SOBREVIVIENTES DE LA ERA DE HIELO

Exhiben piezas que tienen hasta 40.000 años de antigüedad. Creen que se usaban para contar historias.


Sin Internet, sin televisión, sin literatura posible, algunas de los primeras personas que habitaron el planeta tenían tiempo de sobra para observar y trabajar.
Hace 40 mil años, por ejemplo, alguien se tomó al menos 400 horas, según el cálculo de investigadores, para tallar el Hombre– León de Hohlenstein Stadel, que pertenece al Museo de Ulm, en Alemania. La pieza fue tallada en un colmillo de mamut y representa una figura con cuerpo humano y cabeza de león. Nuestro artista, dicen los especialistas, además de paciencia, tenía un perfecto conocimiento de sus materiales. El marfil de mamut era muy difícil de tallar, pero quien hizo del Hombre–León sabía que todos los colmillos tienen una cavidad en la pulpa y se aprovechó de eso para trabajar en dos trozos del marfil que se convirtieron en las piernas del Hombre–León. “Esto fue hecho por alguien que no ocupaba su tiempo en la caza y la recolección, al que se le permitió quedarse en casa y hacer cosas como ésta”, dice Jill Cook, curadora de Prehistoria Europea del Museo Británico, sobre una de las piezas–estrella de la muestra Arte de la Edad de Hielo: La llegada de la mente moderna, que mañana se inaugura.
“Este no era el arte por el arte. Obras como el Hombre–León tenían un valor social inmenso. Fueron importantes en la comunicación de ideas dentro de una tribu”, explica a The Guardian Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres.
En la exposición, que podrá verse hasta el 13 de mayo, hay piezas de decenas de museos europeos. Se verán figuras en cerámica y algunos de los retratos figurativos más antiguos del mundo presentados ahora en forma de objetos de arte en lugar de hallazgos arqueológicos. “Al mirar las esculturas y los dibujos más antiguos de Europa vemos lo más profundo de la historia de cómo nuestros cerebros comenzaron a almacenar, transformar y comunicar ideas e imágenes”, se entusiasma Cook.
Se aprecian dos venados cruzando un río en otro colmillo de mamut de por lo menos 13 mil años; una flauta de 40 mil; que demuestra que nuestros antepasados podían expresarse simbólicamente también a través de los sonidos. Otra joya, la figura de cerámica más antigua del mundo: la Venus de Dolní, aparecida en la actual República Checa. Sus grandes pechos y caderas insinúan que es una madre.
La primera parte de la exposición se centra en la “Era del Hielo”, que enfrió el planeta hace 40 mil años y obligó a buena parte de la humanidad a migrar de Africa a Europa, donde se toparon con tribus de los más primitivos Neardentales. La segunda sección se centra en la aparición del arte figurativo por primera vez en Europa.
La última sala, en cambio, reúne obras de artistas modernos como Pablo Picasso, Henry Moore o Henri Matisse, para que el espectador aprecie “las conexiones establecidas a lo largo del tiempo” entre sus obras y las realizadas hace miles de años. Para Cook, esa generación de creadores, igual que los pioneros que se celebran, estaban absolutamente libres de convenciones artísticas.
¿Qué generó semejante estallido artístico hace 40 mil años? “Las condiciones climáticas empujaron a los hombres al límite. Es probable que haya habido más comportamientos rituales, de los que el arte es una manifestación mayor”, aventura Steven Mithen de la Universidad de Readind. Cook no tiene dudas: “(Las piezas) se utilizaban para contar historias y para unir a la gente a través de cuentos. Esa es la verdadera naturaleza del arte”. Cuarenta mil años después el mismo fin sigue vigente.


Fuente:clarin.com

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