UN LEGADO ARTÍSTICO
ENRIQUECE AL MUSEO DE ARTE DECORATIVO



Nuevo destino para 45 objetos de gran valor.
La entidad alberga desde ayer piezas del coleccionista Ahumada Seré

Medallas, tinteros y objetos de porcelana del siglo XVIII. / Marcelo Gómez

Péndulos de los siglos XVIII y XIX

Julieta Molina
LA NACIÓN

"Es como si las piezas tuvieran un destino escrito, predestinado", afirma Hugo Pontoriero, curador del Museo Nacional de Arte Decorativo (MNAD), mientras muestra a La Nación los objetos donados por el coleccionista Juan Carlos Ahumada Seré. Habla de unos ciriales realizados en madera tallada del siglo XVIII que María Unzué de Alvear tuvo en su casa, construida por el arquitecto René Sergent, quien casualmente (o no) también creó el encantador edificio que desde 1937 alberga al museo. El legado consiste en 45 piezas elegidas especialmente por el coleccionista para dejar a la casa que tanto amó. Ahumada Seré fundó la Asociación de Amigos del MNAD y durante 45 años -la misma cifra que los objetos donados- trabajó en la entidad. Ubicada temporalmente en la planta baja de la mansión, esta muestra tendrá su lugar permanente en el museo. La valiosa colección incluye piezas como Virgen con niño , una escultura tallada en madera de tilo del siglo XVI; una gran fuente oval en impecable estado, La Fecundidad, realizada en el siglo XVI por Bernard Palissy; una araña rusa del siglo XVIII de cristal de roca y bronce dorado, y una impactante colección de péndulos de relojes de los siglos XVII, XVIII y XIX, entre otros. El museo funciona en la mansión Errázuriz Alvear, construida entre 1911 y 1917, en Libertador 1902. Allí vivió dicha familia hasta 1935, cuando murió Josefina de Alvear y fue adquirida por el Estado. Gracias a la visión del entonces presidente, Agustín P. Justo, es que hoy puede visitarse este edificio histórico. Se conservan los muebles originales y gran parte de la mansión en su estado original, que incluye el baño del Matías Errázuriz Ortúzar y un cuarto Art Déco realizado como regalo de cumpleaños para el hijo, Matías Errázuriz. Algunos cuartos no pueden visitarse porque guardan los objetos del Museo Nacional de Arte Oriental, donde esperan, desde 1965, que la Secretaría de Cultura de la Nación les asigne edificio propio.

Fuente: lanacion.com

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