Sus personajes del chico pobre y la prostituta no perdieron vigencia
La gran tentación o la gran ilusión. De 1962 |
Llegaron los monstruos, gigantes hechos de cartón, madera, metal y basura. Ellos asustan y se comen a Ramona -prostituta pobre primero, sofisticada después- con sus enormes bocas llenas de dientes filosos creados de chapas oxidadas y clavos. En sus pesadillas, Ramona –el personaje mítico creado por el gran artista Antonio Berni- sueña, cuando se descuida, cuando baja la guardia, que los monstruos la devoran. A su lado, Juanito –el pequeño niño de la villa pobre “pero no el pobre niño”, detalló Berni en su momento- juega en cuadros enormes con sus barriletes, trapos y perros a la vera del Riachuelo contaminado: un riachuelo de brea. Los cuadros están hechos directamente sobre paredes de casillas de la villa, tienen la escala de esas casas. Señores, estos son los dos personajes emblemáticos de Berni y esta es la exposición más grande jamás organizada sobre ellos. Y es impresionante: porque nos muestra a nosotros mismos, la realidad que nos rodea. Y además comprueba que desde los 60 –los años en que Berni creó estas series- muy pocas cosas han cambiado: la situación sólo se profundizó.
Antonio Berni: Juanito y Ramona abre al público este jueves en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Fue co-producida por el Museo de Bellas Artes de Houston (Estados Unidos), espacio donde se exhibió el año pasado.
Ramona en la calle. 1964. |
Y promete ser una muestra histórica: porque trata sobre la historia de nuestros niños y mujeres pobres pero también sobre todas las situaciones marginales, injustas y de pobreza que existen en el mundo. Hay que notar cómo expone esas situaciones ese gran innovador y genio que fue Antonio Berni, completamente reconocido en nuestro país pero una figura a la que todavía le falta conquistar al público mundial. Esta gran exposición –fruto de 3 años de investigaciones- puede ayudar a eso: a situarlo definitivamente en un contexto internacional.
Curada por la puertorriqueña Maricarmen Ramírez –del museo de Houston y una de las más inteligentes y poderosas curadores especializadas en arte latinoamericano- en conjunto con Marcelo Pacheco –ex curador del MALBA- la exposición reúne 150 obras que abarcan la trayectoria de Berni de 1958 a 1978 (casi hasta su muerte, en 1981).
Hay pinturas bidimensionales, los famosos grabados con relieve de Berni, que muestran una técnica innovadora: en la matriz, la base desde la que se hacen los grabados, Berni pegaba directamente trozos de metal, chapas, tuercas; con ellos ganó el Gran Premio de Grabado en la Bienal Internacional de Venecia de 1962 y fue el primer artista argentino en lograr un premio allí.
Hay pinturas bidimensionales, los famosos grabados con relieve de Berni, que muestran una técnica innovadora: en la matriz, la base desde la que se hacen los grabados, Berni pegaba directamente trozos de metal, chapas, tuercas; con ellos ganó el Gran Premio de Grabado en la Bienal Internacional de Venecia de 1962 y fue el primer artista argentino en lograr un premio allí.
Ramona levanta pesas. 1963. |
Hay xilocollages y xilocollages-relieves –aún todavía más innovadores que los anteriores, en ellos Berni armaba la matriz con yeso y esculpía allí con las gubias, para lograr luego en la copia, en el grabado, un efecto volumétrico muy fuerte, prácticamente escultórico. Esto se ve clarísimo en la exposición porque ¡Oh, gran-sorpresa-gran! ¡Se exhiben las matrices originales! También hay presentados ensamblajes y construcciones polimatéricas, como las complejas construcciones de los monstruos.
El mundo prometido a Juanito Laguna. Una obra de 1962 |
Hay que fijarse dos cosas fundamentales en la obra de Berni, relacionadas directamente con la elección de una fuerte temática social. Una es el uso de materiales atípicos (basura, ruedas, chapas) en forma de ensamblaje en sus pinturas y esculturas, que refuerzan el sentido de lo que quiere decir: Pacheco dirá que “el uso del collage y del ensamblado puso aún más en juego el problema de “lo real real”. Y, por otro lado, el especial uso de la narración que hace Berni: él cuenta la historia de sus personajes, los sigue en el tiempo, hace una Figuración Narrativa (algo innovador en los años 60 en pintura).
Desde allí, desde estas historias contadas con metal, raíces, óxido y cartón, Berni criticará el mundo sin ningún pudor, sin ninguna vergüenza, con la fuerza poderosa de todos los materiales existentes a la vista. Con un enorme compromiso social e interior.
Ramona, vida de una prostituta
Uno de los personajes de Antonio Berni.Mercedes Pérez Bergliaffa
Ramona se esforzó por ser costurera pero la plata no le alcanzaba. Entonces la prostitución fue la solución que encontró. Berni la pintó –y sobre todo la retrató en sus maravillosos xilo-collages relieves- momento a momento, mostrando toda su evolución: una Ramona niña, luego convertida en una prostituta burda y más tarde en una más sofisticada y amiga del poder.
Adelantándose a su tiempo, en los 70 el pintor deja señales en los cuadros: cómo se coloca a la mujer en el lugar de una especie de objeto, se le pide que use corpiños X para agrandar sus senos, que sea sexy…
La televisión –muy presente en estas obras de Ramona- será una influencia fuertísima en la construcción de la imagen femenina, y aparecerá siempre muy cerca de las Ramonas, algunas hechas de brillos, otras muy opacas y solitarias, construidas con yeso y papel.
Juanito: el mundo prometido está lejos
Uno de los personajes de Antonio Berni.Juanito (1978). En el conurbano. |
Berni lo pintó en los 60 pero podría haber sido pintado ahora: jugando sentado en medio del barro o en un bote en el Riachuelo.
Juanito –siempre con una cara distinta, Juanito no tiene un rostro específico, Juanito es un arquetipo- mira hacia el cielo y ve pasar una nave. La carrera espacial está comenzando pero para él la realidad es otra: llevarle la comida al mediodía a su padre –laburante de una fábrica-, compartir el pan dulce de Navidad con la familia y los perros dentro de la casilla donde todos convivían; emigrar de la villa con una pequeña bolsa al hombro –todas sus pertenencias-, cuando hiciera falta.
Juanito juega con aviones de juguete y sueña con volar. Lo rodean latas de gaseosas, publicidades prometiendo viajes, playas, relojes, ropa… La sociedad de consumo post-industrial lo rodea: en lo más hondo del conurbano.
Berni usa directamente las chapas de esas publicidades y las atornilla en sus pinturas: con ellas arma al niño, un Juanito pobre, lleno de señales y contradicciones. El mundo prometido queda lejos, muy lejos.
Fuente: clarin.com
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