivientes lograron avisar que estaban vivos y fueron rescatados, fue Páez el encargado de leer aquella lista. Para unos, la vuelta a la vida; para otros, la confirmación de la muerte.
Carlitos Miguel estaba en la lista de los sobrevivientes.
El 13 de octubre de 1972, el avión Fairchild Hiller FH-227 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en la Cordillera con 45 personas a bordo. Ahí viajaban los jóvenes del equipo de rugby Old Christians, de Montevideo. Muchos murieron en el accidente y algunos, en las horas posteriores. Los 27 sobrevivientes esperaron el rescate en condiciones muy duras, por la falta de alimentos y por el frío.
La búsqueda no dio resultados positivos y a los 10 días los sobrevivientes escucharon por radio que los daban por muertos.
Tuvieron que buscar la forma de salir. Pero el paso de los días y un alud de nieve provocaron la muerte de varios más. Quedaron dieciséis.
Carlos Páez Vilaró no se rindió. Buscó ayuda de videntes, de rescatistas, no quería volver a Montevideo sin su hijo.
Pero nada, ni una señal.
Los que estaban en el avión sufrían el frío, el hambre y la imposibilidad de curar heridas.
En medio de la nieve, el único alimento que tenían estaba en el cuerpo de sus amigos ya fallecidos. Y luego de rodeos, decidieron hacerlo, mientras designaron a los que conservaban más fuerzas para salir a pedir ayuda.
Fernando Parrado y Roberto Canessa efectuaron un extraordinario esfuerzo, caminando en la montaña y entre la nieve, hasta que un día de diciembre lograron divisar a un arriero chileno. Parrado logró escribir un papel que tiró al otro lado con una piedra: "Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba y en el avión quedan 14 personas heridas".
Carlos Páez, sin saber de esto, ya se volvía para pasar la Navidad con su familia. Pero en el aeropuerto escuchó por los parlantes: "Atención, policía, detengan a Páez Vilaró". Era para avisarle que un arriero tenía datos de los "jóvenes de las montañas".
Salió a tomar un taxi y se dio cuenta de que no tenía dinero. El taxista no le cobró el viaje y le ofreció su billetera: "Tome lo que precise".
Pocas horas después, Carlos abrazaría a su hijo, muy desmejorado. El artista recuerda aquel momento indscriptible: "Entre Carlitos y yo estaba la luna que me miraba desde el cielo. Y yo le había chiflado detrás de la Cordillera, como para que supiera que estaba ahí"
Fuente: lanacion.com
Un símbolo del amor paterno
Carlos Páez Vilaró nunca se dio por vencido mientras buscaba desesperadamente a su hijo Carlos Miguel Páez Rodríguez, cuando el avión Fairchild de la Fuerza Aérea Uruguaya, que lo llevaba a Chile a jugar al Rugby, cayó en la Cordillera de los Andes, aquel 13 de octubre de 1972.
Para mí, todo un símbolo de lo que puede llegar a mover el amor paterno.
Compartí con Carlos Miguel Páez Rodríguez una muy querida tía abuela, una mujer singular, genial: Raquel Aldao de Rodríguez.
Raquel Aldao, una mujer de avanzada, entre otras cosas...
- Concibió la idea de filmar el primer largometraje argentino y armó su elenco, entre hermanos y amigos. Se trata de Amalia, sobre el texto original de José Mármol, que dirigió Enrique García Velloso y se estrenó en el Teatro Colón, en 1914. El importe que se recaudara por la venta de entradas, se destinaría a la meritoria Sociedad de Beneficencia de la Capital, una ONG de aquella época que mantenía grandes obras de caridad de aquí.
- Voló con Jorge Newbery en un precario y frágil avión Morane-Saulnier.
- Fue la segunda mujer oficialmente habilitada para manejar automóviles, después de tres hombres y otra mujer.
- Fue la primera campeona femenina de Golf del Mar del Plata Golf Club, en 1916.
- Bailó tango con el Eduardo de Windsor, Príncipe de Gales, cuando el heredero del trono británico visitó el país con su hermano el Príncipe Jorge, en 1925, en el Palacio Ortiz Basualdo, hoy sede de la Embajada de Francia en Buenos Aires. Años después, Eduardo iba a abdicar al trono británico para poder casarse con la estadounidense Wallis Simpson, que era divorciada.
