Homenaje. El curador Alfons Hug convocó al inglés 
Anthony McCall y al alemán Mischa Kuball a rendir tributo a “El Aleph” 
en el Faena Arts Center. El resultado son bellas, gigantescas 
instalaciones de luz.
                
    
Por ANA MARIA BATTISTOZZI
Tal como le había sido indicado, Borges se incomodó frente al 
escalón número 19 que llevaba al oscuro sótano de la casa de Beatriz 
Viterbo en la calle Garay. La promesa de ver el Aleph no le había 
disipado el temor de estar a merced de un loco. Pero a poco de asumido, 
el riesgo le deparó su recompensa: cerró los ojos y al abrirlos tuvo la 
insospechada visión. Vio la pequeña esfera tornasolada, de “casi 
intolerable fulgor que albergaba múltiples espectáculos”. El “populoso 
mar, el alba, la tarde; las muchedumbres de América, una plateada 
telaraña en una negra pirámide, un laberinto roto, e interminables ojos 
escrutándose en él como en un espejo. Todos los “espejos del planeta y 
ninguno que lo reflejara”. Vio en un “traspatio de la calle Soler las 
mismas baldosas que hace treinta años había visto en el zaguán de una 
casa en Fray Bentos, racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de 
agua, convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de 
arena”. Vio todo eso y mucho más en el escaso diámetro de dos o tres 
centímetros que le mostraba en “cada cosa infinitas cosas porque 
claramente la veía desde todos los puntos del universo”.
¿Cómo 
trasladar este caudal de imágenes literarias a un equivalente visual? 
¿Cómo plasmar en una instalación contemporánea esa percepción infinita 
de todos los espacios y todos los tiempos? El desafío asumido por el 
curador alemán Alfons Hug en el Faena Arts Center al convocar al artista
 alemán Mischa Kuball y al inglés Anthony McCall es enorme. Los dos 
artistas, que trabajan con el tiempo y la luz, adaptaron en Buenos Aires
 dos trabajos suyos previos en homenaje al célebre relato de Borges. 
Publicado por primera vez en 1945 en la revista Sur, el Aleph ha sido 
objeto de tantas lecturas e interpretaciones que tornan muy compleja la 
cuestión.
Hace tiempo escuché al cineasta británico Karel Reisz 
afirmar que muy pocas veces un gran relato literario había logrado 
plasmarse en una buena película y que, por el contrario, folletines de 
tono menor habían llegado a transformarse en grandes hitos de la 
historia del cine. La observación viene a cuento por la dificultad que 
reviste la traducción. Aunque en verdad el relato borgeano no estuvo en 
la génesis de ninguna de las dos obras presentadas en Buenos Aires sino 
que su confluencia responde más bien a una idea del curador. Y todavía 
más, al oscurecer los espacios del FAC para hacer lugar a las 
intervenciones de ambos artistas, Alfons Hug no tuvo en mente sólo la 
extraordinaria visión del Aleph sino una tradición más larga de luces y 
sombras, descensos e imágenes proliferantes que remiten tanto a la 
alegoría de la Caverna de Platón, como al “purgatorio de Dante” o al 
propio laberinto de circularidad infinita de Borges. Podría decirse que 
cada uno de los artistas convocados traduce esa genealogía con mayor o 
menor acierto.
La versión de Mischka Kuball es ciertamente la de 
aproximación más problemática. Adaptada al interior del FAC, su obra 
“Space-Speech-Speed” se materializa en varias esferas de espejos, como 
las que producen brillos múltiples en las discos, que dispersan las tres
 palabras que lleva por título, en un espacio que se expande al ritmo de
 un giro que no cesa. Si bien el desplazamiento veloz de las letras 
podría aludir al confesado temor infantil de Borges a que las letras se 
escapen de los libros durante la noche, el recurso para lograrlo, tan 
banalizado por los efectos DJ, disuelve la sutileza que demanda 
cualquier asociación con esa fantasía. 
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| Between You and I. Anthony McCall hizo en el Faena Arts Center una nueva versión de la instalación que presentó en 2006 en la Round Chapel de Londres. | 
El tropiezo quizá radique 
en no advertir que la obra de Kuball se orienta hacia claras 
implicancias de orden político que operan como consignas. Las palabras 
que giran sobre la cabeza del visitante lo sugieren y lo confirma el 
