Muralista y dibujante, Jo Johannes realizó su primera muestra de fotografía artística, entre la fauna del mítico KimNovak y la toma directa. OjoxOjo cierra el sábado 14 en Galería P.O.P.A. de La Boca, escenario que varias veces retrató.
Cuando era chico le preguntaron qué deporte quería practicar. Su
madre esperaba una respuesta poco convencional: no fútbol o vóley,
quizá natación o judo. Pero él contestó “dibujo”. Y así empezaron sus
estudios informales de arte. Jo Johannes (Buenos Aires, 1967) no dejó de
dibujar desde entonces ningún día de su vida, aunque cuando tuvo que
encarar su educación formal se decidió por la arquitectura y desde muy
joven desplegó su trabajo en el área de dirección de arte en cine (fue
director de arte de Happy together, la película de Won Kar Wai
rodada en Buenos Aires) y más tarde la dirección de filmes
publicitarios. Un desarrollo natural de su afición por el dibujo derivó
en la pintura, especializándose concretamente en murales, ya fuera por
encargo específico (como el del restaurante Lotus Thai, en Belgrano) o
en paredes que puede tomar por asalto en la calle. Hoy vive en La Boca y
al menos cuatro paredes, incluso la del fondo de su casa, fueron
intervenidas por su pincel.
“Siempre saqué fotos”, dice mientras recorre ahora su muestra OjoxOjo en la Galería P.O.P.A,
de la que es dueño junto a Marcelo Bosco, y que constituye su primera
muestra de fotografía artística. Así es, la muestra da cuenta de esta
afición pero también del nacimiento de la elección de un nuevo soporte
para expresarse artísticamente.
En la sala del fondo, la que
da al patio de la galería, se exhibe la mirada de Johannes como
testimonio de casi cualquier momento de su vida. Así como siempre lo
acompañó un lápiz para dibujar, desde su adolescencia siempre lo
acompañó una cámara. “Tengo guardadas todas las cámara que tuve –cuenta–
desde la Kodak fiesta”. En esa sala más de entrecasa, se exponen las
fotografías sin otra pretensión que no fuese el registro de algún
momento. Allí se puede apreciar un recorrido más o menos reciente de los
hábitats por los que transitó Johannes y por la “fauna” que lo rodea,
siempre extravagante y osada.
EAST VILLAGE. En un baldío de Nueva York, apostó a la toma directa, como estas flores artificiales. |
Entre 2003 y 2009 fue uno de los dueños
del mítico club de la noche KimNovak y parte de los registros pegados en
las paredes dan cuenta de los visitantes de aquella esquina de Godoy
Cruz y Güemes, y de quienes lo siguieron como fans fieles y ahora son
parte de cada inauguración de P.O.P.A.
En la sala del ingreso
Johannes expone los resultados de su nueva elección y también decisión
de vida: adoptar a la fotografía como arte. Las pocas y cuidadas obras
allí expuestas empezaron a cocinarse en un viaje a New York en 2011,
cuando la mirada de Johannes decidió pasar el mero registro atrevido de
la vida atrevida que iba sucediendo y animarse a trasladar el
atrevimiento a los ojos que encuadran y subvierten una realidad
concreta, hasta borrarle esos límites bien concretos impuestos por la
cosa a fotografiar.
De este modo, apenas de distinguen que
son flores recicladas con plásticos de colores vivos tomadas de un
baldío del East Village, varias de las obras expuestas en esta muestra.
Johannes apuesta a la toma directa, esperando la luz exacta que por sí
misma le ofrezca los colores que espera y recorta/manipula el objeto al
que encuadra hasta convertirlo en una mancha de luz y color estallados.
“Me interesa llegar a cierta abstracción con mis fotos”, explica.
El
mismo procedimiento aplica a los edificios de su barrio que hacen de
modelos al resto de las obras expuestas. Los que se encuentra arriba, él
lo pone abajo y si busca el Riachuelo y alguno de los icónicos
edificios que se alzan a su vera, quien mira tardará un rato en
descubrir que hay detrás de la luz, los colores y las formas. Nuevamente
la toma directa, la ausencia de trabajo en Photoshop (se agradece, por
fin, ver otra paleta de colores que se despega claramente de las fotos
artísticas con gamas cromáticas calcadas, productos de la excelencia en
el uso del último software).
En cambio, Johannes con
paciencia imagina su foto y con su cámara se sienta a esperarla, a que
su mirada y la luz precisa –esa que diseñó como un concepto previo–
pueda por fin armarse en la toma y ser digitalizada.
Las
obras que construyen la muestra OjoxOjo fueron, inesperadamente para él,
vendidas casi en su totalidad el día de la inauguración. Parece que no
sólo Johannes eligió la fotografía como nuevo soporte sino que la
fotografía también lo eligió a él.
OjoxOjo
Galería P.O.P.A
Lamadrid 882, La Boca
Martes a sábado de 15 a 20
Entrada gratuita
Hasta el 14 de abril
Fuente: Revista Ñ Clarín
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