- Etc.
Personalmente la vi a mi muy querida tía Raquel Aldao de Rodríguez en casa de su hermana Inés, mi abuela materna, escribirle una carta de pésame a su sobrina Madelón Rodríguez - primera mujer de Carlos Páez Vilaró - por haber creído que su hijo Carlos Miguel había muerto en el accidente aéreo de la Cordillera.
Después, por suerte, la aparición de Carlos Miguel con vida invalidó esa carta de pésame.
Carlos Páez Vilaró consultó a un famoso vidente holandés que dijo que veía que el avión se había estrellado contra la Cordillera, que se había deslizado por una pendiente blanca y que veía vida alrededor del avión caído.
Paéz Vilaró nunca abandonó la búsqueda de su hijo y esa búsqueda le dio la recompensa más maravillosa y más buscada: encontró a su hijo Carlos Miguel entre el grupo de sobrevivientes del accidente y de los terribles 72 días pasados en la Cordillera con posterioridad al accidente, hasta que el grupo pudo ser rescatado por helicópteros de la Fuerza Aérea Chilena.
Escuché en directo la conferencia de prensa que los sobrevivientes dieron por TV en la sede del Old Christians College de Montevideo a su llegada a la capital uruguaya.
P. L. B.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAlgunos datos sobre la singular vida de la muy querida tía abuela que compartimos con Carlitos Páez Rodríguez, el hijo de Carlos Páez Vilaró, que sobrevivió como parte del Milagro de los Andes.
ResponderEliminarhttp://puesta-en-valor.blogspot.com.ar/2010/08/amalia-de-enrique-garcia-velloso-el.html
impresionante historia. Dios puede darte fuerzas que no imaginas tener.
ResponderEliminarCARLOS PÁEZ AMIGO SOY ANTONIO ROMERO RODRÍGUEZ NATURAL DE SANLUCAR LA MAYOR SEVILLA ANDALUCÍA ESPAÑA ,SOY ARTISTA Y QUISIERA HACER UNA GRAN EXPOSICIÓN ALLA EN URUGUAY EN LA CASA PUEBLO DE TU PADRE PORQUE MI ARTE ES MUY BUENO EL DE TU PADRE ES IGUALMENTE MAGNIFICO Y ESTOY CANSADO CON TANTA MEDIOCRIDAD Y OSCURANTISMO QUE SE TRAEN LAS GENTES EN ESPAÑA CON MI ARTE CUANDO LAS BELLAS ARTES HAY QUE RESPETARLAS SIEMPRE Y NO MENOSPRECIALAS PUEDE HABER MALAS MANERAS EN POLITICA ECONOMIA EN LA FORMA DE HABLAR O ENTENDER LAS RELACIONES SOCIALES EN EL TRABAJO O INCLYSO EN EL AMOR PERO EN LAS ARTES NO CABEN LAS MALAS ARTES SI ALGUIEN ME DICE MI PINTURA NO VALE USA LAS PALABRAS PARA JUZGAR ALGO QUE ESTA VIENDO CUANDO DEBIERA CALLAR o explicar la razon DEL PORQUE NO LE PARECE BUENO.
ResponderEliminarQUIERO DECIRTE AMIGO CARLOS PAEZ QUE WSTUVO AWUI GUSTAVO NICOLITG AQUI Y GRACIAS A QUE YO SUPE DE EL POR TI RESUCITO DE ENTRE LOS MUERTOS AQUI EN MI CASA A TRAVES DE MI LE HICE UN RETRATO ES MUY BELLO TE LO REGALO Y SUSI PARRADO TAMBIÉN LA VI Y AL COMANDANTE DEL AVION TAMBIÉN SI LO DESEAS PUEDO HACER QUE TU PADRE ENTE PRESENTE CUANDO HAGAMOS LA ESOOSICION QUIERO CARLOS QUE SEAS MI MARCGANTE. SALUDOS.
POSDATA CFEO HABER VISTO POR MI PUEBLO A ANTONIO VICINTIN