propio artista, aunque el sentido que él le imprime a la obra pueda no 
ser definitivo: “En estos tiempos la gente está recobrando sobre todo el
 espacio público que se encontraba muy controlado por la economía y los 
políticos”, se entusiasma Kuball mostrándose al tanto de los 
conflictivos itinerarios que atravesó nuestro país desde el 75 en 
adelante. En ese sentido pareciera entenderse la fuga incesante de las 
palabras “Space-Speech-Speed” que en su obra, opera como aliento al 
libre accionar democrático. No cabe duda de que la libertad de expresión
 y movimiento de la sociedad es algo que le interesa particularmente. 
Pero cuando se le interroga por la relación de su obra con el Aleph, 
responde que en realidad la adaptación realizada a instancias de Alfons 
Hug para el Faena, (espacio connotado política y socialmente si los hay)
 debiera ser tenida sólo como punto de partida para trabajos ulteriores 
que seguramente incluirán otras áreas que reflejen otros estamentos de 
la sociedad como en otros proyectos suyos. Cabe recordar que una de las 
interpretaciones del Aleph ha vinculado su ubicación en un sótano de un 
barrio del Sur con la particular predilección de Borges por los 
arrabales y las literaturas de culturas periféricas no europeas.
Pero
 volviendo al punto de origen, la intervención de Anthony McCall, una 
adaptación de “Between You and I”, la instalación que realizó en abril 
de 2006 en la Round Chapel de Londres, revela por muchas razones una 
afinidad más estrecha con el relato borgeano. Desde una sensibilidad 
común y la propia experiencia que propone, la obra, situada en el cruce 
entre el cine, la escultura y el dibujo, es una sucesión de delicados 
velos que acogen al espectador. Es cine porque depende de un desarrollo 
temporal y al mismo tiempo es escultura porque articula formas 
tridimensionales que invitan a recorrerla, rodearla o penetrar su 
interior. Por último son dibujos en movimiento que se proyectan con un 
haz de luz del techo al piso. No es una cuestión menor que la pieza 
involucre al cuerpo del espectador, seduciéndolo y asimilándolo como la 
incomodidad primera que impone la visión del Aleph. McCall, cultor de 
prácticas performáticas, fue modelando su pensamiento por la necesidad 
de los registros fílmicos que esas prácticas requerían y que terminaron 
definiendo su adscripción a la vanguardia del cine de los 70. A ese 
momento se remonta su pieza “Line describing a cone”, en la que aparece 
por primera vez la forma escultórica evanescente, como resultado de la 
proyección de la luz. Transcurridos casi cuarenta años –de los cuales 
pasó veinte sin mostrar nada– la levedad de su obra se ha afirmado tanto
 como su rotunda presencia inmaterial. Seguramente allí está la sutil 
conexión con el Aleph.
Anthony McCall básico
Londres, 1946. Artista plástico.
Es reconocido por sus instalaciones de luz sólida –una serie que
 comenzó en 1973 con su obra seminal “Line Describing a Cone”– en la que
 una forma volumétrica de luz proyectada evoluciona en el espacio.  
Ocupando un espacio entre  la escultura, el cine y el dibujo, sus 
trabajos se han exhibido en el Pompidou de París, la Tate de Londres, el
 Whitney y el MoMA de Nueva York, el Museum Moderner Kunst de Viena, y 
el Museo Hirshborn de Washington, entre otros. Anthony McCall vive y 
trabaja en Manhattan.|
Mischa Kuball básico
Düsseldorf, Alemania, 1959. Artista plástico.
Utiliza la luz como medio para explorar el espacio 
arquitectónico y el discurso político y social en sus instalaciones y 
fotografías. En sus proyectos, el espacio público y privado se funden 
hasta volverse indistinguibles, dando lugar a una plataforma para la 
comunicación con el público.  Sus trabajos se exhibieron en Bauhaus 
Dessau, en el Museo Judío de Nueva York, en Berlín, en Tokio y en el 
Centro Pompidou-Metz. Desde 2009, desarrolló una serie de instalaciones 
site specific llamadas “Public Preposition”.  Vive y trabaja en 
Dusseldorf.
Ficha
Anthony McCall / Mischa Kuball
El Aleph
Lugar: Faena Arts Center, Aimé Paine 1169
Fecha: hasta el 28 de octubre
Horario: sábados a lunes, 12 a 19
Entrada: $40; menores de 12, gratis;
estudiantes y jubilados, $ 20; lunes, gratis
Fuente: Revista Ñ Clarín




Fotos 3, 4, 5 y 6: Reuters


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