Tenía 90 años. Falleció en Casapueblo, su legendaria creación ubicada en Punta Ballena, a 13 kilómetros de Punta del Este.
Páez Vilaró y una autobiografía para seguir viviendo
En su Casapueblo, el jueves al atardecer (no podía ser de otra manera, la puesta del sol en ese rincón del Uruguay es famosa) el pintor uruguayo Carlos Páez Vilaró presentó Posdata , su autobiografía de casi 400 páginas. con fotos, editada por el sello Aguilar.
Allí el pintor y gran viajero deja constancia de algunas de las máximas que lo han guiado. Por ejemplo: “No recular nunca, no dejarse vencer por las contrariedades, responder con una sonrisa a las ofensa, enfrentar con optimismo los contrastes, desvestirse de arrogancia, optar por el camino de la humildad, actuar sin aspirar a una medalla’’.
Para darle la bienvenida a este libro, la tradicional construcción blanca y multiforme enclavada en los acantilados de Punta Ballena, se vistió de fiesta. Y a ella concurrieron más de 300 personas, entre amigos, admiradores, turistas curiosos y personalidades de ambas márgenes del Plata, como el escritor Mario “Pacho” O’Donnell, el periodista Enrique Llamas de Madariaga, el técnico de la selección uruguaya de fútbol, Oscar Tabárez, y el ministro de turismo de Uruguay, Héctor Lescano.
Para describir sus 88 años de vida, Paéz Vilaró debió bucear en su memoria y en los muchos papeles de viaje y otras anotaciones donde fue plasmando su particular forma de ver el mundo. “La posdata es el suspiro final de una confesión que nos habilita a recuperar de nuestra memoria algo que quisimos decir y se nos pasó de largo. Es la chance que se nos abre al terminar una carta para sumarle todo aquello que se escapó de nuestra concentración”, afirmó el artista, desde el “escenario” armado al lado de la piscina. “La vida no es otra cosa que una excusa para encontrar la manera de vivirla. Por eso, recargo las pilas y avanzo hacia el misterio”.
Antes de pedir perdón a los libreros por ocupar anaqueles de sus locales sin ser escritor, y de invitar a los presentes a su tradicional Oda al sol , Páez Vilaró pidió al público que no tomara a Posdata como una despedida, “porque amo la vida, y quiero seguir viviendo”, enfatizó.
Antes de finalizar la presentación, la editora Ana Laura Lissardy, contó que en una de las varias charlas que había tenido con Páez Vilaró, él le contó que en muchos momentos, cuando la inspiración no le fluía, para que volviese, escuchaba la canción Un uomo navigato , del italiano Roberto Vecchioni, a quien no conocía. “Vecchioni lo quiere saludar”, le dijo Lissardy, ni bien terminó de sonar la canción. Y en una pantalla apareció el cantautor hablándole a Páez Vilaró, quien no pudo ocultar su sorpresa y emoción.
No es para menos; este es el hombre que escribió: “`Un día decidí partir por el camino del sol en busca del arte y, si bien éste me rozó, siento que aún no he logrado tocarlo”.
Allí el pintor y gran viajero deja constancia de algunas de las máximas que lo han guiado. Por ejemplo: “No recular nunca, no dejarse vencer por las contrariedades, responder con una sonrisa a las ofensa, enfrentar con optimismo los contrastes, desvestirse de arrogancia, optar por el camino de la humildad, actuar sin aspirar a una medalla’’.
Para darle la bienvenida a este libro, la tradicional construcción blanca y multiforme enclavada en los acantilados de Punta Ballena, se vistió de fiesta. Y a ella concurrieron más de 300 personas, entre amigos, admiradores, turistas curiosos y personalidades de ambas márgenes del Plata, como el escritor Mario “Pacho” O’Donnell, el periodista Enrique Llamas de Madariaga, el técnico de la selección uruguaya de fútbol, Oscar Tabárez, y el ministro de turismo de Uruguay, Héctor Lescano.
Para describir sus 88 años de vida, Paéz Vilaró debió bucear en su memoria y en los muchos papeles de viaje y otras anotaciones donde fue plasmando su particular forma de ver el mundo. “La posdata es el suspiro final de una confesión que nos habilita a recuperar de nuestra memoria algo que quisimos decir y se nos pasó de largo. Es la chance que se nos abre al terminar una carta para sumarle todo aquello que se escapó de nuestra concentración”, afirmó el artista, desde el “escenario” armado al lado de la piscina. “La vida no es otra cosa que una excusa para encontrar la manera de vivirla. Por eso, recargo las pilas y avanzo hacia el misterio”.
Antes de pedir perdón a los libreros por ocupar anaqueles de sus locales sin ser escritor, y de invitar a los presentes a su tradicional Oda al sol , Páez Vilaró pidió al público que no tomara a Posdata como una despedida, “porque amo la vida, y quiero seguir viviendo”, enfatizó.
Antes de finalizar la presentación, la editora Ana Laura Lissardy, contó que en una de las varias charlas que había tenido con Páez Vilaró, él le contó que en muchos momentos, cuando la inspiración no le fluía, para que volviese, escuchaba la canción Un uomo navigato , del italiano Roberto Vecchioni, a quien no conocía. “Vecchioni lo quiere saludar”, le dijo Lissardy, ni bien terminó de sonar la canción. Y en una pantalla apareció el cantautor hablándole a Páez Vilaró, quien no pudo ocultar su sorpresa y emoción.
No es para menos; este es el hombre que escribió: “`Un día decidí partir por el camino del sol en busca del arte y, si bien éste me rozó, siento que aún no he logrado tocarlo”.
Fuente: Revista Ñ Clarín
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