GARCÍA DEL MOLINO,
EL PINTOR AUTODIDACTA QUE RETRATÓ TODA UNA ÉPOCA

Arte
Un centenar de obras de 18 instituciones confluye en una inusual exhibición en el Museo Isaac Fernández Blanco
Foto de Mariana Cullen
Por María Elena Polack / LA NACIÓN


La identidad porteña de mediados del siglo XIX puede estudiarse con una profusión de obras de distintos historiadores de la época y más modernos. Pero buena parte de sus rostros, de sus miradas, de sus situaciones económicas quedaron plasmadas en la prolífica paleta de Fernando García del Molino.


El pintor chileno que llegó al Río de la Plata en su juventud fue el autor de casi 4000 retratos de distintos tamaños, de los que por lo menos 800 llegaron intactos hasta nuestros días. De esa extensa tarea, casi un centenar se exhibe en estos días en el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco (MIFB), Suipacha 1422, de esta ciudad.
"Fue uno de los retratistas más importantes del período federal y del siglo XIX en esta ciudad. Se sabe que García del Molino tuvo que armar un taller para atender la demanda de retratos de la alta sociedad y que él se dedicaba especialmente a pintar a algunos de los personajes más destacados de la ciudad", explicó a LA NACION el director del MIFB, Jorge Cometti.
La exposición Retratos para un identidad, Fernando García del Molino (1813-1899) tiene varias particularidades, entre las que se destacan el interés y generosidad de muchos museos del país en aportar obra de García del Molino. En total, intervinieron 18 instituciones para desarrollar la muestra que se puede visitar hasta el 1° del mes próximo en el MIFB y a partir de la primavera en el Museo Prilidiano Pueyrredón, de San Isidro.
El porte de Juan Manuel de Rosas, los ojos anhelantes de amor de la joven Felisa Bellido, la difícil cabellera de Josefa Ezcurra o la serena ancianidad de Joaquina López Camelo son apenas algunos de los centenares de retratos que Fernando García del Molino pintó para ellos y que han sobrevivido hasta la actualidad.
Y, desde que se abrió la exhibición en el MIFB, sus autoridades admiten que no sólo han pasado por allí muchos coleccionistas interesados, sino también mucho público que cree o tiene obra de García del Molino y que busca su certificación.
La muestra, patrocinada por la empresa de seguros La Segunda, alberga obras de museos, como el Histórico Provincial de Santa Fe Brigadier General Estanislao López, del Complejo Museográfico Enrique Udaondo, del Histórico de la Ciudad de Buenos Aires Brigadier General Cornelio de Saavedra y del Centro Naval.
Curada por Lía Munilla Lacasa, Gustavo Tudisco, Marcelo Marino y Patricio López Méndez, la exposición implicó un gran trabajo de coordinación entre las instituciones y la puesta en valor de muchas obras. Muchas instituciones dedicaron tiempo imprevisto en sus cronogramas de restauración y mantenimiento para poder prestar obra. El Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural de la Universidad de San Martín tuvo una de las tareas fundamentales: restaurar el retrato de la joven Felisa Bellido.
"García del Molino era autodidacta y la profusión de su obra marca la importancia que le daba la clase alta porteña al retrato, algo que se fue perdiendo con la aparición del daguerrotipo. A diferencia de Prilidiano Pueyrredón que estudió arte en Europa, García del Molino se hizo aquí, solo con la profusión de su trabajo y con los elementos disponibles de aquella época", sostuvo Cometti.
La exhibición incluye objetos que formaron parte de algunas de las pinturas. Por ejemplo: el juego de collar y pulsera de coral, el sahumador , el par de aros, la botella de porcelana y hasta un retazo del vestido que luce Felisa Bellido en su pintura, una de las de mayor tamaño de toda la exposición.
A través de distintos trabajos, se puede ver cómo era la técnica de García del Molino. Cómo dibujaba el personaje por retratar y cómo luego lo plasmaba en la tela.
 
Fuente texto: lanacion.com

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