TOULOUSE-LAUTREC. “Divan Japonais”. 1893 Litografía color, 80,7 x 61,8.
En ocasiones, algo fundamental pasa inadvertido. Pero cuando se
lo señala y agradecemos la oportunidad de observarlo por primera vez o
de volver a descubrirlo. Es lo que sucede estos días en el Museo
Nacional de Bellas Artes frente a la exposición Papeles modernos. De Toulouse-Lautrec a Picasso –había
sido exhibida en el Malba hace dos años, organizada por ambos museos–
que llama la atención sobre la gran importancia del papel para los
artistas, a través de 86 dibujos y grabados europeos realizados entre
fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo pasado.
La
muestra de Bellas Artes reúne obras de su patrimonio de nombres
fundamentales de la modernidad tales como Pablo Picasso, Georges
Braque, Marc Chagall, Giorgio de Chirico, Henri de Toulouse-Lautrec,
Honoré Daumier, Paul Klee, Henri Matisse, James Ensor, Oskar Kokoschka,
Auguste Rodin, Käthe Kollwitz, Mario Sironi, Daniel Vázquez Díaz,
Manuel Colmeiro Guimaras, entre muchos otros.
Los artistas
modernos utilizaron el papel con libertad para experimentar, resolver
problemas, hacer bocetos, realizar estudios parciales, buscar un tema,
documentar una pieza, efectuar una obra autónoma. Y esta muestra, en la
que prevalecen los trabajos en blanco y negro, destaca los diversos
usos por medio de siete núcleos temáticos: los estudios (bocetos y
esbozos), los desnudos, la figura individual y los grupos, los
retratos, la elocuencia de la imagen (emblemas y alegorías), los
paisajes urbanos, y el papel como medio de difusión.
“El gran compañero de los artistas es el papel”, sintetizó el curador de la muestra, Angel M. Navarro, al recorrer con Ñ
las obras presentes en el pabellón de exposiciones temporarias.
Historiador del arte, Navarro estudió durante varios años buena parte
del patrimonio en papel del museo, que abarca obras desde el siglo XVI
hasta la actualidad. “Interesa mostrar cómo a veces en un papel chiquito
aparecen distintas ideas o aparece una idea que uno después ve en una
obra mayor o que luego se convierte en un grabado”, señaló.
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HONORE DAUMIER. “Les Amateurs d’estampes”. |
Hay
artistas que se encuentran en más de un núcleo. Es el caso de
Toulouse-Lautrec con su singular talento para lograr movimiento con
pocas líneas, de lo cual son claros ejemplos los pequeños dibujos del
Hospital de Saint Louis, en la sección de retratos. Además, apreciaba
las diversas dimensiones del papel, entre ellas el color y la textura,
evidente en las zonas de la imagen sin trazos que son parte de la
composición, como en la litografía “Divan japonais”, uno de sus célebres
afiches. También la poesía moderna hizo del espacio en blanco un lugar
de significación precioso y codiciado para la expresión.
La
litografía –grabado en piedra– posibilitó la reproducción de la imagen a
nivel masivo en diarios y revistas. Daumier, Jean-Louis Forain y
Théophile Alexandre Steinlen, presentes en la sección del papel como
medio de difusión, crearon imágenes sobre la actualidad de su época. En
el caso del primero de ellos hay un dibujo preparatorio –para un
grabado– con un pentimenti, es decir, una corrección del artista que
permite seguir su proceso creativo.
Al avanzar en la muestra la
mirada compara. A la economía de líneas de los retratos de Modigliani y
Matisse se opone la profusión de Ensor. El pequeño paisaje de este
último, “La playa de Ostende”, precipita la observación hacia el
horizonte de la representación donde se observan diminutos trazos. La
fascinación de la mirada se va actualizando durante el recorrido. De
pronto hallamos la sensibilidad de Federico García Lorca en un paisaje
en tinta y, poco después, los grabados de Georges Rouault de la serie Miserere,
que connotan dramatismo y tragedia como consecuencia de la guerra y la
miseria de su tiempo. También la artista alemana Kollwitz tuvo una
visión crítica de la sociedad expresada en dibujos y grabados. Otras
mujeres en la exposición son la española María Blanchard y la francesa
Marie Laurencin.
Picasso está presente en distintas secciones y
con varias técnicas: acuarela, tinta, aguafuerte, litografía y punta
seca. En el núcleo del desnudo se halla uno de sus dibujos y también
trabajos de Rodin en grafito, carbonilla y acuarela, entre otros
importantes artistas.
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AUGUSTE RODIN. “Estudio de desnudo”. |
¿Cuál es la relación entre el trazo y el
estilo? “El dibujo es como la escritura, uno descubre los autores
porque reconoce la manera en que manejan el trazo. En muchos casos uno
puede decir que un artista era zurdo, se nota. Hay una enorme carga
individual en el dibujo y eso es lo que permite distinguir a los
artistas, por supuesto que hay que conocerlos bien”, respondió Navarro.
La
muestra permite, asimismo, repasar la historia de las donaciones de
coleccionistas que nutrieron y enriquecieron el acervo del museo desde
su fundación. En este caso hay obras de cinco de esas donaciones, entre
ellas la de Antonio Santamarina, quien le otorgaba a las obras sobre
papel igual jerarquía que a las pinturas y esculturas. El historiador
del arte Marcelo Pacheco señala en un texto sobre colecciones y
coleccionistas porteños, publicado en el catálogo de la exposición, que
“en las primeras colecciones del siglo XX, en la etapa inicial
1924-1942, fue frecuente el gusto por los papeles (…)”. También hay
varios trabajos del legado de Jorge Larco, quien donó sus 150 piezas al
museo entre pinturas, esculturas y obra sobre papel de artistas
europeos y argentinos. Otro conjunto importante es el de Alfredo
González Garaño y su mujer Marietta Ayerza de González Garaño. Y uno de
los dibujos de Rodin fue donado por Angel Roverano. En tanto, la
colección de Simón Scheimberg fue una de las últimas grandes que
ingresó en la institución y resulta central en la actual exposición.
El
impulso inicial para constituir el patrimonio del museo de obras sobre
papel se debió a su fundador y primer director, Eduardo Schiaffino.
Logró que el Estado nacional comprara, en 1907, la colección de John
Bayley de 600 dibujos de autores desde el Renacimiento hasta el siglo
XIX.
El papel acompaña a los artistas desde el siglo XV y lo
sigue haciendo. En el mundo contemporáneo no sólo lo emplean en dibujos
y grabados, sino también como material para realizar collages,
esculturas, instalaciones, ambientaciones, entre otras manifestaciones
artísticas. ¿A qué se debe el gran interés que sigue despertando? “Acá
nos enfrentamos a una cuestión bien interesante y es que el papel tiene
una calidez que otros medios no poseen. Y muchas veces las obras
virtuales cuando buscan un soporte recurren al papel. Pero también está
su manejabilidad y que sigue siendo muy importante en la formación
académica de los artistas”, estimó Navarro.
FICHA
Papeles modernos. De Toulouse-Lautrec a Picasso
Lugar: MNBA, Av. del Libertador 1473.
Fecha: hasta el 3 de marzo.
Horario: mar a vier, 12:30 a 20:30; Sáb y dom, 9:30 a 20:30.
Entrada: gratis.
Fuente: Revista Ñ Clarín
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