Miles de visitantes recorrieron la Embajada.
La sede diplomática en el Palacio Ortiz Basualdo abrió sus puertas al
público.
Y en la plaza de Arroyo y Juncal se montó un mercado con
delicias gastronómicas. Habrá actividades durante toda la semana.
Por Romina Smith
En la plaza de Coubertin, en Cerrito entre Arroyo y Juncal,
hubo un punto de encuentro entre los que se acercaron a degustar las
crêpes y los macarons recién comprados en el Marché à la Française (una
pequeña y coqueta feria gastronómica llena de exquisiteces) con los que
formaron una larga fila alrededor de toda la manzana para poder ingresar
a la bellísima Embajada francesa, en su sede de Cerrito al 1300. Y en
la Plaza Francia, frente al Museo de Bellas Artes, casi 200 personas se
sentaron sobre el pasto para compartir un picnic con baguettes y clases
de idioma. Más temprano incluso hubo una multitudinaria bicicleteada
temática desde el Obelisco hasta el Planetario. Desde ayer, y hasta el
próximo domingo, Buenos Aires se viste de azul, blanco y rojo para
celebrar y acercar lo mejor de la cultura francesa a la Ciudad. Los
festejos arrancaron con una multitudinaria visita a la Embajada, en el
Día del Patrimonio Francés, y continuarán toda la semana con una agenda
de más de cien actividades gratuitas vinculadas a la gastronomía,
arquitectura, arte, moda, música y cine de Francia.
Esta es la
tercera vez que Buenos Aires tiende un puente cultural con los galos a
través del slogan Viví Francia. Y la largada de ayer fue bien
tempranera: a las 9.30, todavía con el frío de la primera mañana, más de
3.000 personas salieron a pedalear con globos de los colores de la
bandera francesa atados a sus bicicletas. El evento, organizado por el
programa “Mejor en Bici” del Gobierno porteño, no sólo tuvo los pedales
al tono sino también los premios, que fueron cedidos por las empresas
que auspician las actividades. A las 10 abrieron las puertas del Palacio
Ortiz Basualdo, que es sede de la Embajada de Francia y ayer se
convirtió en lo más convocante de los festejos. Y a esa misma hora
también se sumaron los diez puestos de la feria gastronómica en la plaza
de Coubertin, vecina a la sede diplomática, con todas sus delicias.
Según los organizadores, por el mercadito de exquisiteces pasaron unas
5.000 personas. Y se estima que unas 3.500 pudieron recorrer la sede (el
año pasado habían recibido 3.000 visitantes).
Hilda Erpen fue
una de las miles de personas que aguantaron la larga fila (que llegó a
dar vuelta la manzana) para entrar al palacio, una magnífica
construcción diseñada por el arquitecto francés Paul Pater para la
familia argentina Ortiz Basualdo e inaugurada en 1918. “Llegué hace más
de una hora con mucha curiosidad para ver cómo es la Embajada por
dentro. Mi abuela y mi bisabuela eran francesas y llegaron a Entre Ríos
en tiempos de Justo José de Urquiza”, contó la mujer. Muchos en la larga
fila tenían una historia similar, eran hijos o nietos de inmigrantes, o
tenían una conexión familiar que los acercaba a Francia. Otros se
acercaron por curiosidad. Elvira Tuñón, por ejemplo, comentó que fue
“para ver cómo es un palacio por dentro”. Y Clarisa Clement se acercó
para conocer una Buenos Aires que ya no está: “¿Era la ciudad
aristocrática, no es cierto? Dicen que tiene mezcla de estilos y que a
pesar de su valor casi la demuelen para ensanchar la 9 de Julio”. Fue
una visita excepcional, porque la Embajada francesa sólo abre sus
puertas al público una vez por año para sumarse a las “jornadas europeas
del Patrimonio”, un día en que 49 países europeos abren sus edificios
gubernamentales para que todos puedan disfrutarlos. “Esta es una
oportunidad única. Y vinimos para aprovecharla, con buen humor a pesar
de que llegamos hace dos horas y media”, sumó Hugo Roldán. Cerca suyo,
otras personas hacían colas (pero más cortas) para comprar quesos,
mermeladas y mostazas, entre otros productos, a precios más baratos que
en los comercios. A la tardecita, y a pesar del viento frío, todavía
había gente probando y comprando. El mercado abrió sólo por un día, pero
durante toda la semana habrá un circuito gastronómico francés por
distintos restós. Y para los que quieran comer como en París, pero sin
salir de Buenos Aires.
EL PALACIO
El Palacio Ortiz Basualdo, sede de la Embajada de Francia, fue
construido entre 1912 y 1918 para una familia argentina.
Es obra del arquitecto francés Paul Pater.
En 1925 fue utilizado por el Príncipe de Gales.
Desde 1939 es sede diplomática del Estado francés.
En los 70 corrió peligro cuando se hicieron las obras de ensanchamiento de la 9 de Julio.
La presión de distintos sectores logró salvarlo.
Es obra del arquitecto francés Paul Pater.
En 1925 fue utilizado por el Príncipe de Gales.
Desde 1939 es sede diplomática del Estado francés.
En los 70 corrió peligro cuando se hicieron las obras de ensanchamiento de la 9 de Julio.
La presión de distintos sectores logró salvarlo.
Fuente: clarin.com
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