La Fundación Mapfre (Madrid) acoge una de las grandes exposiciones de la temporada: Impresionistas y postimpresionistas. El nacimiento del arte moderno, que presenta, a través de 78 grandes obras maestras del Musée d’Orsay, el desarrollo del final del impresionismo y del postimpresionismo.
Guy Cogeval, presidente de los Museos d´Orsay y de l´Orangerie,
considera que esta exposición "es una bomba; una de las más bellas que
he visto y en la que he participado en mi vida. Presentamos el corazón
de nuestros museos. Lo mejor que tenemos". En esa idea insiste también
Pablo Jiménez Burillo, director del Instituto de Cultura de Fundación
Mapfre, que señala que "es muy difícil concentrar en una muestra un
conjunto de obras de tan altísimo nivel".
Una modernidad más profunda y radical
En enero de 2010, la Fundación Mapfre dedicó una importante
exposición al nacimiento del movimiento impresionista. La que ahora se
presenta muestra lo que ocurrió después de esa gran revolución. En 1886
se celebra la octava y última exposición del grupo impresionista en la
sala de exposiciones del marchante Durand-Ruel. A lo largo de las ocho
míticas exposiciones que había presentado el grupo, la concepción
tradicional de la pintura había saltado por los aires. Los críticos y el
público empezaban a asimilar las novedades estilísticas, y los
impresionistas comenzaban a tener cierto renombre. Así, entre 1886 y
1900 se asiste al desarrollo de una modernidad más profunda y radical.
El impresionismo evoluciona hacia diferentes actitudes pictóricas,
tradicionalmente definidas como postimpresionistas que, en realidad,
amplifican el talante provocador del impresionismo definiendo los
principios estilísticos que abrirán los lenguajes de las vanguardias del
siglo XX.
La muestra se inicia con las primeras series de Monet (Los almiares, Los álamos y Las catedrales) y termina con los trabajos decorativos de Vuillard en los Jardines públicos.
Entre ambos hitos se presentan los trabajos de Renoir en torno a las
bañistas, el desarrollo del neoimpresionismo —con obras de Seurat,
Signac o Pissarro—, el constructivismo de Cézanne, el retrato de los
bajos fondos por parte de Toulouse-Lautrec, la huida de Gauguin y sus
amigos a Bretaña, la creación del grupo de los Nabis con Serusier,
Maurice Denis, Bonnard y Vallotton, y la locura de Van Gogh en Arles.
"Estos artistas nos muestran la belleza en estado puro. Nos ponen
delante de los ojos otra forma de mirar, algo que nos consuela y nos
reconforta. Nos hacen ver que la pintura es bella en sí misma,
independientemente del asunto que represente. Nos hacen sentir el gusto
por la pintura. Estamos ante una auténtica fiesta de la que salimos
contentos, reconfortados y deslumbrados", afirma Jiménez Burillo.
Madrid. Impresionismo y postimpresionismo. Fundación Mapfre.
Del 2 de febrero al 5 de mayo de 2013.
Claude Monet, "Houses of Parliament", |
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